La violencia se ensaña con las escuelas y sus bienes

La violencia se ensaña con las escuelas y sus bienes

Además de los robos, no se sancionan estos delitos y tampoco hay un plan preventivo.

BARRIO POLICIAL. No se salvó ni el jardín de infantes de la escuela del barrio donde vive personal de seguridad: además de los destrozos, hubo saqueo. LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI (ARCHIVO) BARRIO POLICIAL. No se salvó ni el jardín de infantes de la escuela del barrio donde vive personal de seguridad: además de los destrozos, hubo saqueo. LA GACETA / FOTO DE JUAN PABLO SANCHEZ NOLI (ARCHIVO)

Cuando los antiguos vándalos de la Germania oriental (Escandinavia) llegaban a una aldea, arrasaban con todo, sin importar la vida de las personas. Les quemaban sus casas, sus huertas, sus graneros y hasta sus animales. El sobreviviente se moría exiliado, sin hogar y sin comida. Esa era la intención. Era la devastación, y es lo que muchas víctimas de la delincuencia salvaje de estos tiempos describen después de haber sufrido un saqueo. El Diccionario de la Real Academia Española ofrece otra acepción al término vandalismo y lo vincula a la cultura de una sociedad: Espíritu de destrucción que no respeta cosa alguna, sagrada ni profana. Y se refiere al vándalo como al hombre que comete acciones propias de gente salvaje y desalmada. 
En los últimos años, de acuerdo con los partes policiales, las escuelas han sido blanco del ensañamiento salvaje. Vandalismo desde adentro y desde afuera. 

Lo novedoso es que los saqueos ocurren en estos tiempos en lugares del interior de la provincia donde antes no se daban estos episodios de inseguridad. Tal el caso de la Escuela N° 175, sobre la Ruta 306 a la altura del km. 45, a sólo dos km. de la Villa de Leales. Allí, los delincuentes la tomaron por asalto tres veces. La última vez fue en la víspera del acto escolar del Bicentenario de la Batalla de Tucumán. La comunidad de Las Mercedes quedó en estado de duelo.

"El golpe fue feo, duele. Todo lo que roban pertenece a los chicos. La primera vez, hace dos años, se llevaron siete computadoras, rompieron puertas y hasta defecaron en una de las salas. La policía pudo recuperar algunas cosas. Otro año, nos robaron los pollos del gallinero de la escuela, las pantallas de gas, y las garrafas. Pero esta vez, fueron por más: se llevaron dos computadoras, una garrafa, una fotocopiadora, una TV y el horno pizzero. Nos dejaron sin poder dar de comer a los chicos", contaron los docentes.

No hay serenos ni policías

La noticia del saqueo conmovió a las familias de los 135 alumnos que desayunan, almuerzan y meriendan en la escuela. Los padres contaron que ese mismo día robaron en la escuela de Los Campero, y que el miércoles anterior un grupo de delincuentes entraron a la de Santa Rosa de Leales. "Los delincuentes, aunque vivan en la zona o vengan de otros lados, ven la facilidad de ingresar a una escuela porque saben que no hay serenos ni nadie que custodie el edificio. Y, si la Policía los agarra, saben que a la semana quedarán libres", opinó uno de los profesores más antiguos del establecimiento, quien se excusó por no identificarse por temor a sufrir represalias. Confesó que hay órdenes de no hablar con la prensa. "Eso nos duele más; el ocultamiento, porque es como si no pasara nada; necesitan que los índices de inseguridad bajen", confesó.

El subcomisario de la Regional Sur, Miguel Figueroa, dijo que lo que llama la atención es que antes en esa zona no había robos. "No es gente de aquí. Todos los días recorremos la localidad, y nuestra prioridad son las escuelas", manifestó. También opinó que, tal vez, por estar alejada de la Villa de Leales y tan expuesta sobre la ruta, el local fue "señalado" por los delincuentes. Esto está pasando en varias localidades del interior, alertó Figueroa. Los comisarios y los delegados comunales decidieron reforzar las guardias e incrementar las recorridas en esa zona.

Los docentes opinan que las escuelas que están más alejadas y más a mano de la delincuencia de paso, deberían contar con serenos y un sistema de alarma conectado a las comisarías de la zona.

Más que travesuras

Los hechos vandálicos no tienen como protagonistas sólo a gente sin escrúpulos ajena a la escuela. Muchas veces, se han registrado hechos terribles contra el patrimonio escolar, y sus autores, lamentablemente, son los propios estudiantes. Quizás en otras épocas, se les llamaban travesuras. Estos hechos siempre existieron y no son patrimonio sólo de la juventud actual. Fátima Luciani, madre de tres niños, recordó su paso por el secundario (entre 1991 a 1996), en un colegio privado de Yerba Buena, y dijo que hubo desde roturas de ventanas hasta una explosión en uno de los baños. "Hasta nos llegaron a poner psicólogo; éramos tremendos", acotó. En la Escuela Belgrano, un grupo de padres hizo guardias en diferentes turnos para ayudar. Cristina Carrasco y Yolanda Rojas denunciaron en mayo de 2011 que la escuela era víctima de vandalismo. Contaron que casi todas las noches ingresan los saqueadores por el patio, cual guerreros de Atila, y arrasaban con todo lo que encuentran a su paso. Pero también reconocieron que los propios alumnos se encargan de destruir lo poco que queda en la escuela. Vidrios rotos a pedradas, baños sin puertas, armarios destruidos, aulas destrozadas. Y no hay pared que no sea pintarrajeada en el frente.

"Dentro de las escuelas, los docentes trabajan estos temas con los chicos, con los padres y en la comunidad; estas situaciones exceden al sistema; es un problema de toda la sociedad; muchas escuelas cuentan con alarmas, y tratamos de responder específicamente en cada caso, pero son 1.200 edificios que tenemos que cuidar", dijo Silvia Ojeda, secretaria de Gestión Educativa.

"Las escuelas han recibido mucho equipamiento de primer nivel; quizás sea ése el motivo por el que sufren tantos robos", concluyó.

Casos recurrentes

DICIEMBRE 2007.-
Desconocidos destrozaron el Laboratorio de química y física de la escuela Ricardo Gutiérrez de Villa Urquiza. Se llevaron bienes por valor de $ 5.000. Los equipos eran una donación del Gobierno de la Nación.

Diciembre de 2007.- Dos adolescentes entraron a robar a la Escuela Miguel Lillo, del Barrio El Bosque, ubicada al lado de la Seccional VI. Destrozaron aulas, vidrios y armarios. Fue el tercer robo que se produjo en menos de 10 días. Los otros sucedieron en la Escuela "Ramón Adrián Araujo", de Villa 9 de Julio, y Ricardo Gutiérrez, de Villa Urquiza.

Agosto 2008.- La Escuela 197 San Gabriel, de Famaillá, fue destruida por el fuego tras un robo. Los delincuentes se llevaron -en carretillas- un televisor y una computadora, y prendieron fuego en la sala de la dirección. El incendió se desplazó a las aulas y el edificio quedó destruido por completo. Los maleantes, en la huída tiraron el botín a un canal.

Julio 2008.- Vándalos destrozaron la Escuela Mutual Policial y la del Barrio SEOC: rompieron útiles, armarios y aulas. Los vecinos pidieron más seguridad en la zona durante los fines de semana y los feriados.

Octubre 2009.- Una seguidilla de robos a escuelas rurales del Sur de la provincia alertó a personal policial. La Escuela N° 15 de Pampa Mayo (Simoca); Escuela de Balderrama, en el departamento de Leales. Se llevaron computadoras, televisores, reproductores DVD y equipos de audio. Además, destruyeron la cerca perimetral, puertas de aulas y se llevaron equipos del laboratorio de ciencias.

Mayo y junio 2008 y noviembre 2010. -La Escuela Scalabrini Ortiz sufrió 14 robos y agresiones a la salida de los tres turnos. Los ladrones, luego de perpetrar los ilícitos escapaban hacia un asentamiento cercano, ubicado en Pasaje Paz al 200. Les robaron computadoras, una netbook, equipos de audio, impresoras, y un televisor entre otros elementos.

AGOSTO 2011. - Desvalijaron una escuela para alumnos especiales en Ranchillos, durante la madrugada. Los ladrones se llevaron electrodomésticos, comestibles y utensilios de cocina. No contentos con ello, los delincuentes derramaron en el piso azúcar, yerba, galletas, el contenido de la heladera y leche en polvo. Cortaron el cable de la heladera y dejaron escritos mensajes amenazantes.

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