En tiempos donde las videollamadas se volvieron rutina, Google dio un paso más allá y desarrolló Beam, un sistema inmersivo que convierte las conversaciones virtuales en encuentros tridimensionales. La promesa: hacer que hablar con alguien a la distancia se sienta tan real como compartir una misma habitación.
La tecnología ya fue presentada en los Estados Unidos y genera entusiasmo entre jóvenes que crecieron con Zoom, Meet o FaceTime, pero que ahora buscan más cercanía, emoción y presencia en sus vínculos. Desde el universo gamer hasta la educación virtual, las posibilidades de aplicación de Beam son infinitas.
Una nueva forma de vincularse en la era digital
Durante la pandemia, los chicos de entre 16 y 25 años pasaron más horas frente a la pantalla que nunca antes. Clases por Zoom, charlas con amigos en Meet, entrevistas de trabajo y hasta cumpleaños por WhatsApp. Pero lo que parecía una solución eficaz, dejó una sensación de distancia emocional difícil de ignorar. Google tomó nota de eso y creó Beam.
Beam se presenta como un sistema de videollamadas volumétricas. A diferencia de las pantallas planas, proyecta la imagen del interlocutor en 3D, en tamaño real y con profundidad. El objetivo es reconstruir la experiencia física a través de una cabina equipada con cámaras y pantallas de alta resolución que permite ver al otro como si estuviera presente.
En pocas palabras, ya no se trata solo de “ver” al otro, sino de sentir que está ahí. En una era donde los vínculos virtuales son parte de la vida cotidiana, la posibilidad de compartir con cuerpo, gestos, movimiento y contacto visual real abre nuevas formas de comunicarse.
El impacto no se limita a lo emocional. Beam podría revolucionar el aprendizaje a distancia, las prácticas profesionales desde casa, los recitales en vivo e incluso las consultas médicas virtuales. Para los jóvenes, que buscan autenticidad incluso en el mundo digital, esto representa una herramienta con potencial transformador.
Aunque por ahora la experiencia Beam se encuentra en fase de desarrollo, Google ya desplegó cabinas en oficinas clave y eventos tecnológicos. El costo aún es elevado, pero como pasó con los smartphones o los cascos de realidad virtual, se espera que su masificación lo vuelva accesible en los próximos años.
En redes sociales, los comentarios no se hicieron esperar. Desde quienes imaginan usarlo para estudiar con un amigo que vive en otro país hasta los que fantasean con asistir a una charla TED en vivo desde su pieza, el entusiasmo por una tecnología “más humana” crece entre centennials.
El sistema también propone una discusión de fondo: ¿cómo se redefine la presencia en tiempos digitales? En un contexto donde las emociones se traducen en emojis y las reacciones se miden en likes, Beam introduce una capa más profunda: la corporalidad.
Especialistas en comunicación destacan que el lenguaje no verbal representa más del 70 % del contenido emocional de una charla. Por eso, ver gestos, posturas o expresiones sutiles tiene un valor que muchas veces se pierde en videollamadas convencionales. Beam apunta directamente a recuperar esa dimensión.
Además, abre una nueva etapa para proyectos creativos, colaboraciones artísticas y activismo social. Jóvenes artistas o emprendedores que trabajan a distancia podrían beneficiarse de un sistema que, sin aviones ni traslados, permite reuniones cara a cara casi reales.