El teatro se quedó sin héroes

El teatro se quedó sin héroes

Mientras en el cine los héroes brillan y convocan a multitudes (la última película de Indiana Jones rompe récords de taquilla y se aguarda la llegada de Batman, Superman y Hulk), en la escena tucumana los protagonistas son personas comunes, sin ningún tipo de talento o poder especial.

EN ESCENA. Juan Tríbulo y Alfredo Fénik encarnan a dos perdedores en “Mate amargo con bizcochuelo dulce”. EN ESCENA. Juan Tríbulo y Alfredo Fénik encarnan a dos perdedores en “Mate amargo con bizcochuelo dulce”.
25 Mayo 2008
Los héroes reinan en el cine; los antihéroes, en el teatro. Y no es sólo un decir. Basta ver la avalancha de películas sobre superhéroes que llegan a las salas tucumanas para ratificar esta afirmación. El teatro, en cambio, tiene otra realidad.
Eso es lo que piensa el actor Alfredo Fénik, que protagonizó recientemente junto a Juan Tríbulo, la pieza de Leonardo Goloboff "Mate amargo con bizcochuelo dulce (como el que hacía la bove)". En diálogo con LA GACETA, Fénik señaló que el teatro siempre fue un reflejo de la realidad.

- ¿El teatro perdió a sus héroes?
- Aristóteles decía que la tragedia trataba a los hombres mejores de lo que son y que la comedia los ubicaba en un nivel inferior al que tienen. Los mejores eran superhombres, héroes que encarnaban a dioses. La mitología habla de ellos como modelos que deben servir de inspiración y de los personajes de las comedias como escarnio de vicios, delitos o excesos.

- ¿Por qué sucede esto?
- La evolución del teatro, ya en el Renacimiento, fue borrando las diferencias entre tragedia y comedia, entre superhombres y seres humanos corrientes. Porque la necesidad de verdad y realidad, alivio y esperanza, del aquí y ahora, hizo que los autores dramáticos se fueran acercando gradualmente a la condición humana como hoy la conocemos y vivimos.

- ¿Cómo es un héroe?
-En el enunciado de su primera pregunta encontraríamos una buena respuesta quitándole los signos de interrogación. El teatro moderno o actual no juzga conductas extraordinarias, esfuerzos superlativos, dones inconmensurables sino que bucea en la estructura de nuestros contemporáneos. No estaría demás decir que paralelamente, los héroes siguen desfilando por los escenarios, especialmente por las pantallas de los cines, sobre todo los ya conocidos a lo largo de la historia.

- ¿Se puede ser un héroe en el teatro cuando se es un perdedor?
- Y por su pregunta también aquí usted le otorga, legítimamente, la universalidad que nos abarca a todos. Es decir, esa talla de perdedores que somos en tantas cosas, de seres carecientes que jamás podremos alcanzar lo que íntimamente deseamos y que a tantos, para lograrlo, nos impulsa hacia la religión, la política, el deporte y el arte.

- ¿Cuáles son los héroes tucumanos?
- Todos los que habitamos su suelo. El héroe de los viejos tiempos se ha transformado en protagonista conflictuado. Y cuánto más defectos tenga, más equívoca será su conducta. O quizá, cuanto más daño nos haga mayor alimento brindará a los dramaturgos para inquirir algo que en lo profundo no creo que pueda encontrar.

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