Javier Cercas: “Encontré en el Papa a un hombre en lucha feroz consigo mismo”
Es uno de los mayores escritores de habla hispana. Su último libro, una crónica sobre su viaje a Mongolia junto al Papa, se publicó días antes de la muerte de Francisco. Es la extraordinaria historia de un novelista ateo que se sube a un avión con el Pontífice argentino rumbo al fin del mundo. “Un solo Papa no puede hacer una revolución radical. Quien crea que sí, no sabe lo que es la Iglesia”, sostiene en diálogo con LA GACETA Literaria.
Por Alejandro Duchini
PARA LA GACETA - TUCUMÁN
El mundo parece avanzar tan rápido que en un año y medio el escritor español Javier Cercas viajó con el papa Francisco a Mongolia, volvió para contarlo en un libro de casi 500 páginas, El loco de Dios en el fin del mundo (Random House), y en cuanto lo publicó, en abril pasado, murió Bergoglio (el lunes 21). La conmoción provocó que por estas horas El loco de Dios en el fin del mundo se haya agotado en varias librerías argentinas; Feria del libro mediante. Y también Feria del libro mediante, Cercas estuvo en Buenos Aires como uno de los invitados de lujo: nadie podía sospechar que la publicación del libro coincidiese con la muerte del papa.
“Hombre -empieza Cercas-, que me haga una propuesta el Vaticano, la Iglesia, que nunca le había hecho a nadie, y que me digan que escriba lo que quiera… Si eso no es sorprendente, no sé qué es sorprendente. Jamás le habían abierto las puertas a un escritor para que preguntase, para que hablase, para que fuese, para que acompañase al Papa. Todo ha sido sorprendente. Y además el Papa va y se muere. A mí este libro me ha cambiado la vida, de principio a fin”.
En un hotel del barrio porteño de Retiro, Cercas recibió a LA GACETA Literaria para hablar de esa serie de hechos y recordar qué le dejó ese viaje. Y ahora, mientras resumo lo conversado, el mundo ratifica su avance rápido: hace algunas horas la fumata blanca avisó que hay nuevo Papa, que se hace llamar León, que es americano (Estados Unidos-Perú) y que sigue la línea progresista iniciada por el argentino.
El título del libro tiene que ver con San Francisco de Asís, la inspiración de Bergoglio. San Francisco se llamaba a sí mismo El loco de Dios. Dato tal vez conocido para los católicos y al que Cercas, ateo antes y ahora, se aferró. “Abandoné el catolicismo a raíz de la lectura de San Manuel Bueno (novela de Miguel de Unamuno), me lancé en busca de drogas alternativas; la más potente, eficaz y duradera ha sido la literatura, pero he consumido muchísimas otras, incluido el alcohol, el tabaco, la marihuana, el hachís y la cocaína”, escribe Cercas sobre el inicio de su ateísmo.
Una respuesta para su madre
La propuesta del viaje se la hicieron mientras participaba de una firma de ejemplares. No cualquiera tiene la oportunidad de viajar junto al papa. Además le abrieron las puertas para que entreviste a sus más íntimos allegados. Pero a Cercas se le prendió una señal de alerta: “El motor del libro era una necesidad íntima. Era preguntarle al Loco de Dios si mi madre verá a mi padre después de la muerte”. Católica, su madre vivía desde su viudez preocupada por saber si se reencontraría con su esposo en el Cielo prometido.
Y Cercas quería llevarle la respuesta a través de la máxima autoridad de la Iglesia. Pero, y acá estaba el problema, nadie le garantizaba charla personal con el Papa.
El loco de Dios en el fin del mundo es, sin dudas, uno de los mejores libros que van a leer entre los recientemente publicados. Tal vez, además, uno de los mejores de Cercas, novelista de los buenos. Soldados de Salamina, La ley de la frontera (“tiene fans en todo el mundo”, comenta cuando le hablo de cuánto me gustó), Anatomía de un instante. En este caso, podría decirse que se trata de una crónica de viaje, o que es un periodístico. Sin embargo, reniega de esa calificación e insiste con que “está entre el ensayo, la biografía pero, sobre todo, la novela. Porque la novela tiene la capacidad de englobarlo todo”.
Debates argentinos
Antes del viaje, Cercas investigó sobre el Papa. Entrevistas, ensayos, libros. Entendió que se trataba de un “personaje muy controvertido en Argentina”. Que “cualquier cosa que decía o hacía se sobreinterpretaba” y que “Francisco fue un papa muy político”. Pero hubo dos cosas que más lo sorprendieron: una, que “éste era un papa que daba entrevistas, cosas que otros no hacían”; dos, que en sus discursos “apenas afloraba el tema religioso. Y el Papa era un líder religioso. No era un líder político”. “Pero mi esfuerzo principal -aclara- fue llegar allí con los ojos limpios y ver qué es lo que realmente ocurre a su alrededor”.
Admirador de Cervantes y del Quijote, Cercas es uno de los escritores más premiados y mejor considerados de la España actual. Sonríe cuando recuerda sus tiempos como “un tipo que se ganaba la vida en la universidad”. “Casi no tenía lectores”, aclara. “Hasta los 40 años, sólo me leían mi madre y algunas de mis hermanas. Y no todas: tengo cuatro. Pero nunca me quejé”.
Ahora, con 63 años (6 de abril del 62) y una carrera literaria admirable y con lectores por todo el mundo y en distintos idiomas, da cuenta del quiebre que le significó la propuesta vaticana. Es consciente de que a mayor popularidad, mayor es la cantidad de enemigos: “En cuanto sobresales un poco, hay gente que te empieza a detestar. Quiero decir, gente que me detesta. En Latinoamérica no tengo ninguno, que yo sepa, pero en España tengo montones. La envidia es universal, no es el pecado español ni el argentino. Es el pecado de los seres humanos”, suelta.
Cercas aparenta tranquilidad. Responde largo, como si tuviese todo el tiempo del mundo: mientras habla, la asistente de la editorial mira su reloj a la espera de que se cumplan los 40 minutos de charla pautados. Entonces, un remís los sacará del hotel hacia otro de los tantos compromisos que tiene en Buenos Aires. Pero Cercas sigue en la suya. Y se califica como un hombre de “izquierdas” que admira a Jean Paul Sartre, Franz Kafka y a Oscar Wilde pero que se define como “un marxista de la línea Groucho”. “Groucho Marx, uno de los hombres más sabios que he conocido”.
Ateo y cristiano
En Mongolia visitó lugares inhóspitos, dialogó con autoridades religiosas de distintos credos (en ese país el cristianismo tiene pocos adeptos) y escuchó historias. “De este libro me quedan sus 500 páginas, la aventura que viví, me queda que he cambiado desde todos los puntos de vista mi visión de la Iglesia, mi visión del cristianismo, mi visión de nuestra cultura, de la cultura occidental, porque soy ateo, pero también soy, como tú y como todos, cristiano. Todos venimos de ahí, de Jerusalén y de Atenas, de Jesucristo y de Sócrates, eso es lo que somos los occidentales”.
Lo que encontró en el viaje fue un papa “reformista, revolucionario”. “Un hombre consciente de sus propios defectos y limitaciones y de sus propios pecados, como dijo; un hombre en lucha feroz consigo mismo”. Y que, a criterio de Cercas, “intentó regresar a la iglesia primitiva, la de Cristo”. También lo observó “abanderado de la alegría”, e irónico cuando hacía falta. Y lo recordó hablando de la homosexualidad en la Iglesia, de la presencia de las mujeres y del matrimonio de los sacerdotes. Pero entendió que si no hubo más cambios fue porque “un solo papa no puede hacer esa revolución radical. Quien crea que sí, no sabe lo que es la Iglesia”.
Noticia y llamado
Entre tanta vorágine, Cercas jamás se olvidó de la respuesta que debía llevar a su madre. “El loco sin Dios iba a ver al loco de Dios”, sonríe. No es spoiler decir que Cercas encontró el momento para hacerle la pregunta a Francisco en el vuelo de ida a Mongolia: “Santidad, me llamo Javier Cercas y soy el español que quiere escribir un libro sobre este viaje, sobre usted. (...) En realidad, lo que quiero es llevarle a mi madre un mensaje. (...) Verá, mi madre tiene noventa y dos años. Yo no soy creyente, pero ella sí. Muy creyente. Y está segura de que, al morirse, se reunirá con mi padre. Así que yo quisiera preguntarle a usted por eso. Quiero saber si es verdad que, después de muerta, mi madre va a ver a mi padre. (...) Quiero llevarle a mi madre su respuesta”, escribe en En el loco de Dios en el fin del mundo.
En el libro está la respuesta del papa. Pero lo más importante no está ahí sino en el 1 de diciembre del 2024, cuando Cercas tenía (o eso creía) todo terminado. Era un domingo y por esas horas recibió una noticia inesperada y un llamado del mismo Francisco. Ambos hechos funcionan como el cierre ideal para semejante crónica.
Vaya uno a saber en qué anda este loco y veloz mundo ahora, domingo, mientras ustedes leen esta entrevista.
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