07 Septiembre 2008
DESDE UN MIRADOR DEL CAMINO A SAN JAVIER. En mayo, la ciudad se veía con nitidez. A principios de mes, da la impresión de haber desaparecido. LA GACETA / IMAGEN DE VIDEO/ JOSE INESTA
La contaminación del aire, que provocan las emanaciones de las chimeneas de los ingenios y la quema de cañaverales, se suma al polvo en suspensión que genera la falta de lluvias y transforma la ciudad. Los colores vivos se van haciendo grises; la visibilidad disminuye a menos de dos kilómetros y hasta el acto humano más natural -respirar- se vuelve dificultoso. La versión digital de LA GACETA realizó una producción especial multimedia que permite observar cómo la atmósfera es diáfana en mayo y opaca en setiembre. Las consecuencias se reflejan en problemas de salud en los ojos, en la piel y en las vías respiratorias. Pese a los anuncios y promesas oficiales, es muy poco lo que se ha hecho para frenar la contaminación ambiental.
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