"Hay que reconocer que la droga está instalada"

"Hay que reconocer que la droga está instalada"

El arzobispo Villalba presidió la misa en honor a la Virgen de la Merced y en su homilía se refirió al flagelo de las adicciones en Tucumán. El prelado relató que recogió el testimonio de muchas familias de la arquidiócesis cuyos hijos están atrapados por las drogas. Reclamó políticas de Estado para combatir la comercialización y el consumo de estupefacientes. La procesión y la celebración de la Eucaristía fueron multitudinarias.

PATRIA Y FE. Agitando banderas argentinas, miles de devotos saludaron el paso de la Virgen. LA GACETA / FOTOS DE HECTOR PERALTA Y JUAN PABLO SANCHEZ NOLI PATRIA Y FE. Agitando banderas argentinas, miles de devotos saludaron el paso de la Virgen. LA GACETA / FOTOS DE HECTOR PERALTA Y JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
25 Septiembre 2010
Los criollos de Manuel Belgrano parecían más cerca de la zozobra que de la victoria aquel 24 de septiembre de 1812. Fueron a la batalla en franca desventaja, pero con la ayuda de una nunca tan oportuna tormenta de arena, y de una todavía más curiosa y legendaria invasión de langostas, vencieron a las fuerzas realistas en Campo de las Carreras: el milagroso desenlace fue adjudicado a la intervención de la Virgen de la Merced, desde entonces Generala del Ejército Argentino. En 2010, es la batalla contra la droga la que parece estar perdiéndose, según el arzobispo Héctor Luis Villalba, que reclamó una política de Estado para la lucha contra las adicciones. "Debemos reconocer que la droga está instalada entre nosotros", exhortó ayer monseñor.
En su prédica, el prelado invocó la potestad para liberar, consolar y proteger a los cautivos atribuida a Nuestra Señora de las Mercedes (creencia surgida en el siglo XIII, cuando musulmanes y piratas sarracenos se cansaban de apresar a los cristianos que encontraban en el Mar Mediterráneo). "En mis recorridos por la arquidiócesis recojo el eco doloroso de muchas familias cuyos hijos quedaron atrapados por los efectos de la droga, y sus secuelas de muerte y destrucción", manifestó Villalba en la misa celebrada en la Plaza Independencia, que, de acuerdo con fuentes policiales, congregó a alrededor de 4.000 fieles (todos los agentes consultados coincidieron en destacar que la convocatoria había sido menos multitudinaria que en años anteriores).
La fiesta había comenzado justamente en la plaza dedicada al creador de la Bandera. Entre aplausos y vítores, la imagen de la Virgen Generala fue colocada delante de la estatua de Belgrano a las 17 en punto (como estaba previsto). Luis Yanicelli, presidente del Instituto Belgraniano y orador del acto, felicitó a Villalba por sus bodas de oro y recordó a la ciudad de 1812 como un simple villorrio de 4.000 habitantes que nunca había conocido la guerra. "Sin embargo, la Batalla de Tucumán le permitió ser reconocida como sepulcro de la tiranía", afirmó.
Tras el discurso, las autoridades cívicas, religiosas y militares depositaron sucesivamente cuatro coronas de flores a los pies del prócer y el homenaje concluyó con un saludo militar que recibió el legislador Armando Cortalezzi (PJ), a cargo del Poder Ejecutivo (por la ausencia del gobernador y el presidente de la Legislatura). Todos -incluido Esteban Bullrich, ministro de Educación porteño que vino a la provincia en la comitiva de Mauricio Macri (PRO)- partieron en procesión hasta la Plaza Independencia. Antes de retirarse, Cortalezzi calificó de correcta la participación del Estado en la fiesta de Nuestra Señora de la Merced y añadió: "siempre hay que acompañar a la Virgen, a la que tenemos que agradecerle que nos siga ayudando".

El milagro del sol
Un magnífico atardecer bendijo la caminata entre plaza y plaza. El sol -esquivo durante la mañana- iluminó las sotanas blancas de los seminaristas y sacerdotes que precedieron en la marcha de la imagen de la patrona. Muchos fieles siguieron el espectáculo desde balcones y zaguanes tal y como manda la costumbre desde hace 198 años.

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