Desidia y burocracia en el Registro Civil

Desidia y burocracia en el Registro Civil

23 Febrero 2013
Hace apenas unos días, en una visita periodística a la sede central del Registro Civil, en 24 de Septiembre al 848, constatamos el deterioro de ese edificio centenario en el que desde los años 60 del siglo pasado se realizan trámites esenciales para la ciudadanía, todos ellos relativos a la identidad de las personas.

El recorrido de periodista y fotógrafa, una calurosa mañana de febrero, no hizo más que constatar los testimonios airados de las miles de personas que a diario concurren a esas instalaciones para realizar trámites impostergables, tales como el DNI y las actas de nacimiento.

Si bien la fachada ha sido pintada recientemente, al ingresar a los distintos salones de este edificio con influencia italianizante con detalles del modernismo catalán, la imagen que se impone es la del deterioro y la desidia. Entre los aspectos más críticos, se destacan la suciedad de los baños y la precariedad del equipamiento de oficinas y área de atención al público, apenas equipada con unas cuantas sillas, insuficientes para contener a tantos visitantes, la mayoría de ellos mamás con sus hijos en edad de lactancia. Sumado a ello, casi no hay carteles de señalización de los trámites. El otro reclamo unánime que recogió LA GACETA en su visita al lugar fue la desorganización para la entrega de turnos: padres y madres que deben madrugar para poder concluir en el día el trámite de obtención del DNI de su hijo.

En su descargo, la flamante directora del Registro Civil le dijo a LA GACETA que muchos de los trámites se pueden hacer ahora por internet en los centros de Documentación Rápida. Sobre ese punto, entendemos que se necesita una campaña de difusión de ese servicio. Con respecto al estado edilicio del Registro Civil, recordó que es un bien protegido por la Ley 7.535 (de patrimonio). En ese caso, sabemos que cualquier proyecto de intervención que toque las estructuras debería ser previamente evaluado por la Comisión de Patrimonio de la Provincia.

Pero, lo que nos preocupa es la ausencia de políticas sostenibles en el tiempo por parte del Estado. Y eso es ostensible en este ejemplo. En el Registro Civil, hace apenas 10 años, en octubre de 2003, una comisión integrada por jóvenes arquitectos e ingenieros de la administración provincial (el Estado), con el asesoramiento del Instituto de Historia de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (UNT) concretaron un ambicioso plan de jerarquización del edificio. Quienes participaron en ese emprendimiento, que se concretó con fondos de la Cooperadora del Registro Civil, recuerdan que se hicieron todos los baños a nuevo, que se construyó un patio y se mejoraron los dos existentes; que se armó un patio ajardinado que hasta incluía un puentecito; que se diseñó iluminación y pintura acordes al estilo del edificio; y que se trasladó la sala de casamientos a la parte posterior del edificio, para garantizar más privacidad que la que ofrecían las salas ubicadas a la entrada.

Llama la atención que ni el Estado (los funcionarios de turno) haya tomado nota de esta rejerarquización, que lleva apenas una década. Es la falta de mantenimiento la que ha llevado al edificio del Registro Civil al estado en el que está. No basta con restaurar un edificio; eso es apenas una situación, nos dicen los expertos en el tema; a partir de ahí, las acciones deben ser continuas, y ello se logra cuando hay una apropiación de ese patrimonio y la voluntad política para sostenerlo. A ojos vista, es lo que no ha sucedido hasta ahora con el edificio del Registro Civil.

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