El drama de muchos argentinos: llegar a fin de mes con un sueldo es casi una odisea

Las familias argentinas están agotando el ahorro para poder vivir. Se financian los gastos mensuales y crece el endeudamiento.

EN LA BILLETERA. Ordenar los billetes puede ser un arma de doble filo. EN LA BILLETERA. Ordenar los billetes puede ser un arma de doble filo.

La Canasta Básica Total (CBT) en Tucumán está cerca de llegar al millón de pesos en el caso de una familia tipo (matrimonio con dos hijos). Un salario no llega a cubrirla. Se calcula que, en el sector formal, el promedio de ingresos de un trabajador roza los $ 800.000 mensuales. Por eso, en las estadísticas oficiales hay un indicador que crece: los ocupados demandantes de empleo. En el Gran Tucumán-Tafí Viejo, suman poco más de 103.000 casos de empleados que buscan otro ingreso para llegar a fines de mes. Representa un 23,9% de la Población Económicamente Activa del principal aglomerado urbano de la provincia. Esa es una foto de la situación socioeconómica que se complementa con casi el 40% de habitantes en situación de pobreza al primer semestre del año.

En una entrevista concedida a Clarin,com, el director de la consultora W y uno de los principales investigadores de consumo, Guillermo Oliveto, reflejó que el 70% de la población argentina cree que el mes termina el día 20, porque el sueldo no le alcanza. Por lo tanto, resigna primeras marcas y se asocia al pluriempleo para complementar el ingreso familiar. El otro 30% aún le queda algo de ahorro, no está tan expuesto a la volatilidad cambiaria y sigue siendo sujeto de crédito en caso de necesitar dinero, vía préstamos o tarjetas, aún sabiendo que las tasas de interés están por las nubes.

El drama de muchos argentinos: llegar a fin de mes con un sueldo es casi una odisea

Otro dato revelador de lo ajustado que está el costo de vida lo brinda la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), que elabora el Instituto Nacional de Estadística Censos (Indec). El economista del Centro de Estudios Distributivos, Laborales y Sociales (Cedlas), Leopoldo Tornarolli plantea, en base a ese informe, que casi el 36% de los hogares argentinos usaron sus ahorros “para vivir”, otra señal de agotamiento de los ingresos familiares y de incremento del endeudamiento. Asimismo, un 15% de los hogares pidieron dinero a sus amigos para sobrevivir. Frente a esta realidad, el uso de las tarjetas de crédito (el 58% la utiliza para comprar alimentos), el pago en cuotas o sacar al fiado son mecanismos que utiliza la mitad de las familias argentinas, una herramienta constante de financiamiento si se observa la serie histórica. Y una foto más: el 8,8% de esos grupos familiares vendió pertenencias para vivir. Lo llamativo de estos datos del primer trimestre del año es que corresponden a situaciones de crisis, como la que se desató tras la pandemia de la Covid-19, con efectos a principios de 2021, o los primeros meses del fuerte ajuste y actualización de precios de la administración presidencial de Javier Milei.

Desgaste

Como refleja el sociólogo Leandro Botinelli todos estos comportamientos del ahorro y su uso “reflejan el desgaste invisible del patrimonio económico y social de los hogares”.

La situación socioeconómica argentina es el resultado de años de persistente inflación al alza. De acuerdo con un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA), el estrés económico alcanzó en los últimos tres años al 50% de la población, evidenciando una fragilidad estructural. Se trata de la percepción sobre la capacidad de los ingresos totales para cubrir consumos básicos mensuales, sostener patrones de consumo y ahorrar. El sociólogo Agustín Salvia, director del Observatorio, explica que en contextos de alta inflación o de desaceleración abrupta se genera una desactualización entre el ingreso del mes anterior y los precios vigentes.

¿Las principales causas? Los incrementos en los costos de servicios (como combustible, transporte, gas, luz, agua y comunicaciones), que elevaron significativamente los gastos fijos de los hogares, afectando sus ingresos disponibles y recortando el consumo en bienes esenciales como alimentos, indumentaria y otros rubros básicos, detalla Salvia.

Así, la capacidad de ahorro está demasiada limitada lo que, además, expone a un mayor ajuste de gastos a la tradicional clase media para no descender en la pirámide socioeconómica.

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