Los antihéroes tienen su historia en el teatro

Los antihéroes tienen su historia en el teatro

Por Juan Tríbulo-Actor, docente

25 Mayo 2008
El teatro, en general, ha contado historias de antihéroes. Los antecedentes de los antihéroes que protagonizan "Mate amargo con bizcochuelo dulce", de Leonardo Goloboff, que interpretábamos con Alfredo Fénik al comienzo de esta temporada, pueden encontrarse en innumerables ejemplos de la dramaturgia nacional. Paradigmáticos podrían ser el Julián de "Los días de Julián Bisbal", de Roberto Cossa, o el Néstor Vignale de "La fiaca", escrita por Ricardo Talesnik, que marcaron un punto de inflexión en el teatro argentino de los años sesenta. Los dos son personajes absolutamente comunes, de clase media, atormentados por la rutina de un trabajo que no les satiface y la frustración de sueños personales. Julián, durante un día, transita entre su mujer, sus padres, sus compañeros de trabajo, sus ex compañeros de estudios secundarios y una novia anterior en busca de paliativos a la "angustia de los 30 años", que acaba de cumplir. Néstor, en cambio, consciente de ser un prisionero del sistema, emprende una revolución... ¡individual! Se declara en estado de fiaca, escandalizando a su familia y movilizando a sus compañeros de oficina; sólo para terminar claudicando ante la mitad de un sandwich que lo espera en el escritorio de la empresa donde es un simple engranaje más.

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