Dormir en un palacio del siglo XVI a menos de dos horas de Madrid: historia y lujo en el corazón de Ávila
El Parador ubicado en un palacio del siglo XVI y en la capital más alta de España. Este alojamiento es uno de los más singulares del país y una opción inmejorable para descubrir uno de los conjuntos monumentales más importantes del interior peninsular.
Ávila se eleva sobre la meseta castellana como uno de los grandes tesoros patrimoniales de España. Conocida por su majestuosa muralla, una de las mejor conservadas de Europa, esta ciudad de Castilla y León ofrece una combinación irrepetible de historia, arquitectura religiosa y excelente gastronomía. Su casco histórico fue declarado Patrimonio Mundial por la Unesco, distinción que reconoce su enorme valor cultural y su significado universal.
El emblema indiscutible de Ávila es su muralla medieval: más de 2.500 metros de perímetro, 87 torreones y 9 puertas que perfilan un conjunto defensivo impresionante. Bajo su protección se extiende un entramado urbano con edificios singulares como la Catedral del Salvador —considerada la primera gótica de España— y la Basílica de San Vicente, una joya del románico edificada, según la tradición, sobre el lugar del martirio de los santos Vicente, Sabina y Cristeta.
Este valioso conjunto monumental convierte a Ávila en destino habitual para quienes viven en el centro peninsular. Desde Madrid, por ejemplo, el viaje en coche apenas supera la hora, lo que la convierte en una escapada ideal para un fin de semana. A la riqueza patrimonial se suma un alojamiento único: el Parador de Ávila, uno de los más carismáticos del país.
Dormir en un palacio renacentista
El Parador de Ávila no es un hotel al uso. Se ubica en el Palacio de Piedras Albas, una elegante construcción renacentista del siglo XVI situada en pleno casco histórico, junto a la catedral y con vistas directas a la muralla. En este enclave privilegiado, el viajero puede alojarse rodeado de siglos de historia sin renunciar a la comodidad actual.
El interior ha sido cuidadosamente restaurado para ofrecer espacios amplios, tranquilos y confortables. El comedor, con su patio acristalado y vistas al jardín, crea un ambiente íntimo desde el que seguir contemplando el patrimonio mientras se disfruta de una comida o cena. En palabras del propio Parador, se trata de un lugar “acogedor y auténtico”, perfectamente integrado en el entorno.
Jardines con vestigios históricos
Más allá de sus estancias, el Parador guarda otro tesoro: sus jardines históricos, donde se conservan elementos arqueológicos como sarcófagos, pilas bautismales y un verraco prerromano del siglo V a.C. Estos detalles permiten al visitante viajar en el tiempo sin salir del hotel, convirtiendo un paseo al aire libre en una lección de historia viva.
El establecimiento, además, ha sabido conjugar ese respeto por el pasado con todas las comodidades del presente. WiFi, climatización, accesibilidad, atención al detalle... Todo ello lo convierte en una apuesta segura para quienes buscan experiencias con alma, pero también confort.
Una mesa con identidad abulense
Ninguna visita a Ávila está completa sin probar su cocina. Y en este sentido, el restaurante del Parador actúa como un magnífico embajador de la gastronomía local. Su carta gira en torno a la ternera Avileña Negra Ibérica, una raza autóctona que da origen a platos emblemáticos como el chuletón o la chuleta, con fama nacional.
También figuran en el menú otras especialidades de la provincia como las judías de El Barco de Ávila, las tradicionales patatas revolconas y, como broche dulce, las famosas Yemas de Santa Teresa, que aquí se elaboran de forma artesanal. Cada año, además, se celebran las Jornadas Gastronómicas de las Judías del Barco, un evento que pone en valor el producto local y la tradición culinaria abulense.
Una escapada con eco histórico
A poco más de una hora de Madrid, Ávila propone un viaje al pasado sin perder de vista las comodidades del presente. Entre murallas centenarias, palacios renacentistas y plazas silenciosas, la ciudad invita a detener el tiempo. Y en el Parador, testigo de piedra de ese legado, el visitante puede disfrutar de una experiencia completa: historia, descanso y una mesa que honra los sabores de siempre. Una escapada breve, sí, pero de las que permanecen en el recuerdo.
Cómo llegar
Desde Madrid, se accede por la autovía A-6 y luego la AP-51; el trayecto dura aproximadamente 1 hora y 25 minutos. Desde Valladolid, el recorrido por la N-601 y la N-403 ronda la hora y media.