La red social X (ex Twitter) marca el debate político en la Argentina y en el mundo, pero en Tucumán la tendencia parece no haber llegado. La mayoría de los dirigentes de primera línea de la provincia utilizan esta red social solo para informar sus actividades diarias, con un estilo formal e informativo, y mucha fotografía de reuniones o actividades públicas propias de la agenda estatal. A diferencia de lo que ocurre a nivel nacional, entre los tuiteros políticos locales hay pocas interacciones fuertes para destacar.
Entre los oficialistas, el gobernador Osvaldo Jaldo (@OsvaldoJaldo) tiene 25.000 seguidores. Su cuenta lo identifica como peronista y de Trancas, además de mencionar que es contador público. El mandatario casi no usa las redes sociales para fijar posiciones políticas desde que llegó al sillón de Lucas Córdoba. Prefiere el contacto diario con los periodistas para marcar agenda. El vicegobernador Miguel Acevedo no tiene cuenta en la red social X y también prefiere comunicar por las vías más tradicionales: diarios, radio o notas televisivas.
La intendenta Rossana Chahla (@RossanaChahla) tiene 12.900 seguidores en X. En su perfil menciona ser médica, profesora y ex ministra de salud. Sus publicaciones también se refieren a actividades institucionales. El senador Juan Manzur (@JuanManzurOK) registra 66.200 seguidores en la misma red social. Su portada recuerda que es presidente del PJ tucumano y vicepresidente del PJ nacional, además de ex gobernador.
El radical José Cano (@JCanoOK) es el que suma más adherentes entre los dirigentes opositores que utilizan X: 102.700. El diputado Mariano Campero (@mariano_campero), con mucha actividad en Instagram, tiene 10.700 seguidores. La mayoría de sus últimas publicaciones son reposteos o definiciones vinculadas con su acercamiento a la gestión de Javier Milei. El legislador Ricardo Bussi (@ricardobussi), uno de los primeros en acercarse al actual presidente suma 8.034 seguidores y aclara en su presentación que la cuenta difunde posiciones políticas y personales.
Además de Campero, otros parlamentarios nacionales usan X para comunicar acciones o fijar posiciones. Pablo Yedlin (@pyedlin) suma 15.283 seguidores y en uno de sus últimos mensajes cuestionó el saludo nazi de Elon Musk. La senadora Beatriz Ávila (@BeatrizAvilaOK) registra 7.988 adherentes, recientemente apoyó a la venezolana Corina Machado. Roberto Sánchez (@RsanchezOK) llega a 6.319 seguidores y el 8 de enero uso la red social para recordar sus 25 años de casado.
Puntos de vista
Punto de vista I: “Nace el dirigente digital”
Raúl Ferrazano
Instituto de estudios políticos del PJ
Estamos ante un nuevo desafío como dirigentes políticos: “el modo de vincularnos con la sociedad”. El tránsito que se nos presenta, va desde las relaciones personales, donde la política busca un rostro humano, hacia una vinculación de tipo digital, impersonal, inmediata, caótica. No hay tiempo para la reflexión, ni para la neutralidad en el escenario de estos tiempos.
Las redes sociales son una realidad sin retorno. El 97% de los gobiernos de las grandes ciudades de América Latina tiene Facebook y 90% de los políticos tenemos cuenta de Facebook, Twitter, Instagram o Tik Tok
Se hace imprescindible empezar a delinear, exigir y capacitar a un nuevo perfil de referentes políticos. Al dirigente, la participación le demanda escuchar mejor para crear soluciones que cambien la vida de la gente, le exige que asuma instancias colaborativas participativas en las políticas públicas; debe entender la evolución de la complejidad a tiempo real y por ello requiere una adaptación constante y colaborativa.
Quizás asistimos al surgimiento de una nueva clase de dirigentes emergentes, que llamaré “Dirigente Digital Z”: aquellos cuyos talentos sirven de puente entre las tecnologías de la información, los datos y los ciudadanos. Este neologismo representa mucho más que un gobernante al que le tocó ejercer en épocas de redes sociales.
Los “DDZ” deberán fijar nuevas prioridades, invertir sabiamente y estar dispuestos a apoyar la experimentación en su gestión, no solo publicitando sino gestionando soluciones a través de la interacción en las redes sociales.
Hoy, más que nunca, el trabajo del dirigente político digital no pasa por tener todas las respuestas, sino por saber formular las preguntas adecuadas, ganar credibilidad, fortalecer vínculos, conectar emocionalmente, persuadir, argumentar y movilizar a la organización en la resolución colectiva de estos desafíos.
Punto de vista II: "Hay que conectar con el otro"
Gustavo Cobos
Concejal SMT, abogado y periodista
El avance de la tecnología y la masificación de las redes sociales han transformado la forma en que se comunica la política. Estas plataformas, como X (antes Twitter), Facebook, Instagram y TikTok, se han convertido en herramientas clave para conectar a los representantes políticos con los ciudadanos, transmitir mensajes y generar impacto. Pero, ¿es este el futuro definitivo de la política?
Por un lado, las redes sociales ofrecen una inmediatez y alcance que los medios tradicionales no pueden igualar. Permiten a los políticos compartir directamente sus ideas, interactuar con los ciudadanos y posicionarse en debates públicos sin intermediarios. Esto democratiza el acceso a la información y fomenta una comunicación bidireccional, lo que puede fortalecer la relación entre los representantes y el electorado. Un ejemplo claro es el impacto de las campañas digitales en elecciones recientes, donde el uso estratégico de las plataformas jugó un rol central en los resultados.
Sin embargo, la dependencia excesiva de las redes sociales plantea desafíos significativos. La desinformación, los discursos polarizantes y el uso de algoritmos que priorizan contenido sensacionalista pueden distorsionar el debate. Además, no todos los sectores de la población tienen igual acceso o comprensión de estas herramientas, lo que podría generar desigualdades en la representación.
El futuro de la política probablemente no estará exclusivamente en las redes sociales, sino en una combinación de herramientas digitales y estrategias tradicionales. Las redes son un vehículo poderoso, pero deben ser utilizadas con responsabilidad, ética y como complemento de otros mecanismos de participación ciudadana. En última instancia, el éxito político seguirá dependiendo de la capacidad para conectar con las necesidades reales de la sociedad y generar confianza, independientemente del medio que utilicen.
Punto de vista III: "El Estado paga a tuiteros"
Martín Correa
Economista, dirigente del Partido Obrero
Lo que sostiene el presidente Javier Milei en referencia a una supuesta democratización de la palabra con las redes sociales, es muy relativo. Como ocurre en casi todos los ámbitos de la política, el que controla el poder usa el dinero para tratar de dominar lo que tiene en frente.
El gobierno actual, como lo hicieron los anteriores, ha invertido y sigue invirtiendo mucho dinero para incidir en la opinión pública desde las redes sociales. Han contratado a personas, que ya estaban activas en X, pero que ahora son empleados de la gestión de Milei con sueldos del Estado. A su vez, estas figuras que son públicas, crean otras redes y contactos. Usan esa fuerza para difundir las ideas propias, pero también para tratar de acallar a quienes piensan lo contrario. Por lo tanto, insisto con esta idea, la pluralidad que se pretende señalar es muy relativa. El que tiene más recursos es el que resulta más beneficiado.
Lo que está sucediendo en nuestro país y en el mundo es muy peligroso. La defensa que hizo Milei del gesto nazi de Elon Musk reafirma la presencia de un discurso persecutorio y fascistoide. Hay una persecusión directa a lo que llaman “zurdos”, en una categoría que busca homogeneizar a la oposición, y eso también se vive en las redes sociales. Las fuerzas que se dicen democráticas deben entender la gravedad de todo esto y dejar de ser cómplices en las decisiones que se toman desde el Congreso.
Es innegable que las redes sociales han tenido una incidencia notable en la comunicación política durante las últimas elecciones. También lo tienen en cualquier tipo de comunicación, porque son millones las personas que tienen a las redes como su única vía para recibir información, difundir noticias o conocer las ideas que se debaten.
La izquierda, en especial aquí en Tucumán, es una fuerza política que trata de ser muy activa en las redes sociales. Y lo vamos a seguir haciendo, pese al poderío que enfrentamos.