Un acto entre lo simbólico y lo delictivo

Un acto entre lo simbólico y lo delictivo

07 Diciembre 2011
Por Gabriela Abad - Psicoanalista

Robar en una escuela pública y defecar en la biblioteca no es un acto que resulta indiferente para una sociedad. No necesitamos tener gran sensibilidad para leer en esa acción el desprecio hacia una de las instituciones más valoradas discursivamente por el conjunto social.

Hago hincapié en lo de discursiva porque, más allá de llenarnos la boca defendiendo la educación pública, los hechos a veces dicen lo contrario. Sociedades marcadas por el discurso del mercado cuyos becerros de oro están en los lugares de consumo, la arquitectura de las ciudades habla de esto: shoppings, grandes cadenas de marcas, supermercados. ¿Y las escuelas, las maestras y los libros? Se alojan en lugares cada vez más periféricos. Dejaron de estar revestidos por los ideales sociales.

Las escuelas, las maestras y los libros fueron desalojados del sitio de referencia y ocupan la periferia de nuestras vidas. Será que en última instancia nos? c??? en ellos. Pero más allá de esta lectura o reflexión que un acto vandálico de estas características nos despierta, no debemos confundir y pensar que su autor quiso decirnos algo; por el contrario simplemente ejecuta, y pone de manifiesto, que la escuela perdió su carácter de "intocable en tanto propiedad del pueblo".

Es comparable con un sujeto que mata a su compañera; la sociedad puede leer allí un femicidio, pero él no dio un mensaje, puso la violencia de género en acto. Este caso es igual, el desprecio por la educación y la escuela pública es puesto en acto por estos sujetos, independientemente de la lectura o la crítica que como sociedad nosotros podemos hacernos.

En conclusión, no debemos confundir los mensajes que emite un sujeto para poner de manifiesto su malestar, que son de tipo simbólicos, de una acción violenta que de metafórica no tiene nada, en tanto el daño se lleva a cabo.

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