Un fenómeno anclado al de la adolescencia tardía

Un fenómeno anclado al de la adolescencia tardía

María Florencia Varela | Psicólogca

24 Junio 2012
Aunque en la actualidad las parejas sin hijos se encuentran en aumento, creo que en Argentina, y sobre todo en Tucumán, lo que se produce es una postergación de la maternidad, en muchas ocasiones, hasta el límite mismo de la capacidad reproductiva de la mujer. Pero considero que en nuestro país el mandato de la maternidad es aún fuertísimo. Las explicaciones sociales sobre la postergación de la maternidad; o en algunos casos la renuncia a ella, son diversas. Por un lado hay que buscarlas en las expectativas de las mujeres por una mejor posición social, que implican mayores niveles educativos y mejores posiciones laborales. De allí que se postergue la llegada y también se reduzca la cantidad de hijos a tener.

Por otro lado nos encontramos con jóvenes que estiran al máximo la estadía en la casa de sus padres. Aunque debemos reconocer que en la sociedad actual es más difícil tener un trabajo que permita independencia económica, los jóvenes tratan de obtener los mayores beneficios posibles; y el vivir con los padres les permite muchos: poder viajar, ahorrar dinero. En la actualidad, a los 24 años ya no sucede lo mismo que en épocas anteriores, cuando los jóvenes ya estaban independizados. Los procesos de ganar autonomía parecen más lentos, y nos encontramos con una adolescencia que se extiende casi hasta los 30 años.

Como consecuencia nos encontramos con otro factor determinante: se postergó la edad del matrimonio y también la edad en que se da a luz al primer hijo. Además, aumentó la proporción de mujeres que, al final de su vida reproductiva, no han tenido hijos.

Si nos preguntamos si esto está vinculado con todos los niveles socio-económicos, tenemos que decir que se da más frecuentemente en niveles medios/altos y altos. Son personas que encaran el futuro con más fidelidad a la propia voluntad y al proyecto personal. Es decir, las causas son muchas, desde ambiciones profesionales, económicas y laborales hasta cuestiones más personales. Cada persona, cada pareja planea, desea, sueña, proyecta de diferentes maneras cómo quiere vivir, cada uno hace lo que cree mejor, y nadie puede decidir sobre otros ni juzgar sus decisiones. Tener un hijo implica una renuncia, como así también trae el poder conocer el amor más profundo que existe, el que implica amar a alguien más que a uno mismo.

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