Historias de miedo y dolor

Historias de miedo y dolor

12 Agosto 2012

- Difícil reinserción.- Melina Anabella camina por las calles-pasillos de La Costanera. Pasa frente a una casa adonde venden "paco". Se cruza con dos chicos. "Son adictos; les cuesta mucho dejar la droga", dice la joven de 17 años. Hace un año dejó de consumir. Hizo tratamiento junto a un grupo religioso en Buenos Aires. Ahora tiene otros motivos para no volver a la droga: la bebé que crece en su panza y que llegará al mundo en diciembre. "Es muy dura la vida aquí. Yo empecé a drogarme a los 10 años. En estas calles, uno vive lo peor: droga, muerte, prostitución", confiesa Melina, que dejó la escuela en primer grado. También sostiene que es muy difícil reinsertarse en la sociedad después de haber sido adicto. "No hay trabajo. Muchos regresan de una internación y como no tienen nada qué hacer vuelven a consumir y a robar otra vez", contó.

- Peligros.- Si Blanca Ledesma se enferma, prefiere quedarse en su casa antes que ir al dispensario. Es que hay que levantarse muy temprano, a las 5 de la mañana, y cruzar el barrio Costanera Norte a esa hora es un peligro. "Los adictos asaltan a los vecinos que salen a trabajar. Hace unos días a una mujer le arrebataron la cartera, la arrastraron varios metros. Los chicos están cada vez peor, se cortan, se lastiman; son muy violentos", señaló Dora Ibáñez, vecina de la zona.

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- "La peor". - "El paco es la peor droga que probé. Me obligaba a consumir cada vez más, vendí todo lo que tenía", cuenta Francisco Villagra (foto). Tiene 18 años y se está recuperando de su adicción. En la Costanera existen lugares que se dedican a cambiar objetos robados por "paco". Estos sitios se multiplicaron ante el aumento del precio de la sustancia en el último año.

- Triste realidad.- Lo que rodea a Elsa Juárez se repite en muchas casas de El Palomar, en Banda del Río Salí: paredes descascaradas y techos que no evitan las lluvias. En el barrio se oyen gritos y disparos de noche. "Cada vez hay más vendedores de drogas. Se vende pasta base diluida con ácido muriático y gasolil. Los transas se paran cerca de las escuelas y les hacen probar a los chicos para que se vuelvan adictos. La policía no hace nada", denuncia . En una vivienda que señala Elsa, hace unos pocos días encontraron muerto a un joven. Según cuenta, el suicidio es un final habitual en los consumidores. En los últimos meses, las madres contaron unas 20 muertes de este tipo. "La abstinencia es muy pesada. Los chicos se desesperan, nadie les da oportunidades", se queja.

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- Apuñalado en un robo.- "Los adictos me robaron de todo". Así arranca la conversación José Ferreira, de 61 años. Es padre de 10 hijos, dos de los cuales tienen problemas con el consumo de drogas. "Ya no se qué hacer. A mi hijo lo apuñalaron mientras robaba en una casa para poder drogarse. No tenemos contención ni hay control policial", protesta.

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