Este sábado 24 de mayo, el Museo de la Universidad Nacional de Tucumán (MUNT) abrirá sus puertas a una nueva edición del Festival MAP, una jornada que convoca a jóvenes, colectivos artísticos y a toda la comunidad bajo una misma consigna: transformar el dolor en arte y rechazar la violencia.
El festival homenajea a Matías Albornoz Piccinetti, conocido como "Paver". Se trata de un estudiante del Gymnasium de la UNT asesinado en 2017 mientras intentaba intervenir en una pelea. Desde entonces, su historia se convirtió en símbolo de memoria activa y reflexión juvenil en Tucumán.
Respuestas posibles
Organizado por familiares, amigos y agrupaciones juveniles, el Festival MAP llega a su séptima edición con una programación diversa que comprende desde música en directo hasta talleres participativos, ferias artesanales, exposiciones y danza. Todo con entrada libre.
El lema “En tiempos de violencia, las juventudes hacemos arte y resistencia" refleja el espíritu que impulsó la creación del festival: una apuesta por la cultura como herramienta de transformación y de paz social.
El encuentro comienza a las 15 horas en el MUNT, edificio ubicado en la calle San Martín 1.545, y se extenderá hasta la noche. Entre las propuestas destacadas habrá bandas locales, espacios de creación colectiva, intervenciones visuales y stands de emprendedores jóvenes.
Una memoria que se activa en comunidad
El Festival MAP no sólo es una expresión artística. También es una acción política y afectiva que interpela a las juventudes tucumanas desde el compromiso y la empatía. Año tras año, crece como espacio de encuentro para quienes eligen no olvidar y mantener viva la memoria de Matías a través de gestos colectivos.
Desde su primera edición, el evento consolidó una red de artistas, educadores y militantes culturales que trabajan en proyectos comunitarios en escuelas, centros culturales y espacios independientes. Este sábado, ese trabajo vuelve a tener visibilidad en una de las instituciones más importantes de la provincia.
En ese sentido, el Festival MAP se convirtió en un ejemplo de cómo las juventudes pueden liderar espacios de reparación simbólica desde el arte. No se trata sólo de un evento cultural, sino de una forma de estar en el mundo, y de responder a las injusticias con creatividad, afecto y comunidad.