
Con calma en la superficie pero con corrientes subterráneas que se mueven en diferentes direcciones, el oficialismo tucumano se acerca a la orilla del primer test electoral en la era libertaria. El problema es que esa aparente serenidad puede romperse en cualquier momento: basta un cambio en la dirección de las correntadas para que la arena se sacuda.
En el peronismo son muchos los que avizoran que después de la tregua todo se revolverá. Tras aquel mensaje de unidad gestado desde el Instituto Patria, todas las miradas estaban puestas en la reacción del gobernador Osvaldo Jaldo. El mandatario partió el lunes a Buenos Aires con una agenda más política que institucional. Los acercamientos entre el kirchnerismo y el jaldismo se potenciaron en la metrópoli. Ante interlocutores de Cristina Fernández, Jaldo ratificó sus condiciones: una unidad con sentido común. Esta última construcción es toda una definición, porque lleva implícita la respuesta a las dudas de sus rivales internos: el gobernador no está dispuesto a militar el “antimileísmo”.
Ese equilibrio o juego a dos puntas que propone el tucumano quedó expuesto el martes y el miércoles, cuando se reunió por Zoom el congreso nacional del Partido Justicialista. Los congresales tucumanos ligados a Jaldo llegaron a la sede de Virgen de la Merced al 100 con las instrucciones que habían recibido antes del mitin de abril, suspendido por la muerte del Papa Francisco: rechazar las intervenciones dispuestas por la gestión cristinista. Pero esta vez, en medio del debate, la orden se cambió y hasta hubo nuevo vocero, ya que en lugar de Marcelo Caponio el elegido para hablar fue Mario Leito. El ministro del Interior, Darío Monteros, les dijo que ahora debían votar a favor de las intervenciones para fortalecer la unidad del PJ, y que dejaran en claro en la exposición que no estaban a favor de esas disposiciones. Ese día fue el turno del Jaldo peronista y verticalista.
Un día después llegaría el momento del Jaldo transversal y pragmático. El miércoles, la oposición en Diputados había convocado a sesión especial para tratar proyectos vinculados a la reforma jubilatoria. Los tres diputados del bloque Independencia, que responden a Jaldo, estuvieron entre los que no dieron quórum. El debate no pudo concretarse porque se sentaron 124 diputados, cuando se requerían 129. Entre los que faltaron, además de Agustín Fernández, de Gladys Medina y de Elia Fernández de Mansilla, estuvieron diputados ligados a los gobernadores de Santiago del Estero, de Córdoba, de Salta, de Misiones y de Catamarca. ¿Qué pasó en el medio? Con picardía, el jefe de Gabinete, Guillermo Francos; y el presidente de la Cámara Baja, Martín Menem, les advirtieron a los jefes provinciales que Unión por la Patria y el bloque liderado por Miguel Pichetto pretendían incluir en la sesión la cobertura de la Auditoría General de la Nación (AGN), con los nombres del kirchnerista Juan Forlón y de Emilio Monzó. Ninguno de esos nombres había sido consensuado con los mandatarios, según adujeron. Por eso, se plantaron y dieron la orden a sus legisladores de que no bajaran al recinto. La intención de los gobernadores es que al menos uno de los tres titulares de la AGN responda a ellos.
Ese mismo día, Tucumán amaneció con pintadas que promocionan la candidatura a diputado del disidente Javier Noguera y uno de los referentes del manzurismo, el congresal nacional Luis Romano, reclamó públicamente que en la discusión de la lista participe el senador y ex gobernador. En Casa de Gobierno tomaron esas acciones de la fracción antimileísta como una provocación. En el jaldismo dan por sentado que “El Comisario” no aceptará el nombre del legislador taficeño en la nómina y que tampoco se sentará con su antecesor para discutir ningún lugar. Por el contrario, advierten que está decidido a avanzar y que sea ese sector el que se pliegue, siempre bajo sus condiciones.
Contención y voto electrónico
Esta tensión dentro del justicialismo se repitió el miércoles, el jueves y el viernes, cuando en el Palacio Gubernamental se reunieron por separado legisladores del este, del oeste y de la capital, respectivamente. Los primeros dos encuentros fueron encabezados por el ministro Monteros, y la particularidad de los debates con el interior fue el clamor generalizado para que el Gobierno contenga a quienes perdieron en las disputas municipales y comunales, para así disipar las peleas internas en cada ciudad y pueblo.
El intendente de Burruyacu, Jorge Leal, fue explícito: planteó que en sólo una localidad el ganador obtuvo más del 50% de los votos, mientras que en las 92 restantes los vencedores recogieron menos del 20% de los votos, producto de la dispersión. En muchos de esos casos, hay peleas irreconciliables entre los dirigentes, por lo que el auxilio debería provenir de 25 de Mayo y San Martín, advirtieron.
También se puso en discusión, aunque no sea una prioridad electoral ni vaya a ser el instrumento de votación de este año, el entusiasmo por la aplicación de la Boleta Única Electrónica. El presidente subrogante de la Legislatura, Sergio Mansilla, fue una de las voces más críticas aunque luego se sumaron más rechazos a la movida que encabeza el vicegobernador, Miguel Acevedo. “No va a salir; no nos vamos a suicidar”, blanquearon en el entorno del titular del Poder Ejecutivo, en una suerte de spoiler del desenlace que vaticinan a esa secuencia en la cúpula del poder político local. ¿Derivará esto en un episodio de tensión entre Jaldo y Acevedo? Habrá tiempo para ese capítulo.
Alfaro y mucho más
El peronismo abordará luego esa batalla y discusión interna. La primera guarda relación con el 16 de octubre y en ese marco se inscribió la primera actividad que tuvo Jaldo a su regreso de Buenos Aires. En la tarde del jueves, departió durante casi dos horas en su despacho con la intendenta de la Capital, Rossana Chahla. El propio gobernador pidió el encuentro para explicarle a la jefa municipal los motivos que lo habían llevado a sumar al ex intendente Germán Alfaro al frente electoral Tucumán Primero. La decisión de Jaldo había generado incomodidad y versiones confusas dentro del oficialismo capitalino; en particular, por el enfrentamiento que tiene la ex ministra de Salud con su antecesor, contra cuya gestión al menos ya presentó dos denuncias penales. El mandatario adujo que se trataba de una cuestión netamente electoral; así, tras analizar cuestiones de gestión acordaron que el propio Jaldo podría concurrir en las próximas semanas a la Municipalidad en una señal de respaldo y apoyo político a la alcaldesa.
Chahla viene de cerrar una semana en la que dispuso cambios en su equipo de gobierno, con la salida de Martín Viola de la Secretaría de Gobierno, de buen diálogo con oficinas de la Provincia, y la cobertura de ese lugar con la persona de mayor confianza que tiene, Camila Giuliano, sobrina del diputado massista Diego Giuliano. La intención de ese enroque es fortalecer el diálogo con el Concejo Deliberante, que el jueves por unanimidad (oficialistas y opositores) le rechazó el veto a una ordenanza vinculada a la actividad de los patovicas.
El cierre fue para los legisladores de la capital en el antedespacho de la gobernación. Así como a la cita con los parlamentarios del Oeste no había asistido Noguera, a este convite no concurrieron Christian Rodríguez y Gabriel Yedlin, otros dos díscolos. Junto a Jaldo estuvieron Acevedo y Chahla. Como era de esperarse, el asunto “Alfaro” estremeció un tramo de la reunión. Hubo rezongos por la estrategia del gobernador de sumar al Partido por la Justicia Social: la intendenta precisó que Alfaro estaba convocando a empleados municipales para un locro que se hará hoy, pero que con la “mala imagen” que tiene eso podría restar; otros legisladores le advirtieron al mandatario que el ex jefe municipal ya no cuenta con estructuras en la Capital, y Leito apeló a un dicho popular. “Como usted dice gobernador, no engordemos chancho ajeno”, reclamó el presidente de Atlético Tucumán.
Jaldo cerró la reunión con varias frases sugestivas. Respecto de sus rivales internos, les bajó el precio planteando que “son cuatro” y que se quieren quedar con una de las dos bancas que el peronismo renueva este año en Diputados. Y se comparó con la oposición: si salen divididos en cuatro, por qué el justicialismo no podría salir partido en dos. Aunque aclaró que no es el escenario ideal ni el que quisiera, también aclaró que el PJ no trabajará para que sus detractores se lleven un escaño. Luego, lanzó un mensaje para el vicegobernador y la intendenta, quienes ya dijeron en más de una ocasión que no serán postulantes testimoniales: aseguró que no les pidió a “Miguel” y a “Rossana” que fueran candidatos, pero que cuando él fue vicegobernador y le plantearon que encabezara la lista, “no dudó un segundo”. En esa línea, afirmó que si la elección se presenta pareja, saldrá “a jugar”. Básicamente porque, como también admitió en este encuentro, no está dispuesto a perder frente a La Libertad Avanza en octubre y poner en riesgo la gobernabilidad de los dos años de gestión que debe afrontar. Por ahora, estira el juego a dos puntas: contiene a Cristina y consiente a Milei.