Por Daniel Fernández
23 Septiembre 2011
HEROICAS ACCIONES. La Fuerza Aérea tuvo su bautismo de fuego en Malvinas. El tucumano Cervera formó parte de aquellas acciones. .
En 1982, el capitán retirado Luis Cervera enfrentó la muerte cuando al mando de un A4-B Skyhawks participó de los ataques letales contra la flota y las tropas inglesas en la Guerra de Malvinas.
A 29 años del conflicto bélico que marcó la relación entre la Argentina e Inglaterra, el ex piloto tucumano vivió un momento especial: cientos de alumnos y autoridades del colegio Lorenzo Massa -de donde egresó en la década del 70- le rindieron un homenaje que lo emocionó hasta las lágrimas.
"Mi expectativa era que iba a estar todo bien si los mantenía callados y quietos", comentó Cervera durante una entrevista con LA GACETA. Y cumplió con su misión, ya que los jóvenes siguieron con atención su relato sobre los combates en la bahía de San Carlos y en el monte Dos Hermanas. Además, al finalizar la exposición lo aplaudieron de pie y le entregaron una plaqueta como reconocimiento.
El encuentro con los alumnos del Massa fue una iniciativa de los hermanos de Cervera (Adrián, Marcelo y Tomás), quienes se encargaron de organizar esa charla y otra en el Colegio de Ingenieros Civiles, donde se registró una gran concurrencia de público. Sus hermanos consideran que Luis merecía un digno homenaje en su tierra natal y el reconocimiento de sus comprovincianos.
El sábado, antes del regreso a Buenos Aires -donde vive-, Cervera se reunió con su familia para compartir un asado de despedida. En un mediodía fresco y lluvioso, hizo un alto en su tarea de asador y recibió a LA GACETA para hablar sobre las numerosas emociones que se llevó de su querido Tucumán.
- ¿Cómo viviste el homenaje que te hicieron?
- Vine (de Banfield) especialmente para el evento que organizaron mis hermanos y lo viví con mucha emoción; reencontrarse con el pasado de uno en esta provincia que tanto quiero es realmente emocionante.
- ¿Cómo fue la charla ante más de 100 chicos del colegio Lorenzo Massa?
- Mi expectativa era que iba a estar todo bien si los mantenía callados y quietos y creo que el objetivo lo logré (sonríe con picardía). Fue un grupo bastante importante y durante la conferencia no voló una mosca. Me pareció que había logrado la atención de ellos. En mis charlas los insto a que, como jóvenes que tienen el privilegio de estudiar, sean conscientes de que en el corto plazo van a formar parte de una clase dirigente en cualquier actividad que desarrollen. Ellos van a ser la futura conducción del país. Creo que un país se forma así: con responsabilidad, con estudio, con capacitación y con buenas intenciones.
- Parece que tu mensaje les llegó, porque al final te despidieron de pie...
- Los comentarios que tengo de la charla son muy buenos y los chicos han quedado muy motivados. Fue darles a conocer una parte de la historia que uno vivió y motivarlos para que estudien y se capaciten y no pierdan el tiempo en esta etapa de su vida.
- También les dijiste que el reclamo por Malvinas se resuelve de una manera diplomática y no por vía de la guerra.
- Estoy convencido de que la forma de recuperar las islas es trabajando. Primero debe estar instalado el tema en la cabeza de todos los argentinos, debemos trabajar como país, pensando en ese objetivo. Políticamente, hay que seducir a los isleños con el tema del comercio, del turismo y otros puntos que pueden surgir de acá a futuro. Los jóvenes deben capacitarse, estudiar y trabajar pensando en ese objetivo a lograr de aquí a 15, 30 o 50 años, pero entendiendo que la única forma de recuperar las Malvinas será de esa manera y evitando volver a un conflicto armado.
- También tuviste una charla con el público en general en el Colegio de Ingenieros Civiles.
- Fue una charla muy linda. Estuve con ex compañeros del secundario, con familiares y con gente interesada sobre el tema que quiso presenciar la exposición. Recibí la sorpresa de que vino un comodoro que vive en Santiago del Estero, con quien compartimos momentos muy agradables durante el evento. Es bueno sentirse reconocido, por lo menos por los comprovincianos que fueron a la conferencia.
- ¿El encuentro superó tus expectativas?
- Sí, totalmente. Antes de viajar estaba tensionado y nervioso, porque no sabía cómo iba a responder a todo esto. Gracias a Dios salió como lo habían planeado mis hermanos.
- ¿A los héroes y caídos de Malvinas se les ha dado el reconocimiento que se merecen?
- Falta mucho para eso. Desde que el mundo es mundo hay guerras. Están los que se capacitan para enfrentar un conflicto armado, pero la ciudadanía no se capacitó para saber cómo tratar al que combatió. El que combatió viene herido, ya sea físicamente o espiritualmente; esa persona debe ser tratada con cierta consideración por lo que le tocó vivir. Nuestro país no supo tratar el tema. Estados Unidos, que es un país que vive gracias a las guerras, tampoco supo tratar a sus combatientes; ni a los que estuvieron en Vietnam, ni a los que estuvieron en el Golfo. El combatiente sigue reclamando lo mismo, sea del país que sea. También el combatiente debe dar un paso adelante, continuar con la vida y no seguir viviendo del pasado. Es doloroso, cuesta y no sirve para mucho. Salvo rescatar la experiencia vivida, para aprender y poder vivir un futuro mejor.
A 29 años del conflicto bélico que marcó la relación entre la Argentina e Inglaterra, el ex piloto tucumano vivió un momento especial: cientos de alumnos y autoridades del colegio Lorenzo Massa -de donde egresó en la década del 70- le rindieron un homenaje que lo emocionó hasta las lágrimas.
"Mi expectativa era que iba a estar todo bien si los mantenía callados y quietos", comentó Cervera durante una entrevista con LA GACETA. Y cumplió con su misión, ya que los jóvenes siguieron con atención su relato sobre los combates en la bahía de San Carlos y en el monte Dos Hermanas. Además, al finalizar la exposición lo aplaudieron de pie y le entregaron una plaqueta como reconocimiento.
El encuentro con los alumnos del Massa fue una iniciativa de los hermanos de Cervera (Adrián, Marcelo y Tomás), quienes se encargaron de organizar esa charla y otra en el Colegio de Ingenieros Civiles, donde se registró una gran concurrencia de público. Sus hermanos consideran que Luis merecía un digno homenaje en su tierra natal y el reconocimiento de sus comprovincianos.
El sábado, antes del regreso a Buenos Aires -donde vive-, Cervera se reunió con su familia para compartir un asado de despedida. En un mediodía fresco y lluvioso, hizo un alto en su tarea de asador y recibió a LA GACETA para hablar sobre las numerosas emociones que se llevó de su querido Tucumán.
- ¿Cómo viviste el homenaje que te hicieron?
- Vine (de Banfield) especialmente para el evento que organizaron mis hermanos y lo viví con mucha emoción; reencontrarse con el pasado de uno en esta provincia que tanto quiero es realmente emocionante.
- ¿Cómo fue la charla ante más de 100 chicos del colegio Lorenzo Massa?
- Mi expectativa era que iba a estar todo bien si los mantenía callados y quietos y creo que el objetivo lo logré (sonríe con picardía). Fue un grupo bastante importante y durante la conferencia no voló una mosca. Me pareció que había logrado la atención de ellos. En mis charlas los insto a que, como jóvenes que tienen el privilegio de estudiar, sean conscientes de que en el corto plazo van a formar parte de una clase dirigente en cualquier actividad que desarrollen. Ellos van a ser la futura conducción del país. Creo que un país se forma así: con responsabilidad, con estudio, con capacitación y con buenas intenciones.
- Parece que tu mensaje les llegó, porque al final te despidieron de pie...
- Los comentarios que tengo de la charla son muy buenos y los chicos han quedado muy motivados. Fue darles a conocer una parte de la historia que uno vivió y motivarlos para que estudien y se capaciten y no pierdan el tiempo en esta etapa de su vida.
- También les dijiste que el reclamo por Malvinas se resuelve de una manera diplomática y no por vía de la guerra.
- Estoy convencido de que la forma de recuperar las islas es trabajando. Primero debe estar instalado el tema en la cabeza de todos los argentinos, debemos trabajar como país, pensando en ese objetivo. Políticamente, hay que seducir a los isleños con el tema del comercio, del turismo y otros puntos que pueden surgir de acá a futuro. Los jóvenes deben capacitarse, estudiar y trabajar pensando en ese objetivo a lograr de aquí a 15, 30 o 50 años, pero entendiendo que la única forma de recuperar las Malvinas será de esa manera y evitando volver a un conflicto armado.
- También tuviste una charla con el público en general en el Colegio de Ingenieros Civiles.
- Fue una charla muy linda. Estuve con ex compañeros del secundario, con familiares y con gente interesada sobre el tema que quiso presenciar la exposición. Recibí la sorpresa de que vino un comodoro que vive en Santiago del Estero, con quien compartimos momentos muy agradables durante el evento. Es bueno sentirse reconocido, por lo menos por los comprovincianos que fueron a la conferencia.
- ¿El encuentro superó tus expectativas?
- Sí, totalmente. Antes de viajar estaba tensionado y nervioso, porque no sabía cómo iba a responder a todo esto. Gracias a Dios salió como lo habían planeado mis hermanos.
- ¿A los héroes y caídos de Malvinas se les ha dado el reconocimiento que se merecen?
- Falta mucho para eso. Desde que el mundo es mundo hay guerras. Están los que se capacitan para enfrentar un conflicto armado, pero la ciudadanía no se capacitó para saber cómo tratar al que combatió. El que combatió viene herido, ya sea físicamente o espiritualmente; esa persona debe ser tratada con cierta consideración por lo que le tocó vivir. Nuestro país no supo tratar el tema. Estados Unidos, que es un país que vive gracias a las guerras, tampoco supo tratar a sus combatientes; ni a los que estuvieron en Vietnam, ni a los que estuvieron en el Golfo. El combatiente sigue reclamando lo mismo, sea del país que sea. También el combatiente debe dar un paso adelante, continuar con la vida y no seguir viviendo del pasado. Es doloroso, cuesta y no sirve para mucho. Salvo rescatar la experiencia vivida, para aprender y poder vivir un futuro mejor.
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