16 Junio 2025
Desde que asumió como Sumo Pontífice en reemplazo del papa Francisco, León XIV no solo comenzó a trazar su propio camino espiritual y político, sino que también pasó a recibir un salario que llamó la atención dentro y fuera del Vaticano. El nuevo Papa gana 30.000 euros mensuales, lo que equivale a cerca de 33.800 dólares, una cifra significativamente mayor a la de muchos líderes mundiales.
A lo largo de un año, esto representa un ingreso que supera los 405.000 dólares, sin contar con los múltiples beneficios y privilegios que recibe como máxima autoridad de la Iglesia Católica.
Un salario histórico, con privilegios vitalicios
El dato fue revelado por el medio estadounidense Fortune, en base al análisis de Daniel Rober, profesor de Estudios Católicos de la Sacred Heart University. El sueldo del Papa no solo marca una diferencia notable con el de otros cardenales o líderes religiosos, sino que también lo ubica por encima de mandatarios de diversos países.
Pero el ingreso mensual no es el único aspecto llamativo. Como Papa, León XIV también accede a:
Residencia oficial en el Palacio Apostólico, totalmente cubierta.
Atención médica gratuita de por vida, con acceso a la farmacia privada del Vaticano.
Vehículos oficiales y el famoso "papamóvil" para sus desplazamientos.
Seguridad personal a cargo de la Guardia Suiza Pontificia.
Vestimenta litúrgica, alimentación y servicios personales sin costo.
Además, en caso de renunciar o retirarse, como hizo Benedicto XVI, el Vaticano le garantiza una pensión vitalicia de 2.500 euros mensuales (unos 3.300 dólares), una nueva residencia y asistencia médica permanente.
Antes y después del trono de Pedro
Antes de convertirse en Papa, León XIV —entonces arzobispo de Chiclayo, Perú— percibía entre 4.000 y 5.000 dólares mensuales. Un ingreso que, si bien era considerable dentro de la jerarquía eclesiástica, queda muy por debajo de lo que ahora percibe como jefe de la Santa Sede.
En tanto, obispos y sacerdotes suelen ganar entre 1.500 y 2.500 euros al mes, aunque en 2021 el Papa Francisco decretó un recorte del 10% en los sueldos de los cardenales, como parte de un plan de austeridad financiera.
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