El violín de una tucumana sonará en Brasil

El violín de una tucumana sonará en Brasil

Srehia Sapag encontró su vocación a los 11 años. Ahora representará a la Argentina como única seleccionada en un festival internacional.

ENSAYOS. Concentración y pasión son palabras que definen lo hecho por la violinista durante sus jornadas de trabajo en el foyer del Alberdi. La Gaceta / Foto de Santiago Giménez

En el foyer del Teatro Alberdi, donde ensaya con la Orquesta Juvenil de la Universidad Nacional de Tucumán, Srehia Sapag respira hondo y sonríe. Tiene 24 años, es violinista y fue seleccionada para participar en dos festivales internacionales de música académica en Brasil, donde no solo representará a Tucumán, sino también al país. En uno de ellos, en Salvador de Bahía, será la única argentina. “Voy a tocar con orquestas de allá: la Sinfónica de Toledo, en Paraná, y también con la Juvenil de Salvador de Bahía”, cuenta con entusiasmo en una nota con LG Play. Haber sido becada para participar no es algo frecuente para una joven música del interior del país. “Es poco común, pero es una oportunidad muy grande”, afirma.

Música en todas partes

Su vínculo con la música nació en casa. “Mi papá es pianista y profesor de música, así que desde muy chica siempre había algo sonando en casa: el piano, la guitarra o el reproductor de música. Sonaban Beethoven, Piazzolla, también mucho jazz. Mi papá me enseñó piano, pero mi relación con el violín empieza recién a los 11 años, cuando fui a un concierto en el Teatro Alberdi. Vi los violines y me enamoré del instrumento. Me acuerdo que era una sinfonía en la que los violines llevaban toda la melodía. Me encantó y dije: ‘quiero tocar ahí’. Mi papá me compró uno y al año siguiente me anotó en el conservatorio”, rememora.

El paso siguiente fue su ingreso a la primera orquesta, una escuela en Yerba Buena, que aún sigue en funcionamiento. Luego vendría el salto más firme en su carrera: la Orquesta Juvenil de la Universidad del Teatro Alberdi, con dirección del maestro Gustavo Guersman. Hoy se dedica de lleno a la música. Se recibió de la Tecnicatura en Instrumento y está a una materia de terminar el Profesorado en el Conservatorio Provincial de Música. También fue becada por Guersman para tomar clases particulares con él y recientemente quedó seleccionada en orden de mérito en la audición para refuerzos de la Orquesta Estable de Tucumán, lo que le permitió comenzar a trabajar junto a músicos profesionales y con la maestra Yeny Delgado. “Es un lujo tenerla en Tucumán”, destaca.

Cuando se habla del talento que conmueve, Srehia se toma un momento para pensar. “La música está vista como algo que si un niño empieza a estudiar desde chico, tiene que dedicarse a eso sí o sí. Y en realidad lo único que significa es que ese niño está desarrollando otra parte, no solo sensitiva o emocional, sino también capacidades que tienen que ver con el razonamiento, la lógica, la memoria, la disciplina. Se estudia técnica igual que un deportista. Además se aprende el respeto por el otro: tocar en una orquesta no es solo leer una partitura, es también afinarse a uno mismo y afinarse según el otro. Respetar el silencio. Es un proceso de conciencia plena que tiene que prolongarse durante lo que dure el concierto”.

Audiciones y sorpresas

En enero de este año participó del FEMUSC, el festival-escuela de música clásica más grande de América Latina, en Santa Catarina, Brasil, y fue allí donde se enteró de los dos festivales de invierno en los que ahora fue seleccionada. “Con unas amigas de Chile y Perú decidimos postular. Yo volví de Brasil, seguí preparándome, mandé un video audicionando con las obras que pedían y, cuando quedé, no lo podía creer”, recuerda. La emoción más fuerte llegó cuando supo que era la única argentina aceptada en el festival de Salvador. “Es un gran honor representar a la provincia y al país”, dice. Los festivales tendrán lugar en julio. Las becas cubren alojamiento y comidas, pero no los pasajes. Por eso, Srehia está pidiendo el acompañamiento de la comunidad. “Se me puede ayudar con aportes voluntarios al alias srehia.violin.mp o comprando una rifa que estoy haciendo en mi cuenta de Instagram, @srehiasapag, donde también apoyo los emprendimientos de mis amigos”, explica.

Semillero cultural

En su camino, destaca también el rol de la Fundación Sistema de Orquestas Infantiles y Juveniles de Argentina (SOIJAr), que acompaña a jóvenes músicos brindándoles oportunidades para estudiar y tocar. “Así como comencé yo, comenzaron muchos otros músicos de Tucumán que hoy están en la Sinfónica Nacional o en el Teatro Colón. Acá hay orquestas como Yerba Buena, Belgrano, Bernabé Aráoz, Juan XXIII… en muchos barrios. Está bueno fomentar y revalorizar eso. Es nuestro patrimonio simbólico y cultural. Tucumán es un gran productor y exportador de talentos, no solo en música académica, también en la música popular, la danza, la pintura”.

Su meta más inmediata es seguir profesionalizándose. “Me encantaría dedicarme a la música académica. Siento mucha felicidad cuando estoy en la orquesta. El siguiente paso quizá sea estudiar en Buenos Aires, en el Instituto Superior de Arte del Colón o en la Universidad Nacional de las Artes. Y después si me gustaría volver a Tucumán. Uno siempre quiere volver a su pago”.

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