Una nouvelle descentrada, inorgánica y con tintes esotéricos

Una nouvelle descentrada, inorgánica y con tintes esotéricos

08 Mayo 2011
NOUVELLE
EL MÁRMOL
CÉSAR AIRA
(La Bestia Equilátera - Bs. As.)

Con su engañoso aire de divertida desprolijidad, la última "novelita" de César Aira vuelve a radicalizar el panorama literario nacional. El mármol articula una historia lineal, apenas una excusa para continuar el psicodélico mundo airiano. Un desmemoriado sexagenario, ansioso de aventuras, entabla una extraña amistad con un adolescente chino, quien lo llevará por un sinnúmero de peripecias por el barrio de Flores. Impulsado por la improvisación como estrategia narrativa, Aira utiliza la fragmentación de lo cotidiano para así abolir todo rastro de psicologismo y concentrarse, en cambio, en la elasticidad de su trama. Pronto el lector podrá confirmar con qué endiablada soltura el autor desliza su imaginación siguiendo el pulso de los comics y los libros de género, para mantener a la creación en su máximo nivel de radicalidad. Asimismo juguetea con los estereotipos, los reinventa. La veloz liviandad de su prosa impone la invención más allá del lenguaje: lo tensiona. Descentrada, inorgánica, con tintes esotéricos y en ocasiones risible hasta la carcajada, la nouvelle se despliega a través de una lógica rica en digresiones, estructurando así una estética de la imprevisibilidad. 
En la era donde se multiplican las escrituras homogéneas y anodinas, Aira apuesta por una prosa transparente, creando una cadencia, un ritmo único de irresistible juego. Cambiando el curso del argumento casi como la cantidad de páginas que componen la historia, Aira define la novela como sinónimo de libertad. Una feliz libertad que busca incansablemente aniquilar todas nuestras convicciones acerca de la realidad, y por sobre todo, su propia obra. Porque a este escritor hay que valorarlo en su totalidad. Ocurre que Aira, lleva escribiendo desde Las ovejas (1971), un único libro, cuyos capítulos (sus breves novelas que en número ya superan las 60 publicadas), se ramifican siempre hacia delante, inventando las soluciones a sus delirios que se coleccionan como exóticas cajitas chinas, una dentro de otra. 
Al igual que Borges, Aira ha podido crear un mundo ficcional con sus propias leyes, sus propios paradigmas; en otras palabras, forjó un procedimiento autónomo de escritura: una matriz narrativa única e irrepetible.

© LA GACETA

Augusto Munaro

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