
¿Importan más los datos o las opiniones? ¿Y si en vez de plantear esa dicotomía tan trillada y poco suspicaz, sustituyéramos opiniones por emociones? Porque en definitiva una opinión no es otra cosa que un conjunto de emociones, de experiencias, de aprendizajes, de sensaciones.
Hemos acorralado a las emociones dentro del sesgo de la información. Sesgo político, económico, religioso o incluso sexual. Les hemos bajado el precio a los sentimientos, aunque sean expresados genuinamente.
Y es lógico que se repriman las emociones, que se cancelen, que se descalifiquen, en sociedades que están muy divididas, partidas, o enfrentadas desde hace tanto tiempo, como la nuestra.
Los datos, por ejemplo, nos indican que caminar es el principal medio de transporte del mundo, el más popular, el más utilizado. Las emociones, por su parte, nos dicen que es el mejor medio de traslado, el más placentero, el más saludable, el más económico.
Podría haber, entonces, una aparente coincidencia acerca de caminar, entre datos que afirman que es el medio más usado del mundo y las emociones, que nos aseguran que es el más beneficioso de todos.
En Tucumán, sin embargo, los datos y las emociones peatonales no coinciden.
Por un lado, sabemos que casi la totalidad de las personas caminan, en la medida en que el físico se lo permita, entre los dos años, aproximadamente, y hasta los más de cien años, quienes tienen la dicha de alcanzar la longevidad con salud.
Caminamos, los que pueden hacerlo, absolutamente todos los días. Ya sea “yendo de la cama al living”, como decía Charly García, o para ir al almacén de la esquina, o por deporte, o por paseo, o andando varias cuadras por trabajo, por estudio o por relaciones sociales.
Por otro lado, en la capital tucumana más del 70% de las veredas están dañadas, algo así como 90.000 metros cuadrados de sendas peatonales. Y unas 3.000 cuadras ni siquiera tienen pavimento, mucho menos veredas.
En el resto del Gran Tucumán ocurre lo mismo, incluso hay ciudades, como Yerba Buena, que tienen cientos de cuadras sin veredas, pese a que unas 30.000 personas caminan por día en ese distrito, según el municipio.
Millones de años
Como su nombre lo indica, el primer homínido que se puso de pie y empezó a caminar fue el Homo Erectus. Se estima que ocurrió hace entre 4 y 5 millones de años. No pasó de un día para el otro, fue una evolución que tardó cientos de miles de años. Se supone que una de las razones fue para poder correr más rápido y así huir de los depredadores y que a su vez les dejó las manos libres para poder fabricar y utilizar herramientas, uno de los sellos distintivos de los humanos modernos.
Caminamos hace millones de años, lo hacemos todos los días y, sin embargo, es el medio de traslado menos atendido y del que menos se ocupan las autoridades, al menos en ciudades como la nuestra.
La última estimación municipal, de hace cuatro años, informaba que en la capital se movían 400.000 peatones por día, muchos provenientes de otras ciudades del Área Metropolitana Tucumán (AMET), donde se sumarían otros 100.000 caminantes diarios.
Ningún otro medio de transporte cuenta con medio millón de usuarios diarios. Miles de estos peatones son usuarios mixtos, es decir que utilizan varios medios. Caminan para ir a la parada del colectivo, para buscar un taxi, cuando estacionan el auto, la moto o la bici y siguen a pie hasta su lugar de destino.
En definitiva, todos los viajeros, más allá del medio que utilicen, en mayor o en menor medida, son peatones.
Ni caminante ni camino
Ya sea por las malas condiciones de las veredas, o la falta de ellas, o por una cuestión cultural, en Tucumán se camina poco.
Las ciudades europeas son las que ostentan los porcentajes de kilómetros peatonales diarios más altos del mundo. En España, por ejemplo, se camina 5,5 kilómetros diarios por persona, en promedio. Tiene que ver con el buen estado de las veredas, con la cantidad de peatonales y ramblas, con una cuestión cultural, algo común a todos los europeos que suelen caminar bastante, y se le suma también el turismo, una actividad que aporta millones de peatones, quienes a su vez recorren largas distancias conociendo lugares y suman kilometrajes a los promedios.
Algo similar ocurre en la Ciudad de Buenos Aires, donde el promedio es de 5,2 kilómetros por persona por día. El porteño en general es de caminar bastante, además por hacer trasbordos y conexiones entre diferentes medios, y se suma también en esta ciudad el factor turístico, que eleva el promedio de kilómetros.
“Hemos comprobado que en Tucumán se camina muy poco en comparación con otras ciudades, yo diría que menos de la mitad que en CABA”, informó el entonces subsecretario de Tránsito de la capital, Enrique Romero.
Si en CABA son 52 cuadras, menos de la mitad ¿serán 20, 15 cuadras?
“El tucumano te saca el auto o la moto por cinco cuadras”, agregó Romero, algo que en Buenos Aires sería muy contraproducente, engorroso, además de una pérdida de tiempo y de dinero.
Nos pasamos discutiendo sobre los problemas del tránsito y del transporte, de los autos y las motos, de las normas que no se cumplen y tampoco se controlan, pero muy poco se habla y se hace, a niveles de gobierno, por los caminantes, que pese a la escasa cultura peatonal de los tucumanos, es el principal (y mejor) medio de transporte de la ciudad. ¿Datos o emociones?