WASHINGTON, Estados Unidos.- La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, anunció que su gobierno demandó a la gigante tecnológica Google por cambiar el nombre del Golfo de México por Golfo de América en los mapas de su plataforma en Estados Unidos, tras un decreto del presidente republicano Donald Trump.
Sheinbaum había enviado ya dos cartas a Google cuestionando la determinación de la corporación californiana y amenazado con recurrir a tribunales. Google “ya está demandado”, dijo la mandataria durante su conferencia de prensa matutina, sin especificar dónde fue presentada. “Lo que decimos es que Google le ponga Golfo de América donde es Golfo de América, que es la parte que le corresponde al territorio de Estados Unidos y le ponga Golfo de México a la parte territorial que le corresponde a México y a Cuba”, agregó.
Sin embargo, el tema no ha sido abordado durante las conversaciones telefónicas que sostuvo con Trump, admitió Sheinbaum.
El pasado 20 de enero, en el primer día de su segundo mandato, Trump firmó un decreto que cambió la denominación del Golfo de México por el nombre de Golfo de América.
Sheinbaum respondió irónicamente al decreto de Trump sugiriendo llamar a Estados Unidos “América Mexicana”, basándose en mapas del siglo XVII, cuando gran parte del territorio occidental estadounidense pertenecía a México.
La nomenclatura
El decreto de Trump fue respaldado el jueves por la Cámara de Representantes, que aprobó un proyecto de ley para cambiar oficialmente la nomenclatura. El proyecto de ley, impulsado por la congresista Marjorie Taylor Greene, una de las fieles partidarias de Trump, quiere impedir, o al menos complicar, que en el futuro la decisión se pueda revocar por decreto de otro presidente. Una ley sólo puede abolirse mediante un nuevo proceso legislativo. La aprobación del proyecto es en gran medida simbólica porque otros países no tienen obligación de utilizar el nuevo nombre y es poco probable que se valide en el Senado, donde necesita votos demócratas.
El texto fue aprobado con 211 votos contra 206, incluido el del congresista republicano Don Bacon, a quien le parece “infantil” el cambio. “Somos los Estados Unidos de América. No somos la Alemania del Kaiser Wilhelm ni la Francia de Napoleón”, dijo. El cambio de nombre costaría al gobierno federal menos de 500.000 dólares en cinco años para actualizar documentos y mapas, según la Oficina Presupuestaria del Congreso.