Entre Susanita y Mafalda, rompiendo mandatos

Entre Susanita y Mafalda, rompiendo mandatos

Lourdes del Forno | Psicóloga

24 Junio 2012
Los tuyos, los míos, los nuestros... ¿O ninguno? Esta parecería ser la nueva pregunta instalada a partir del nuevo fenómeno social que se incrementa a diario: aquellas parejas que deciden no tener hijos.

El fenómeno de las familias identificadas como DINK (doble ingreso, sin hijos) podría relacionarse con una sociedad de consumo posmoderna, basada en el individualismo y en el placer del consumo. Individualismo no entendido como algo peyorativo, sino como una decisión de ubicarse uno mismo como prioridad, como una elección de vida que rompe con los viejos mandatos de "tendrás un hijo, plantaras un árbol y escribirás un libro... o no serás nada".

Tiempos contradictorios

En estos tiempos, si bien es cierto que se incluye cada vez más a la mujer en el mercado laboral, el rol materno sigue siendo casi exclusividad de ella en sociedades machistas por excelencia. Este factor también colabora a que las mujeres anulen o posterguen su maternidad en pos de la excelencia laboral, elección tan aceptable como cualquier otra.

Aquellas parejas que optan por este estilo de vida sin hijos corroboran de alguna manera la teoría psicológica de que no existe el "instinto" maternal (como algo innato e imposible de negar) sino que es el "amor" materno lo que rige el vínculo de una mujer con su hijo. Amor materno entendido como una construcción subjetiva basada en la historia de vida particular y en el modelo familiar que supimos (o pudimos) heredar.

Una opción cada vez más deliberada

Desde esta óptica, el hecho de decidir no tener hijos es tan respetable como la idea de decidir concebirlos. Por esta razón, la posibilidad de ser lo opuesto al personaje "Susanita", de la tira cómica Mafalda, hoy en día es una opción deliberada entre parejas que deciden invertir en ellos mismos sin la sensación de que esos dos, en algún momento, casi por obligación social y familiar, deberán ser tres, vivir felices y comer perdices... Con muchos hijos, árboles plantados y libros escritos.

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