Ataque a una libertad estratégica

Ataque a una libertad estratégica

La libertad de prensa ocupa un lugar privilegiado dentro de nuestra Constitución. Sin esa libertad, que es la que permite a los ciudadanos informarse sobre la gestión de gobierno y participar fundadamente en la elección de sus representantes, no hay una auténtica democracia. Ese presupuesto democrático fue vulnerado ayer en Córdoba, cuando la mayor parte de los diarios que se leen en la provincia no llegó a sus destinatarios.

Los bloqueos que afectaron a diarios en los últimos cuatro meses configuran el último capítulo de un oscuro panorama para la libertad de expresión en la Argentina. En los últimos días, el oficialismo pasó del silencio a negar que los ataques vulneraran la libertad de prensa y, finalmente, a un rechazo retórico a los bloqueos sin asumir el compromiso de evitar que se vuelvan a producir. La pasividad policial, la impunidad y la inacción y la ambigüedad del discurso gubernamentales abonan el terreno para que estos atropellos se extiendan. La Justicia ha prohibido la obstrucción de los diarios, subordinando el derecho a manifestarse al derecho de los ciudadanos a informarse, amparando de ese modo el rol institucional y estratégico que nuestra Constitución le otorga a la libertad de prensa. Un gobierno que no acata los fallos judiciales y que no vela por el ejercicio de los derechos ciudadanos está fracturando al régimen republicano y dejando indefensos a sus representados. Cientos de miles de cordobeses no pudieron informarse ayer a través de los medios con que lo hacen habitualmente y una empresa periodística independiente sufrió pérdidas millonarias. Cuando se levantan diques dentro de los canales informativos y se amenaza la autonomía económica que posibilita la independencia editorial, los ciudadanos podemos perder la posibilidad de "saber de qué se trata" a través de los medios que pueden financiar equipos periodísticos sólidos sin depender de una pauta oficial que transforma al periodismo en propaganda.

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