Una campaña en la que cada uno tocará su canción

Una campaña en la que cada uno tocará su canción

A cuatro meses de las elecciones de medio término, los bordes del escenario político se van dibujando en Tucumán. Algunas de las características que tendrá el proceso ya están definidas y van comenzando a formar el marco que contendrá la contienda. Se trata de aquellas particularidades que tienen que ver con las reglas de juego y con la coyuntura general de las fuerzas que competirán por las cuatro bancas que se renuevan para el distrito en la Cámara de Diputados.

Los remezones estuvieron a la orden del día en la provincia y el país durante estas últimas semanas .Todavía se notan las reverberaciones en el plano local de la incorporación de Germán Alfaro al Frente del oficialismo del gobernador Osvaldo Jaldo; de la visita del senador Juan Manzur a la intendenta Rossana Chahla y de la intervención del Municipio de Juan Bautista Alberdi. Por otro lado, la confirmación de la condena a Cristina Fernández de Kirchner (CFK) y sus posibles consecuencias en el plano nacional acapararon las especulaciones.

El comportamiento del electorado no es un asunto menor. Tras los resultados nacionales y los de las contiendas de este año, hay dirigentes que siguen desorientados. Las encuestadoras, inclusive, tienen grandes dudas respecto de cómo se manifestará el votante que sigue molesto con la dirigencia.

La dinámica de la política genera que el análisis a largo plazo sea una actividad de riesgo. Entre las certezas que sí hay por el momento están que las fuerzas competirán atomizadas; que el nuevo sistema electoral tendrá gran impacto y que habrá diferencias sustanciales entre la manera en la que los distintos armados encararán la campaña.

Atomización y polarización

La entrada de Javier Milei en la escena desconfiguró el orden establecido. Si bien las internas no son una novedad en los partidos más tradicionales, el despiole que dejó La Libertad Avanza (LLA) es de tal magnitud que desgajó a varias fuerzas. Desplazó de la Rosada al peronismo y del lugar de principal oposición a Juntos por el Cambio (JxC).

Las disputas puertas adentro han generado crisis en los liderazgos y divorcios y confrontaciones impensados. La fragmentación será protagonista. Es un hecho que los miembros del Partido Justicialista (PJ), de la Unión Cívica Radical (UCR) y del PRO jugarán en varios equipos.

En Tucumán, la manifestación más clara de este fenómeno es la actualidad del PJ. Hasta aquí habrá competencia entre el peronismo de Jaldo, que es dialoguista con la Rosada, y el antimilei, que tiene a CFK como líder. El oficialismo llegará mediante la estructura partidaria y los disidentes, probablemente en otro frente integrado por agrupaciones kirchneristas y el Frente Renovador.

La lista de candidatos de la Casa de Gobierno no está definida aún. Jaldo analiza los entretelones y mira hacia los suyos. El único nombre inamovible es el de la diputada Gladys Medina, porque representa al armado de los Monteros y eso implica, básicamente, el trabajo territorial en el interior. El otro candidato es una probabilidad fuerte: el propio mandatario no descarta ponerse al frente de la nómina ¿Qué mejor candidato hay entre sus filas? En su entorno aseguran que aún no encuentra la respuesta a esa pregunta.

En la vereda del frente ya está la decisión: Javier Noguera es el postulante de Cristina Fernández de Kirchner. En el armado que lidera junto al diputado Pablo Yedlin tienen en claro que conciliar con Jaldo, dicen, es imposible. Además, sostienen que no pueden compartir bloque con parlamentarios que avalen políticas que, entienden, van a contramano de las banderas del justicialismo. Las vertientes miran hacia el 2027, porque en octubre se sentarán las bases para edificar lo que viene. En el caso de la Casa de Gobierno, puede tratarse de la aspiración a la reelección. En cuanto a los díscolos, de la fundación de una oposición dentro del movimiento.

Los ex JxC también están dispersos. Están intentando reagruparse, aunque con bajas. Las líneas más numerosas del radicalismo sellaron una alianza con tres legisladores del ex alfarismo (Alfredo Toscano, Claudio Viña y Walter Berarducci). El postulante que llevarán es Roberto Sánchez, que quiere permanecer en la Cámara Baja. Es, además, de los pocos que estaba dispuesto a liderar este capítulo de rearme.

Otra parte de los “correligionarios” y el grueso de los ex municipales migraron hacia el frente que encabeza el gobernador. Otro segmento, el que encabeza Mariano Campero, sigue sin dar el sí, porque pretende un acuerdo UCR-LLA. El diputado “con peluca” mantiene su vínculo con Patricia Bullrich.

Hasta aquí no hay muchos indicios de que ese pacto sea posible. Sucede que en LLA consideran que el vehículo para llevar adelante el cambio es su partido. Hay chances, entonces, de que los camperistas se enlisten finalmente tras Sánchez más cerca de los comicios.

El PRO nunca estuvo demasiado poblado en la provincia y, además, está intervenido. Una facción compone LLA y otra, quedó en el macrismo y están a la espera de directivas nacionales.

Se avizora, entonces, un escenario múltiple. Los segmentos más numerosos serán el justicialismo oficialista y el disidente; La Libertad Avanza y el nuevo JxC. A ellos se añaden Fuerza Republicana, CREO y la izquierda, entre otros.

A priori y en términos muy generales, en los extremos de la puja estarán promileístas y antimileístas. En el medio, se acomodará el resto del universo de participantes, con matices. Hasta aquí, los analistas explican que todos orbitarán durante la campaña alrededor del oficialismo nacional.

La boleta única

La Boleta Única de Papel (BUP), cuya implementación fue empujada por LLA, debutará en la elección nacional. El sistema cambiará no sólo la manera de votar sino también la forma de captar votos y de hacer campaña.

El diseño de las boletas es uno de los puntos clave. Dentro del cuarto oscuro habrá una sola papeleta que será la que tendrá toda la oferta, en vez de una por cada frente o partido. Las opciones estarán distribuidas en columnas y al final habrá un casillero donde habrá que marcar una cruz.

La nueva modalidad prevé que para el caso de los distritos donde se seleccionen menos de cinco diputados, como en Tucumán, estará el total de los nombres de los postulantes. Se incluirá, además, la fotografía de los dos primeros.

Los partidos analizan el nuevo aspecto y habrá cambios en la estrategia para que una lista resalte por sobre otra o sea identificada más rápidamente. En la LLA, por ejemplo, algunos de sus miembros consideran que ni siquiera es necesario el logo de la organización: con el color violeta les estaría alcanzando y sobrando a los candidatos de Milei, según creen. Esta charla se repitió entre los diputados del espacio de todo el país.

En el caso del jaldismo, apelarán al color celeste,el escudo del peronismo y el mapa de Tucumán.

La diagramación del voto hará que el nivel de conocimiento de los candidatos sea fundamental. Cuanto menos el primer postulante, afirman desde diversos partidos, tiene que ser una figura instalada.

Otro ítem que cambiará es que, al estar todas las propuestas en una misma línea, se equilibran más las oportunidades. Los partidos más chicos, por ejemplo, no tendrán que preocuparse por tener fiscales en todas las mesas, por reponer o por el robo de boletas. En cambio, neutraliza las ventajas de quienes tienen aparatos de movilización más grandes.

“Al peronismo no lo favorece la boleta única. Pero estamos trabajando y comenzamos a militarlo con tiempo”, dijo un referente del PJ que participa de las capacitaciones para referentes barriales.

La BEP sepultará, además, el uso de los votos como propaganda. Entre los principales efectos colaterales de que haya más orden está la transparencia. Los delitos electorales o las prácticas poco éticas vinculadas con el voto tradicional estarán limitados. Las fotos con troqueles o con las papeletas dentro del cuarto oscuro no podrán ser usadas como prueba para que los punteros constaten que alguien a quien se le pagó o bien, tiene algún compromiso, votó de una determinada manera.

“Puede haber sorpresas. Hay críticas a las formas provinciales de elegir, pero la gente está acostumbrada a eso. Sin boletas partidarias, el acarreo es difícil. Entonces no se alquilaban autos si la gente no tiene el voto en el bolsillo”, reconoció un dirigente que trabaja en varios circuitos de la Capital.

Provincialización vs. nacionalización

Las elecciones serán nacionales y lo natural sería que la campaña abordara temáticas de ese carácter. LLA, el oficialismo nacional, tratará de que en las provincias las discusiones se nacionalicen para ir pegados a la figura del Presidente, que seguramente los beneficiará. Los “pejotas” provinciales que no estén cerca de la Rosada también intentarán federalizar la mirada, para plantarse frente a Milei. Hay espacios, sin embargo, que apuntarán a provincializarla para tratar de escapar a la lógica de la puja LLA-PJ. El proselitismo, entonces, buscará hablarle a los ciudadanos sobre lo que pasa en Tucumán si no se eligen los diputados de esa línea. El oficialismo tucumano apuntará así a que la gestión sea la campaña.

En el mismo escenario, cada uno tocará su canción, algunos la local y otros, la nacional.

A cuatro meses de las elecciones, los bordes del escenario político se van dibujando en Tucumán. Mientras, el centro de la escena se completará con el paso de los meses.

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