13 Septiembre 2009
ALEGATO. "Como mirar el sol tras el vestido" surgió de un hecho real. LA GACETA / ARCHIVO
"Prefiero sentirme más simple, prefiero seguir aguzando la mirada del ojo del halcón a que tener que preguntarme cuántos grados de 'salud mental' me quedan en las alforjas, aún a sabiendas de que hay bastante por recorrer de este camino. Lo demás, lo dejo en manos de los analistas, o de los críticos", afirma Mario Costello, autor de "Como mirar el sol tras el vestido", entre otras piezas.
Alude de esa manera a las teorías sobre el impulso creador, la locura y el paso de la realidad a la ficción en el arte.
Costello ve a los escritores como cazadores de imágenes, olores y sensaciones, buceadores de sus detalles y seres comprometidos con alguna causa. "Nos embarramos hasta la médula con alguna experiencia de vida, llevamos al extremo alguna sensación, poniendo en riesgo la salud, incluso, o tensando más la soga, experimentando, atrapando miradas, hechos fortuitos y sintonizando y afinando la escucha", explica.
El, dice, juega mucho, y no concibe otra manera de crear que "desde el corazón y la intuición más que desde la razón".
Prejuicios y fantasías
Sobre "Cómo mirar....", Costello asegura que surgió tras haberse cruzado con un travesti que corría desesperado, ensangrentado, con los zapatos en las manos. "Esa imagen estuvo persiguiéndome hasta que decidí dejar que se potenciara. La uní con algo de investigación sobre el tema, entrevisté a algunas personas en estado de prostitución, fui 'robando' anécdotas, inventé situaciones, escuché las más diversas opiniones y fantasías, y conecté todo con un genuino sentimiento. Algo más cercano al dolor, un dolor verdadero, que a nuestro propio prejuicio o el fantaseo sobre el tema", agrega. Así surgió la obra "Como mirar...", que narra la relación de una prostituta y de un travesti que, un día, comienza a sentir en secreto un sentimiento que sobrepasa a la amistad. "Con esto, creo, ayudo a dignificar pequeñas historias de vida, pequeños hechos; dignificándome a mí mismo", concluye Costello.
Alude de esa manera a las teorías sobre el impulso creador, la locura y el paso de la realidad a la ficción en el arte.
Costello ve a los escritores como cazadores de imágenes, olores y sensaciones, buceadores de sus detalles y seres comprometidos con alguna causa. "Nos embarramos hasta la médula con alguna experiencia de vida, llevamos al extremo alguna sensación, poniendo en riesgo la salud, incluso, o tensando más la soga, experimentando, atrapando miradas, hechos fortuitos y sintonizando y afinando la escucha", explica.
El, dice, juega mucho, y no concibe otra manera de crear que "desde el corazón y la intuición más que desde la razón".
Prejuicios y fantasías
Sobre "Cómo mirar....", Costello asegura que surgió tras haberse cruzado con un travesti que corría desesperado, ensangrentado, con los zapatos en las manos. "Esa imagen estuvo persiguiéndome hasta que decidí dejar que se potenciara. La uní con algo de investigación sobre el tema, entrevisté a algunas personas en estado de prostitución, fui 'robando' anécdotas, inventé situaciones, escuché las más diversas opiniones y fantasías, y conecté todo con un genuino sentimiento. Algo más cercano al dolor, un dolor verdadero, que a nuestro propio prejuicio o el fantaseo sobre el tema", agrega. Así surgió la obra "Como mirar...", que narra la relación de una prostituta y de un travesti que, un día, comienza a sentir en secreto un sentimiento que sobrepasa a la amistad. "Con esto, creo, ayudo a dignificar pequeñas historias de vida, pequeños hechos; dignificándome a mí mismo", concluye Costello.
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