A un número significativo de profesionales que eligieron hacer ciencia en la Argentina le está costando llegar a fin de mes. Con sueldos congelados, becas desactualizadas y laboratorios sin fondos, el panorama se vuelve cada vez más desolador. Una encuesta realizada por investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) y del Conicet reveló que más de la mitad de quienes trabajan en ciencia y tecnología consideran abandonar el sistema. En muchos casos, incluso analizan irse del país.
Uno de los puntos más alarmantes del informe es la situación de quienes están realizando doctorados. Cuando se les pregunta si “están dadas las condiciones para terminar su tesis”, más del 84% responde “no” o “tal vez”. Y aún más preocupante: el 20% asegura que está pensando en renunciar a su doctorado. Además, el 14% de los encuestados ya está haciendo trabajos por fuera de la ciencia para llegar a fin de mes, mientras que el 35% analiza dejar sus cargos docentes. Más del 50% directamente admite que “considera” o “ya está buscando” otro trabajo de tiempo completo fuera del sistema.
La fuga de cerebros empieza en investigación
El informe elaborado por trabajadores del Conicet y la Facultad de Ciencias Químicas de la UNC refleja con datos la situación crítica que viven los investigadores en Argentina. El estudio, que se basó en 274 encuestas, muestra, como ya se dijo, que más del 50% está evaluando dejar el sistema científico nacional y hasta emigrar.
La razón principal es económica. Las becas doctorales del Conicet se ubican en los $ 945.000 mensuales mientras que las de la Agencia I+D+i (Foncyt) apenas alcanzan los $ 768.000. Aunque estos montos puedan parecer altos fuera de contexto, están por debajo de la línea de pobreza para una familia tipo, que según el Indec se ubica en $ 1.110.624.
Otros puestos dentro del sistema científico tampoco escapan a la precarización. Los docentes universitarios con dedicación exclusiva ganan alrededor de $ 800.000 y quienes tienen dedicación simple pueden cobrar incluso menos de $ 200.000, como es el caso de algunos ayudantes en la Facultad de Ciencias Químicas.
Desde diciembre de 2023, organismos clave como el INTA, INTI y el Conicet acumulan caídas presupuestarias superiores al 33%, según un análisis realizado por el Grupo EPC. A esto se suma la fuerte caída en la inversión educativa nacional, que este año se proyecta entre 45 y 57 puntos menos respecto de 2023.
Los sueldos de docentes e investigadores universitarios cayeron por séptimo mes consecutivo. En mayo perdieron otro 1,5% frente a la inflación y acumulan una baja de 29% desde noviembre. En este escenario, muchos científicos ya no ven una salida posible desde adentro del sistema.
El investigador del Conicet y uno de los autores del estudio, Rodrigo Quiroga, explicó al medio C5N que “la encuesta fue una herramienta para dimensionar el problema que muchos viven en soledad”. Según señaló, el dato más inquietante fue la cantidad de jóvenes que evalúan dejar la ciencia o emigrar si la situación no mejora.
Además del problema salarial, el 93% de los científicos señala que sus laboratorios tienen un financiamiento insuficiente. El 80% tuvo que usar plata de su bolsillo para poder seguir con sus investigaciones. Sin recursos básicos, los proyectos quedan congelados o directamente se abandonan.
Desde el inicio del gobierno de Javier Milei, el salario del sector científico perdió contra la inflación en 18 de los 19 meses de gestión. Para muchos, se trata de un ajuste sistemático que pone en riesgo el futuro de la ciencia argentina.
La sensación entre los encuestados es de desesperanza. La mayoría cree que la situación no va a mejorar, porque “parece un plan deliberado de destrucción del sistema científico”. Ante eso, surgen propuestas como una Ley de Financiamiento, aunque todavía no hay señales claras desde el Gobierno.
“La ciencia no es sólo de quienes la hacen: es un problema de toda la sociedad”, señalan desde el grupo de investigadores. La posibilidad de que las aulas y los laboratorios queden vacíos es real. Y quienes más lo sienten son los jóvenes que recién empiezan su carrera en el mundo del conocimiento.