Proponen que se desarticule a las pandillas y se propicie el diálogo

Proponen que se desarticule a las pandillas y se propicie el diálogo

Alumnos de colegios céntricos consideran que las autoridades de cada establecimiento deben poner mayor atención a las actitudes agresivas de ciertos grupos y no dejar impunes los hechos de violencia.

PELEAS. La violencia física está precedida de la agresividad verbal. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI PELEAS. La violencia física está precedida de la agresividad verbal. LA GACETA / JUAN PABLO SANCHEZ NOLI
13 Abril 2008
Un grupo de adolescentes, alumnos de colegios céntricos, opinó que para resolver el problema de la violencia hay que adoptar dos clases de acciones. Por un lado, propiciar el diálogo entre los jóvenes, con una mayor participación de los docentes. Por otra parte, propusieron que se desarticulen los grupos de chicos agresivos que accionan a su antojo. Coincidieron en que hay pequeñas pandillas, no sólo de varones, sino también de chicas muy belicosas. Y dijeron que la mayor parte de los conflictos se producen por celos. La violencia física está precedida de una destructiva agresividad verbal.
“Se debería hablar más, para entendernos. Si yo tengo un problema con una compañera prefiero decírselo, porque si hablo mal de ella delante de otras personas, el problema se va a hacer cada vez más grande. Los tutores deberían intervenir para que haya más diálogo”, afirmó Natalia (17), alumna de un colegio privado.
Silvana (17), otra estudiante del mismo curso, contó que un día hubo un problema y la profesora de tutoría intentó arreglar las cosas. “Hicimos un careo total. Quedamos todos de amigos, pero solamente en apariencia. Después continuaron los conflictos”, dijo.
Las adolescentes consideran que el accionar agresivo de las pandillas resulta evidente en el colegio y que su comportamiento debería ser controlado más de cerca por las autoridades.
“Hay un grupo de chicas que a mí me insulta, me dice palabrotas, y me amenaza con esperarme en la parada del colectivo para golpearme -mencionó Silvana-. No sé por qué lo hacen. Yo salía con el hermano de una de ellas, pero no entiendo la causa de su odio. Hasta firma en el metroflog (weblog de internet) insultándome. Hizo correr la versión de que yo le quitaba el novio. En realidad, no era su novio sino un chico que a ella le gustaba y al que yo no he mirado nunca”.
Según dijeron las jóvenes, tres chicas de este mismo grupo patotearon a una compañera el año pasado. “La agarraron de los pelos, la arañaron, le dieron una trompada en la cara y la patearon. Todo sucedió en un aula, pero no sancionaron a nadie -contaron-. No hubo ni siquiera un llamado de atención. Dicen que los padres son amigos del rector del colegio”.
Las enemistades surgidas en el colegio se prolongan en las fiestas y en los boliches. Terminan involucrando a otros jóvenes ajenos al ámbito escolar, que actúan como aliados de una u otra facción.
“Cuando se cruzan conmigo en una fiesta, les dicen a las amigas: ‘Mirá, esa es’. Y las otras también me empiezan a insultar”, dijo Silvana.
A menudo, las rivalidades entre colegios también derivan en hechos de violencia. En ocasiones, se encuentran grupos o pandillas de los establecimientos ubicados en la zona céntrica.
Ruth (18) recordó que el año pasado hubo un grave incidente, cuando uno de sus compañeros se encontró en la con un grupo del colegio Norte Argentino y recibió una paliza. “Le pegaron feo. Fue a causa de algo que había sucedido con la novia de uno de ellos”, dijo.
Por otra parte, una joven que cambió de establecimiento notó una gran diferencia porque asegura que en su nuevo colegio no hay tanta agresividad como en el anterior. Ahora se siente contenida por las autoridades de la escuela.
“En mi colegio anterior se generaban enemistades por cualquier cosa. Debería haber más comunicación y compañerismo. Cuando tuvimos problemas fuimos a hablar con el rector, con los tutores, pero no hubo ningún resultado -lamentó Lourdes (18)-. Al rector pocas veces se lo veía. En una época tuvimos un preceptor que cuando íbamos a consultarlo nos decía que no era asunto de él. En este nuevo colegio, en cambio, tenemos una directora muy buena. Ante el mínimo problema, si lo hablamos con ella, lo soluciona y trata de que estemos todos bien. También los alumnos tratamos de poner lo mejor de nuestra parte”.

Ocho causas de la violencia

1 - La violencia se genera en el hogar y se refleja en la escuela. Influye el componente social; es decir, la desocupación, la marginación, la pobreza y la miseria del grupo familiar.

2 - La crisis de autoridad. Los padres no les ponen límites a los chicos. Se ha perdido el respeto por los maestros.

3 - Cuestión de disciplina: se dice que la escuela conserva una estructura autoritaria. El autoritarismo o maltrato verbal de docentes hacia los alumnos. Se sanciona, en lugar de buscar la reflexión.

4 - La incomunicación en el hogar entre padres e hijos, que se traslada a la escuela. Como no hay diálogo se pasa directamente a la acción.

5 - La falta de capacitación, de actualización y de vocación de los docentes. Los salarios magros y la falta de estímulos.

6 - Las manifestaciones de violencia se perciben en distintos ámbitos de la sociedad e influyen en la conducta de los chicos.

7 - La ausencia de modelos o la falta de promoción de aquellos que sí lo son.

8 - La escasa contención en las escuelas de los chicos con problemas; carecen de un espacio para ser escuchados.

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