Es casi imposible superar las tremendas secuelas

Es casi imposible superar las tremendas secuelas

Una mujer y sus dos hijos perdieron a cuatro parientes en el suceso.

RECUERDO. En una placa grabaron los nombres de los muertos. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL RECUERDO. En una placa grabaron los nombres de los muertos. LA GACETA / OSVALDO RIPOLL
15 Septiembre 2005
CONCEPCION (C).- Pasaron tres años de la tragedia y el dolor aún golpea fuerte entre los parientes cercanos y sobrevivientes del percance.
Ese dolor va de la mano con la bronca que sienten por haber quedado desamparados y con la certeza de que la Justicia no hizo nada para condenar a quien consideran principal responsable del accidente: Raúl Oyola.
"Se cumple otro año de esa pesadilla y uno sigue tratando de sobrellevar la angustia, los problemas de salud y otros inconvenientes. Estamos totalmente desprotegidos.
El Gobierno nos pagó un subsidio de $ 2.000 por familiar fallecido, pero nada más. Uno tiene que pelearles a las necesidades todos los días. En mi caso sufrí problemas auditivos y nasales de los que jamás podré recuperarme porque no tengo dinero para hacerme operar", confesó Alcira Nieva (57 años); sobrevivió junto a sus hijos Marcos (25) y Fabio (18).
El 15 de setiembre de 2002 Alcira perdió a su suegra Josefa Nieva; a su nuera Valeria Reinoso (27); a su hijo Cristian Villafañe (19), y a su nieto Facundo (2). "No hay un día en el que no llore por ellos. Es como un puñal en el corazón.
El psiquiatra Jorge Díaz, del hospital, me está ayudando, pero me resulta muy difícil sobreponerme. Además, uno ve que a pesar de la gravedad de lo sucedido, Oyola sigue impune", dijo. "Uno vive con la esperanza de que se haga justicia. Que el Gobierno se acuerde de nosotros y cumpla con lo que nos prometió", añadió la mujer.

Trastornos
Fabio y Marcos Villafañe confesaron que el accidente les dejó secuelas graves en la columna vertebral. "Estoy sin trabajo y no tengo dinero para hacerme un tratamiento profundo por los daños que tengo en la espalda. Por empezar, necesito una resonancia magnética que es muy cara para mí", indicó Fabio.
"En mi caso conseguí un empleo en una cooperativa. Pero no puedo hacer trabajos que signifiquen realizar esfuerzos. La columna me duele. No sé cómo quedé del golpe que sufrí, porque después de que me dieron de alta, nunca pude seguir un tratamiento como corresponde", dijo, por su parte, Marcos.
"En las noches, a veces me veo dentro del ómnibus cuando bajábamos casi en el aire y sin freno, en medio del griterío de la gente desesperada", admitió.
"Uno vio morir a mucha gente, a seres queridos. Por eso espero que la Justicia actúe y no deje impune este hecho que sucedió por irresponsabilidad de gente identificada con nombre y apellido", concluyó. (C)