Qué sale hoy

Qué sale hoy

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Nos adentremos en el limbo de los muertos, en su ciudad en miniatura. Para hoy recomiendo unas horas en el Cementerio del Oeste.
Puedo asegurarles, ésta visita será placentera, didáctica, relajante, cargada de anécdotas? y un poco morbosa. Para que la recorrida sea más disfrutable hay que levantar la cabeza y devolver la mirada a los ángeles y cúpulas que nos rodean (recomiendo el ángel de Soldati, que nos recibe cerca de la entrada; el de Wenceslao Posse, con guirnalda de flores y cabizbajo y el de Salvigni, que trompeta en mano y sonriente parece invitarnos al cielo).
Si hablamos de memoria, casi todos los nombres "de libro" de nuestra tierra están tallados en sus piedras: filósofos como Alberto Rougés, industriales como Clodomiro Hileret y su socio Rodrigué, gobernadores competentes como Lucas Córdoba, artistas como Lola Mora, héroes del aire como Benjamín Matienzo.
También el recorrido es la mejor colección de esculturas que conozco en Tucumán: desde la plaza de enfrente el mármol más famoso de Villarrubia Norri mira la casa de los muertos. Cafferata hizo la de Ignacio Colombres y Fioravanti con su aire modernista, la de Raúl Colombres. En materia de relieves, llaman la atención una pequeña vista ¿de Tucumán? en el mausoleo de Rosenwald y los cantos al progreso y la caridad en el de Alfredo Guzman. Son llamativos los complicados monumentos que se alzaron para el Dr Vicente García y para la familia Heller que, vecinos y casi gemelos parecen ser un caso de competencia funeraria.
Mi favorita es una niña (de mármol, claro) que camina en un jardín casi escondido, unos metros antes de llegar a la tumba de Lucas Córdoba. No tiene ningún nombre ni referencia. Nadie sabe quien es. Mejor así.
No podemos dejar de tener en cuenta que caminar entre los pinos y sentarse en esos bancos ennegrecidos por una irredenta humedad tucumana, es un ejercicio no sólo de curiosidad; dependerá el ánimo y la hora, puede ser un llamado de introspección abismal.
De niño me gustaba jugar entre las tumbas y asomarme en dentro de los mausoleos, tentando mis propios miedos, mirando de reojo gatos y sombras.
Nadie habla de su muerte, mucho menos de sus muertos ¿vamos al cementerio? 
(Visitas guiadas solicitarlas al 4239858, o, lo mejor que les podría pasar, recurrir al señor Joaquín Suárez de la Administración del cementerio, se conoce el anecdotario completo. De última, pedir el plano que imprimió la municipalidad hace un par de años, una excelente ayuda si no pidieron guía) 

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