
La ratificación de la sentencia judicial contra Cristina Fernández de Kirchner, que la condenó a seis años de prisión -que está cumpliendo de manera domiciliaria- y la inhabilitó de por vida a ocupar cargos públicos, parece haber reconfigurado el rompecabezas de la política argentina, en un año signado por las elecciones de medio término que reconfigurarán la distribución de fuerzas en el Congreso de la Nación. En este escenario, la dicotomía entre peronismo y anti peronismo parece haber resurgido y plantea más hipótesis que certezas para la ciudadanía.
Mientras el peronismo apuesta a la reorganización, en medio de internas y la búsqueda de nuevos liderazgos, en la lógica del gobierno libertario, Fernández de Kirchner ya no parece representar una amenaza. De hecho, en la atmosfera más cercana al presidente Javier Milei no se muestran preocupados por la movilización que se registró el pasado miércoles en Plaza de Mayo y otros puntos del país, porque entienden que la ex mandataria mantiene poder simbólico, pero no logra articular una propuesta de futuro para el electorado.
Ante esta lectura política, el oficialismo refuerza la decisión de no intervenir en el conflicto porque entienden que en el escenario electoral necesitan al kirchnerismo como antagonista, pero no como rival. De hecho, el actual titular del Poder Ejecutivo Nacional aprovechó una entrevista televisiva para echar por tierra la posibilidad de indultar a Cristina Fernández y se negó a analizar el fallo de la Corte Suprema que pesa sobre la dirigente peronista. “Es un disparate. Si yo pregono la independencia de la Justicia, que la Justicia falle y haga lo que considera pertinente, que dicho sea de paso, es una materia que no manejo. No tengo ni la más mínima intención de algo así. Nuestro lema de campaña es ‘el que las hace las paga’. Un indulto me parece aberrante”, sostuvo. Y agregó: “Un indulto significaría que, como no estoy de acuerdo con lo que hizo la Justicia… No me compete”.
¿Pueden volver?
En diálogo con LA GACETA, el analista político Patricio Adorno, afirmó que el impacto de la marcha no puede subestimarse porque se trató de la convocatoria más importante del justicialismo desde 1983 a la fecha. “Todavía hay un segmento de la militancia o de simpatizantes del justicialismo que está desmovilizado y creo que es a ese público desmovilizado al que se dirigió el mensaje de Cristina. Porque si su condena algo le da al justicialismo, es una bandera, un mensaje muy concreto. Y le da una esperanza de retorno en 2027”, precisó el licenciado en Ciencias Políticas.
El integrante de la consultora Meraki remarcó también que la confirmación de la sentencia judicial a Cristina le dio al justicialismo, nuevamente, una enorme centralidad política, pero esa nueva centralidad tiene “un enorme defecto al interior del justicialismo”. “Es la centralidad sobre la cual van a tener que construir aquellos que quieran renovar la dirigencia y lo que vimos es que cada vez que Cristina amagó con correrse y darle el bastón de mariscal a los dirigentes justicialistas, luego con ese mismo bastón les dio un cachiporrazo en la cabeza y ninguno pudo tomar esa centralidad”, enfatizó.
Incidencia local
Consultado por el impacto que esta situación puede tener en el peronismo tucumano, Adorno puso énfasis en el llamado a la unidad que pone como foco central a Cristina Fernández, pero conlleva también condiciones respecto del armado de una lista de unidad. “La convocatoria pone dos condiciones. La primera, es que el candidato no puede ser el principal referente de Cristina; y la segunda, es que los diputados que vayan en la lista tienen que responder al Gobernador. Entonces es una unidad con muchas condiciones que hoy se ve dificultosa porque Osvaldo Jaldo y la intendenta, Rossana Chahla, tienen el mismo problema que Javier Milei de no poder trasladar su densidad política a otras figuras”, declaró.
Ante esto, el profesional reveló que todavía resta ver con claridad si la provincia está ante un escenario en el que se presiona para una definición final de parte del sector que se opondría a Osvaldo Jaldo, identificándose con el kirchnerismo, o si en realidad lo que se está planificando, ante la imposibilidad de la unidad, es hacerle al espacio lo mismo que se le hace a la oposición “fragmentarla y atomizarla para que pierdan capacidad de representación”. “El elemento central que falta tiene que ver con cómo se configura la oferta en la provincia y si la discusión va a ser Milei sí o Milei no”, cerró.
¿Qué es está en juego?
Para el analista político Carlos Germano, lo movilización del peronismo debe observarse desde dos anda niveles de análisis, por un lado el anda nivel de la opinión pública y por otro, el político. Para el primer nivel, Germano adviertió que resulta inobjetable de que la ex presidenta es de las pocas figuras de la política argentina que tiene tamaña capacidad de movilización, pero, también mantiene, desde hace una década, entre un 30% y 35% de imagen positiva. Sin embargo, desde la mirada política, Cristina sigue manteniendo un liderazgo, que puede considerarse minoritario, pero resulta un liderazgo al fin, fundamentalmente en la provincia de Buenos Aires.
Según Germano, la detención efectiva de la ex presidente conforma un contexto particular en el que deberán surgir nuevos liderazgos dentro del PJ y allí el rol de su hijo, Máximo Kirchner, puede ser clave. “Con sus últimos gestos, Cristina demostró que quiere pasarle su legado a Máximo y que él sea un actor protagónico en la etapa que viene y ahí me parece que es cuando empiezan a jugar la disidencia dentro del movimiento”, mencionó el consultor. Y remarcó que esa pretensión de la dirigente puede resultar “refractario” para el resto de los referentes. “Máximo Kirchner no es Cristina. No es un hombre políticamente respetado, y ahí pueden empezar a encontrarse algunas incidencias que están, pero que todavía no tomaron la magnitud pública que puede tomar”, agregó.
Germano hizo hincapié en el rol que puede cumplir Máximo Kirchner en este nuevo ambiente porque si bien Cristina planteó la necesidad de unirse y organizarse, las tensiones con Axel Kicillof y otros referentes de la provincia de Buenos Aires exponen fisuras dentro del espacio. “Al que mejor le sienta esa unidad planteada es a Sergio Massa, con muy buena relación con Máximo. A diferencia de un Kicillof que aparece más debilitado porque ya dividió el calendario electoral y amagó con desprenderse del espacio. Así como está planteado el terreno, a la lapicera la sigue teniendo Cristina y esa es la pelea que se viene de acá hasta mediados de julio cuando deban presentarse las listas que competirán en la elección provincia”, sostuvo
Sobre el rol que cumplirá Javier Milei y el Gobierno nacional, el analista consideró que sus expectativas estarán puestas en el cierre de listas de la provincia de Buenos Aires, en la posibilidad de lograr un acuerdo electoral con el PRO y en seguir polarizando el voto con el peronismo. “A La Libertad Avanza (LLA) no le hace nada bien que Buenos Aires esté en disputa y con posibilidades de perder. Perder la provincia genera mucha inestabilidad política y económica, y justamente el Gobierno necesita tener mucha estabilidad económica y evitar nubarrones desde el punto de vista de las inversiones”.