Someter al cuerpo a actividad física extenuante puede tener consecuencias dramáticas, o al menos eso es lo que creemos. Y ¿qué consecuencias pueden haber si nuestro corazón enfrenta 366 maratones seguidas? Eso es lo que la ciencia buscó descubrir sobre la hazaña del brasileño Hugo Farias, quien completó una carrera excesivamente larga durante 366 días.
Farias, de 45 años, dejó su carrera como gerente ejecutivo en el sector tecnológico debido a un creciente malestar con su rutina. "Empecé a sentir que podía hacer algo más. Inspirar a la gente de una manera diferente. Pero... ¿qué?", comentó en el artículo de la BBC. Allí recordó su admiración por Amir Klink, un navegante brasileño que cruzó el Atlántico Sur a remo en 1984. "Creo que puedo imitar la trayectoria de Amir. Solo que en lugar de navegar... voy a correr'", contó.
Pronto descubrió que otro atleta, Stephen Engels, había corrido 365 maratones en un año. Pero lo de él debía ser una hazaña sin precedentes, por lo que se propuso superar esa marca con un día adicional.
Un enorme equipo para una enorme hazaña
A pesar de no ser un atleta experimentado (solo había corrido un maratón antes), el deseo de dejar una huella a través del deporte lo impulsó a planificar meticulosamente su desafío durante ocho meses, incluyendo logística, entrenamiento y apoyo profesional.
Para llevar a cabo su proyecto de forma segura y generar conocimiento científico, Hugo formó un equipo multidisciplinario que incluyó médicos, entrenadores, fisioterapeutas y un psicólogo. "Invité a diferentes personas al proyecto, y una de ellas fue el Instituto del Corazón, InCor", relató.
"Pregunté si podían acompañarme, ver cómo reaccionaría mi corazón a este esfuerzo: si aumentaría, disminuiría, desarrollaría arritmias, alguna adaptación... También quería generar algún aporte científico, y afortunadamente InCor aceptó".
El récord Guinness
Hugo comenzó su desafío el 28 de agosto de 2022 y lo completó el 28 de agosto de 2023, lo que le valió un lugar en el Libro Guinness de los Récords. Le tomó al corredor tomó alrededor de 1590 horas cubrir el total de 15.569 kilómetros, realizando 42 kilómetros todos los días, lo que lo consagró como el récord mundial de maratones consecutivas.
¿Qué pasó con el corazón de Hugo?
El seguimiento médico de Hugo se convirtió en un proyecto de investigación que pasó por un comité de ética. La cardióloga Maria Janieire Alves, involucrada en el estudio, explicó que se monitorearon marcadores sanguíneos de daño miocárdico, se realizaron ecocardiogramas y pruebas cardiopulmonares mensuales (ergoespirometría) y trimestrales (ecocardiogramas) para evaluar las adaptaciones cardíacas.
Los resultados de la investigación, publicados en la revista científica Arquivos Brasileiros de Cardiología, mostraron hallazgos significativos. El principal fue que, a pesar de la frecuencia y el volumen del ejercicio, no hubo cambios en los marcadores de troponina (que indican daño miocárdico) ni remodelación cardíaca patológica.
Esto último sugiere que el corazón puede adaptarse a una carga atlética de alto volumen siempre que la intensidad sea moderada. Hugo corría a una intensidad moderada, con una frecuencia cardíaca promedio de 140 latidos por minuto. "Esto lo mantuvo en una zona segura de esfuerzo, donde el cuerpo aún puede equilibrar bien el uso de oxígeno y la producción de energía", dijo el cardiólogo deportivo Filippo Savioli. El especialista advirtió que realizar este tipo de esfuerzo a alta intensidad podría tener efectos negativos, como fibrosis y arritmias.
Los desafíos no fueron pocos
A pesar de la sorprendente adaptación de su cuerpo, Hugo Farias enfrentó numerosos desafíos y lesiones. Tuvo episodios de diarrea que le hicieron perder peso y sufrió fascitis plantar en su maratón 120 y pubalgia en la 140, lesiones comunes en corredores de larga distancia. Se recuperó activamente, caminando y trotando hasta poder volver a correr.
Dos años después de completar el proyecto, Hugo escribió un libro sobre su experiencia y planea un nuevo desafío: ser el primer humano en recorrer toda la longitud del continente americano, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, con el objetivo de inspirar y generar conciencia sobre los beneficios de la actividad física y el potencial humano. Sin embargo, el cardiólogo Savioli enfatiza que intentar una hazaña de esta magnitud sin preparación y control médico es muy peligroso y desaconsejable, con riesgo de lesiones graves, arritmias o incluso muerte súbita.