El fútbol del norte argentino atraviesa horas de tristeza. En la madrugada de hoy se confirmó el fallecimiento de Luis Américo Valoy, exjugador e ídolo de Central Córdoba de Santiago del Estero, quien también dejó su huella en Atlético Tucumán. El "Loco", como lo conocían todos en el ambiente futbolero, venía librando una larga y valiente batalla contra el cáncer de garganta.
Diagnóstico mediante el año pasado, la vida de Valoy cambió por completo. Un malestar persistente en la zona de la garganta motivó los primeros estudios, que luego derivaron en la confirmación del duro diagnóstico. Fue operado en el Instituto de Cardiología de Santiago del Estero y, tras varios días de internación, recibió el alta con buenos pronósticos. Su fuerza fue tal que, tras el reposo, volvió a dirigir su escuelita de fútbol en La Banda, y soñaba con regresar a un banco de Primera en la Liga Santiagueña. “Me gustaría hacer lo que siempre me gustó… ojalá algún club se interese en mis servicios”, había dicho en una entrevista reciente.
Sin embargo, su estado de salud volvió a complicarse hace poco más de un mes. Fue sometido a una segunda intervención quirúrgica, también en el Instituto de Cardiología. Aunque logró salir adelante una vez más, su organismo ya estaba muy desgastado. Este sábado por la madrugada fue trasladado de urgencia a un centro asistencial, donde finalmente falleció a media mañana.
El impacto de la noticia fue inmediato. Jugadores, hinchas y clubes de toda la región manifestaron su pesar. Atlético Tucumán, donde jugó entre 1978 y 1982, publicó un emotivo mensaje: “Lamentamos profundamente el fallecimiento de Luis Américo Valoy, querido exjugador de nuestra institución. Fue campeón de la Liga Tucumana en 1978 y 1979 y parte del histórico equipo que alcanzó el tercer puesto en el Nacional del ’79”.
Volante central de marca, aguerrido, de esos que nunca se guardaban nada. Así lo recuerdan los hinchas decanos, quienes hoy lo despiden con gratitud. Valoy también tuvo un paso por Racing Club, pero su corazón siempre estuvo ligado al fútbol del norte y al afecto incondicional de su gente.
Santiago del Estero llora la pérdida de uno de sus símbolos deportivos más entrañables.