
“La Universidad no es Vialidad, no está acostumbrada a hacer obras. Nosotros siempre bregamos por la transparencia”. De esta manera, José Luis Vázquez, ex decano de Derecho de la Universidad Nacional de Tucumán analizó lo sucedido con los fondos provenientes de YMAD cuyo destino es objeto de un juicio en el cual están imputados el ex rector Juan Alberto Cerisola y otros ex funcionarios universitarios.
Vázquez fue el decano de Derecho cuando se realizaron obras como la remodelación de la Casa Remis, “tal vez la más importante de todas las que se hicieron en la Universidad en ese momento”, afirmó. El ex decano recordó que “en 2006 nuestra facultad tenía un estado deplorable, con insuficiencias áulicas, con un estado de conservación calamitoso. Necesitábamos una redefinición de lo que era nuestra facultad. Se nos invitó a plantear las necesidades que teníamos. Queríamos una revalorización de la antigua Casa Remis, y reestructurar todo, lo que se logró gracias al apoyo del Rectorado, que hasta hoy se agradece”. Y afirmó que la obra permitió lo que hoy es un “corredor de lujo” entre la Legislatura, la facultad de Derecho, el Virla y Tribunales y elogió el trabajo del arquitecto Carlos Prieto, quien se encargó de la obra. Sin embargo, a preguntas del fiscal Pablo Camuña, afirmó que no recordaba quién había aprobado el plan de obras. “El rector se había comprometido a utilizar los recursos en las facultades. La de Derecho fue la última que se hizo”, dijo. Luego habló del enfrentamiento entre dos facciones que se dio de cara a las elecciones de 2010. “Yo lamenté muchísimo lo que sucedió”, dijo. Y además opinó que las obras debían realizarse, a su entender, en base a la Ley de Obras Públicas. “Así lo dijimos, pero fue vergonzoso el nivel de agresiones que se daba. Yo pedí una auditoría externa, y mi moción fue rechazada. Sin embargo creo que la obra en Derecho es sin duda la mejor que hizo la UNT”, dijo Vázquez ante los miembros del Tribunal Oral Federal, conformado por los jueces subrogantes Jorge Basbús y Carina Frías, de Santiago del Estero, y Enrique Lilljedahl, de Catamarca. Luego aseguró que “el Consejo Superior podía designar una comisión de asesoramiento. Si un consejero tiene una duda se puede pedir informes. El régimen especial nunca pasó al Consejo Superior. Y es reprochable que se utilice ese régimen en la medida que no respete los parámetros de transparencia”. Finalmente advirtió: “nunca se discutió qué era la Ciudad Universitaria del siglo XXI. Implícitamente se entiende que las obras que se encararon, aunque haya habido críticas, pero es la ciudad universitaria. Es como la Quinta Agronómica, muy alejado de lo que se pensaba con hacerla en el cerro”.
La causa se relaciona con presuntos sobreprecios en la contratación de obra pública, la colocación irregular de dinero de la Universidad en inversiones financieras, realizada con sumas llegadas a la UNT entre 2006 y 2009 por las utilidades de la empresa minera Yacimientos Mineros Agua de Dionisio (YMAD). La Universidad es socia de YMAD en virtud de la Ley 14.771, que indica que a la UNT le corresponde un 40% de las utilidades y debe destinarlo a la terminación de la Ciudad Universitaria proyectada a fines de los años 40 en San Javier. Cerisola, que al asumir su rectorado hizo hacer un plan para reparaciones y obras nuevas en la UNT, mediante tres resoluciones hizo pasar el área Construcciones Universitarias a depender del Rectorado y dispuso que los trabajos no se rigiesen por la ley de Obras Públicas sino por una norma propia. También determinó que con ese plan de obras la Ciudad Universitaria quedaba concluida e hizo cambiar, mediante un acta firmada en 2008 en YMAD, el destino de las utilidades: ya no se utilizarían en la Ciudad Universitaria sino que la mitad se repartiría para las otras universidades y la otra mitad quedaba de libre disponibilidad.
Además de Cerisola están imputados Luis Sacca -ex subsecretario administrativo-, Olga Cudmani -ex directora de Construcciones Universitarias-, y Osvaldo Venturino -ex director de Inversiones y Contrataciones- por el destino que se les dio a los fondos que llegaban por la explotación minera.
Antes que Vázquez declaró Mónica Inés Huerta Mendoza de Labastida, ex secretaria de Planeamiento de la UNT, quien recordó que la situación edilicia de la Casa de Altos Estudios era delicada ya que no había presupuesto para obras. “Las escuelas experimentales estaban en un abandono muy grande”, explicó. Y luego relató cómo fue el proceso desde que comenzaron a llegar los fondos de YMAD. “Empezamos a tener reuniones con los decanos y empezamos a elaborar un plan de obras. El subsecretario era Franco Marigliano, que tenía un posgrado sobre la Ciudad Universitaria. El rector Cerisola nos pide informes de la Ciudad Universitaria. En los 60 Virla ya había advertido que construir en el cerro no era viable, y se pensó en abastecer de infraestructura a los distintos centros de la capital. No había forma de llegar a San Javier por la cantidad de gente que iba a estar involucrada. La Universidad era muchísimo más grande que lo que se suponía décadas antes cuando se pensó en la Ciudad Universitaria. El parque Sierra de San Javier era zona protegida”, dijo. Y luego remarcó: “Todo el mundo sabía de las obras que se estaban haciendo. Les entregamos una cartilla con lo que se hizo. Era un plan de obras conocido. Ningún decano se quejó del plan de obras porque era lo que ellos habían pedido. Al principio trabajamos con estimaciones”, explicó. Y resaltó que el entonces director de YMAD y ex rector de la Universidad, Rodolfo Martín Campero, les pedía que le digan cuánta plata se iba a necesitar, “y nosotros no sabíamos”. “No todas las obras estaban con los planos realizados. Teníamos pocos arquitectos en la Secretaría porque estábamos en una universidad que no estaba acostumbrada a hacer obras. A mí no me constan quejas de los decanos por el plan de obras”, dijo, Y finalizó: “las obras de mantenimiento se hacían con dinero recibido de YMAD. Ningún decano quería que se hicieran las obras en San Javier. La Secretaría cuidaba los fondos de la Universidad”.
Las audiencias se reanudarán el 28 de abril, con la posibilidad de que los alegatos comiencen a fines de mayo.
José Hugo Saab dijo que Cerisola siempre se había mostrado como un caballero con él
José Hugo Saab, actual secretario General de la UNT declaró en el juicio y comentó que desde su cartera se había solicitado al Senado, a la Cámara de Diputados y al Directorio de YMAD que informaran si existían planos de la Ciudad Universitaria y que la respuesta, en los tres estamentos, fue negativa. El funcionario afirmó que desconocía el destino de los fondos ya que esto no era incumbencia de su área, aunque recordó que el dinero había comenzado a llegar al final de la gestión del ex rector Mario Marigliano. También afirmó que entre los decanos había preocupación por la cuestión edilicia, y que así se lo hacían saber al rector, “pero no sólo en la gestión Cerisola”. Finalmente, y a pesar de que el principal imputado en la causa fue quien le pidió la renuncia a fines de 2009, aseguró que Cerisola siempre se había mostrado como un caballero con él.