
“¡Cuánto me gustaría que mirásemos menos las pantallas y nos mirásemos más a los ojos!”. Dos semanas antes de la muerte del papa Francisco, las redes sociales del Vaticano publicaron una oración del Sumo Pontífice dedicada especialmente al impacto de la tecnología en nuestras vidas. Era una nueva lectura de época de ese hombre sensible ante los cambios que utilizaba justamente los nuevos medios para advertir sobre sus impactos sociales.
Los móviles y la conexión humana fueron los tópicos del último mensaje publicado por Francisco en el canal “El Video del Papa”, una iniciativa global de la Red Mundial de Oración del Papa para difundir las intenciones mensuales del papa sobre los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia. Fue casi una premonición del impacto que luego tendría su partida, con una explosión de contenidos en las redes sociales y picos máximos de búsquedas en Google. Antes había hablado sobre la familia, también sobre la vocación del sacerdocio y sobre la educación.
Pero en este último video, pese a las advertencias, el Papa no quiso enviar un mensaje apocalíptico o negacionista. “La tecnología es fruto de la inteligencia que Dios nos ha dado”, sostiene el Sumo Pontífice en el video y al mismo tiempo incorpora en su pedido dos dimensiones pocas veces relacionadas a las pantallas o a los algoritmos. En primer lugar sostiene que “no puede beneficiar solo a unos pocos mientras que otros quedan excluidos”. Es decir, su mirada humanista vuelve a estar presente para enfatizar que se necesita una perspectiva inclusiva a la hora de pensar el desarrollo tecnológico.
Propuesta crucial
En tiempos de aceleración del conocimiento y de inteligencia artificial, esta propuesta del Papa es crucial para pensar qué condiciones queremos tener para conocer y producir en un escenario que parece ser más desafiante aún, pero que también puede ampliar las brechas que hasta ahora imposibilitaron el verdadero acceso tecnológico al conjunto de la sociedad. Para pensar en términos locales, en los últimos años el panorama digital en Argentina se expandió notablemente, alcanzando un 90% de acceso a Internet en los hogares, sin embargo, todavía persisten desigualdades en el acceso, especialmente en zonas rurales, junto a desafíos críticos como la fragmentación normativa, el bajo uso educativo de Internet y la falta de coordinación en seguridad digital, según advierte un estudio reciente de la Unesco.
“Usar la tecnología para cuidar de nuestra casa común”, reza también la última oración en video del Papa. Aquí vuelve a invitarnos a pensar la cuestión ambiental a través de sus oraciones y lanza más que una advertencia: es una invitación para reflexionar sobre el avance del conocimiento para proteger el espacio común que habitamos. En los últimos días, una de las principales búsquedas en Google fue también su encíclica “Laudato Si” (”Alabado seas” en latín), en la cual pidió a los más de 1.200 millones de católicos de todo el mundo que unieran sus fuerzas a la lucha contra el cambio climático. Este documento fue su primera gran carta encíclica de su papado, en la cual reivindicó a la ciencia y sus advertencias sobre el daño ambiental. Para Francisco, se trataba de un asunto moral para la iglesia católica y también vinculó al medio ambiente con la necesidad de proteger tanto a las poblaciones más vulnerables.
El Papa deja un legado de actos y documentos muy rico para pensar temas actuales, como así también debates que seguramente tendremos en el futuro. Pero sobre todo, deja un mensaje simple que quizás no deberíamos olvidar cada vez que nos invaden las incertidumbres de los nuevos tiempos. “Oremos para que el uso de las nuevas tecnologías no reemplace las relaciones humanas, respete la dignidad de las personas, y ayude a afrontar las crisis de nuestro tiempo”, invita Francisco en un video emotivo. La respuesta, sin dudas, ya está de nuestro lado.