"Muchas víctimas del huracán serán por armas de fuego"

"Muchas víctimas del huracán serán por armas de fuego"

Un médico tucumano que vive en Nueva Orleáns y atiende a losdamnificados por la catástrofe le contó al diario cómo vive uno de los momentos más difíciles de su vida.

En la foto, Diego con su mujer Chela y su beba de un año, Felicitas, cuando no imaginaban lo que les tocaría vivir. En la foto, Diego con su mujer Chela y su beba de un año, Felicitas, cuando no imaginaban lo que les tocaría vivir.
09 Septiembre 2005
“Hay muchos rumores sobre la cifra real de muertos. No sé si serán 10.000, tal vez más o quizás menos, porque por un lado hay muchas víctimas del mismo huracán, pero hay bastante más por la violencia desatada en el Superdome y en el centro de convenciones. Tengo amigos que se quedaron encerrados en el hospital y se comunicaron por mensajes de texto del celular con sus familias o amigos para que los fueran a rescatar en botes. La odisea fue salir con vida de esos lugares. Hay demasiadas pandillas que disparan para robar los botes y por supuesto la gente responde a los tiros. Muchas víctimas del huracán serán por armas de fuego”.
El relato es estremecedor y es sólo un pasaje de lo que Diego López Osa escribe a través del Messenger, gracias a una conexión wireless (sin cable) de un vecino. Es el único medio que tiene para conversar desde los Estados Unidos con este periodista de LA GACETA. Tiene un celular pero las pocas líneas que funcionan en el Estado de Luisiana están bloqueadas y las comunicaciones son casi imposibles.

Diego tiene 30 años y es un médico tucumano que vive en Nueva Orleáns desde hace tres años. Trabaja como residente en el servicio de Gineco-Obstetricia de la Universidad Estatal de Luisiana, pero ahora fue afectado al hospital Earl K. Long de Baton Rouge, la capital del Estado, para atender a las víctimas de Katrina.
Antes de la catástrofe, Diego vivía en un departamento que alquilaba en Metairie, un suburbio de Nueva Orleáns, con su mujer, Chela Nougués, y su beba de un año, Felicitas López Osa. Estaban a días de mudarse a una casa propia, cuando el jueves 25 de agosto comenzaron a difundir los alertas sobre un huracán que se aproximaría a la ciudad en los próximos días. El domingo 28, a la madrugada, se subió al auto con su mujer, su hija y sus padres -que en ese momento se encontraban de visita en los EEUU- y escaparon hacia Thibodaux, una pequeña ciudad ubicada a una hora de viaje de Nueva Orleáns, hacia el oeste, donde viven unos amigos.

“La idea era esperar a que pase el huracán, si es que llegaba, porque otras veces dieron las alarmas, pero a último momento las tormentas se desviaban hacia Florida. Para ser sincero, yo pensé que esta vez iba a pasar lo mismo”, comentó el médico, egresado de la UNT.
El huracán tocó tierra la madrugada del lunes 29 de agosto. “Mientras tuvimos luz en Thibodaux veíamos en las noticias como Katrina empezaba a tomar fuerza en el Golfo. Decían que había alcanzado la categoría 5 y que venía derecho hacia nosotros. Estuvimos cuatro días sin luz ni teléfono. Por suerte nunca se cortó el agua”, dijo Diego. Luego continuó su relato a través del Messenger que se entrecortaba. “Nueva Orleáns está 16 pisos por debajo del nivel del mar, y la pesadilla de todos era que el huracán ingrese por el lugar justo, haciendo que el lago Ponchartrain, que está pegado a la ciudad, al norte, rebalse sobre la ciudad, que es lo que finalmente pasó. Aunque fue un desastre, esto podría haber sido peor, si el ojo del huracán hubiera pasado por la misma ciudad, porque además de inundar no hubiera quedado nada en pie, que es lo que ocurrió en Gulfport, en el Estado de Mississippi, pegado a Luisiana, por donde pasó el ojo y destruyó todo”.
De este lado del MSN las preguntas no salían fácil. La ventana de diálogo estaba en blanco, en silencio. Es que hay demasiadas cosas para preguntar. Es muy difícil por dónde comenzar en medio de la nada, frente a semejante desastre.

-¿Donde estás ahora?
-La Universidad me trasladó al hospital de Baton Rouge, que es la capital de Luisiana. Te imaginás que la ciudad duplicó la cantidad de habitantes, por los refugiados de Nueva Orleáns.

-Y ¿cómo dan abasto?
-Se organizaron puestos de "triage", donde califican a los evacuados según necesidades médicas, y lo que se puede se trata ahí, en el momento, y si no se lo deriva a un centro de alta complejidad.

-¿Qué hace la gente con sus necesidades básicas?
-La ciudad es verdaderamente un caos. El fin de semana costaba conseguir nafta, alimentos. Por ejemplo en los Walmart, que son tiendas de tamaño monstruosas, las góndolas están vacías. Pero todos los supermercados están casi desprovistos y el tráfico también es una locura, sobre todo en las salidas a las autopistas.

-¿Qué pasó en el Superdome? (El estadio de fútbol americano más importante de Nueva Orleáns, donde hay casi 20.000 refugiados)
-En el Superdome, más allá de la mala organización en la evacuación, que fue pésima, las pandillas se reorganizaron para vender droga, y empezó una guerra entre ellos. Hay muchos muertos por eso.

-Ahora estás en Baton Rouge ¿cómo está la situación ahí?
-Mucho mas tranquilo que en Nueva Orleáns.

-¿Estás con tu familia?
-No, a mi esposa y a mi hija las despaché a San Francisco, California, a lo de un hermano de mi mujer, hasta que decante un poco todo esto y tengamos una visión mas clara de la realidad.

-Contame lo que ocurrió con tu nueva casa...
-Hace tres semanas nos compramos una casita en Nueva Orleáns, que por suerte queda del otro lado del río Mississippi, donde sólo hubo viento y lluvia, pero no desborde, así que por suerte, no le paso nada. Pero son sólo rumores, aún no pude ir. Este fin de semana voy a ver qué paso, y a buscar algunas cosas importantes que nos dejamos, sobre todo papeles.

-Y vos ¿dónde estás viviendo en Baton Rouge?
-La Universidad me dio un departamento para vivir mientras trabaje en el hospital de acá.

-¿Pensás quedarte en EEUU para siempre?
-No. Mi idea es capacitarme y volvernos en un par de años a Tucumán.

-¿Por qué, no te gusta EEUU?
-Uno siempre quiere volver a Tucumán, a pesar de las atrocidades que pasan allá y que uno lee por LA GACETA On Line. Pero es la tierra de uno y, sobre todo, es donde uno tiene a su familia y a sus amigos.

-¿Extrañas?
-Todos los días. Y ahora más.