El verdadero rostro de Monteagudo

El verdadero rostro de Monteagudo

Superchería de Pelliza difundida hasta la actualidad. Por Carlos Páez de la Torre (h). - Redacción LA GACETA.

BERNARDO DE MONTEAGUDO. El único retrato auténtico del célebre patriota tucumano, amigo de San Martín y de Bolívar. LA GACETA / ARCHIVO BERNARDO DE MONTEAGUDO. El único retrato auténtico del célebre patriota tucumano, amigo de San Martín y de Bolívar. LA GACETA / ARCHIVO
20 Noviembre 2009
Como se sabe, el tucumano Bernardo de Monteagudo (1789-1825) es uno de los próceres de la Independencia argentina. Pero los retratos que lo representan en los grabados y estatuas son apócrifos. Ya hace largo tiempo que un historiador de Tucumán, el doctor Estratón J. Lizondo (1914-1998) publicó el rostro auténtico de Monteagudo, que nada tiene que ver con el que se difunde.
El prócer se hizo retratar en Panamá, mientras esperaba entrar en contacto con Bolívar. El cuadro fue llevado luego a Lima. Allí el pintor V.S. Noroña "hizo una hermosa copia" al óleo, en 1876, de 54 por 81 cm. Fue adquirida luego por un militar peruano, el coronel Bernaldes, quien se la obsequió en 1926 al historiador tucumano doctor Manuel Lizondo Borda. Después del fallecimiento de éste, en 1966, ignoramos el destino posterior de la pintura.
Antes de publicar su biografía "Monteagudo, el pasionario de la libertad. Su vida y sus obras" (Tucumán, 1943), el doctor Estratón J. Lizondo tomó una fotografía del retrato. La insertó en su libro, con las observaciones que sintetizamos en esta nota. Dado lo primitivo de las impresiones locales de 1943, la reproducción no es muy clara; pero de todos modos, muestra una efigie de Monteagudo absolutamente distinta a la corriente.
El doctor Lizondo narra el origen del retrato apócrifo. La superchería fue obra del historiador Mariano Pelliza. Alguien le dijo que Monteagudo era parecido al prócer chileno Bernardo Vera y Pintado. Entonces, pidió al dibujante Henri Stein que practicara algunas modificaciones en la efigie de aquel, y en 1880 publicó el falso Monteagudo, que desde entonces se repitió profusamente en todos lados. A fines del siglo XIX, el historiador boliviano Gabriel René Moreno denunció la adulteración. Su testimonio fue corroborado por Mariano Billinghurst, quien aseguró que esa efigie "en nada se parecía" al Monteagudo que él conoció. Sería deseable que alguien rastreara el destino del retrato que poseyó Lizondo Borda, para obtener una buena copia.

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