Poesía versus dictadura- Valientes.


De izquierda a derecha: Hugo Fernando Ojeda, Luis Rodolfo Ojeda y José Eduardo Ojeda. Edición de fotografía: Ivanna Giménez Alonso.
El día de hoy se dicta la sentencia contra los 17 represores del Operativo Independencia. Es un día histórico para las luchas que familiares, organismos de Derechos Humanos, organizaciones sociales y políticas, han desplegado a nivel nacional y localmente a lo largo de 41 años. Por esta razón, y porque conservamos intacto en nuestra memoria lo que se definió como proceso sistemático de exterminio –inaugurado por la dictadura cívico militar en nuestro territorio-, y la fuerza de una generación que se atrevió a pensar más allá de los opresivos márgenes del sistema capitalista, quienes editamos Toukouman Literatura, presentamos el especial Poesía versus dictadura con el fin de homenajear a esas voces, movimientos y luchadorxs. En esta primera publicación les ofrecemos tres poemas de María Elena Ojeda, luchadora por los Derechos Humanos, docente y poeta de Concepción, junto a fragmentos de una conversación que la poeta Gabriela Olivé tuvo con la autora en una entrevista realizada el día 14 de Junio del corriente año en su casa.
Mariana Salvatore y Fabricio Jiménez Osorio.
Poesía versus dictadura
La mayoría de las personas luchan cuando hay esperanzas, nosotras luchamos cuando no las hay.
María Elena Ojeda o “la Negrita Ojeda”, como la llaman cariñosamente quienes la conocen, nació un 2 de Agosto de 1948 en Concepción, ciudad cabecera del Departamento de Chicligasta, y le gusta escribir poemas. Es madre, ejerció como maestra de grado durante 35 años, fue maestra de Tecnología, actualmente es Presidenta de la Biblioteca Nicolás Avellaneda e integra la Comisión Permanente de Derechos Humanos en Concepción. Cuatro de sus hermanos fueron secuestrados durante la última Dictadura Cívico- Militar y tres de ellos aún continúan desaparecidos:
Luis Rodolfo Ojeda, conocido como Tito, trabajaba en la fábrica de cemento CORCEMAR, fue secuestrado con 24 años de edad un 8 de Abril de 1976 cuando viajaba desde Córdoba hasta Tucumán. Roque Ojeda, fue secuestrado de su casa luego de que un grupo de militares armados y encapuchados ingresara por los techos a la vivienda de la familia Ojeda buscando a su hermano Hugo. Negrita estuvo presente cuando violentaron a la familia y se llevaron a Roque con los ojos vendados y las muñecas atadas. Lo dejaron libre a las 48 hs. Hugo Fernando Ojeda, egresado de la Escuela Técnica de Concepción, tenía 19 años de edad en Julio de 1976 cuando lo secuestraron en la puerta de la fábrica GRAFANOR donde trabajaba en Famaillá. José Eduardo Ojeda, tenía 20 años cuando lo secuestraron en Setiembre de 1977 en la esquina de su domicilio. Era estudiante de Abogacía en la UNT y empleado judicial en Tribunales de Concepción.
Tanto Luis como Hugo y José, continúan desaparecidos.
-Qué valor tiene la escritura para vos?
Ay qué hermosa pregunta, realmente para mí es poder expresar, es poder decir al otro y a mí misma, es dar y recibir amor, a través de ella nos conocemos y conocemos la profundidad de la vida, la profundidad del amor, tantas cosas nos permite la palabra, contar anécdotas, reír y llorar también.
-Recordás cuál fue tu primera experiencia con la escritura?
Una vez un amigo me vino a pedir que escriba algo literario sobre los derechos humanos y yo le contesté que no escribía literatura porque hasta ese momento era algo desconocido para mí pero lo intenté. Muchas veces el estado de ánimo te lleva a la escritura y la primera vez que escribí me sorprendí. Yo era romántica, de un carácter muy alegre, dadivosa y cuando leí mis primeras producciones me dije: “si yo soy así, cómo puedo escribir mis primeros poemas con sangre”. No me había dado cuenta cuánto sufrimiento llevaba dentro y me sirvió para conocer lo que sentía en ese momento. Hoy si me pongo a escribir escribo con un color rosado, con un color violeta, que es lo que me da vida, esa es la Negrita de hoy. Luego de esa primera vez me sentí con más ganas de escribir y comencé a escribir poemas para pedir justicia, para mis seres queridos, poemas sobre lo que veía en la calle, poemas sobre cualquier cosa. Ahora todo me motiva: mi perra, un arcoíris, los recuerdos, nada me puede frenar, ni mis 68 años de edad.
-Hay algo especial en Concepción, en sus formas, en sus paisajes urbanos como naturales, que sea de tu interés literario ahora?
En Concepción no, ahora me llaman a escribir los cerros, los verdes, los animales, la artesanía en barro, otros lugares y esto es un mensaje en mi vida, sospecho que tengo una negación a escribir sobre esta ciudad por todo lo que sufrí aquí.
--Al día de hoy hay muchas mujeres que no pudieron hablar por miedo o falta oportunidad ni realizar una búsqueda visible de sus familiares y seres queridos ¿hay algún mensaje que vos le quieras dar a estas mujeres?
Que el sufrimiento no las lleve, no las haga bajar los brazos; el sufrimiento es un aprendizaje. Me costó mucho llegar a decir hoy que el sufrimiento es un aprendizaje. Es importante que todas aquellas mujeres que compartimos esta historia de vida tan dolorosa no nos sintamos vencidas, al contrario, seamos un ejemplo de transitar, de no quedarnos calladas, de expresar lo que sentimos. Y si alguien golpea la puerta y dice honestamente: “vamos, comencemos a descubrir un nuevo mundo” ábranle la puerta, dense esa oportunidad. Mi madre no dejó una puerta sin tocar buscando noticias de sus hijos. Transitaba por las calles buscando en cada rostro de los jóvenes los rostros de sus hijos.
Soy
maestra
sí
soy maestra
de letras pequeñas
e ideales grandes
de suspirar
miserias y soñar grandezas
soy maestra de
realidades simples
que conoce el
viento de las madrugadas
que se abre camino
entre los zarzales
y surca senderos de
hierbas y abrojos
soy maestra
me piden que enseñe
letras
donde otros me
piden pan
soy maestra y mamá
de campo
de niños descalzos
guardapolvo blanco
sonrisas sin
dientes
zapatitos rotos
libros y sudores
***
está en nuestras manos
ejercer nuestros
derechos
nuestra lucha es
inagotable
la mayoría de las personas
luchan cuando hay
esperanzas
nosotras luchamos
cuando no las hay
aliento a las mujeres
a no bajar los
brazos
que la violencia no
nos someta al olvido
necesitamos
expresarnos
hacer oír nuestra
voz
somos responsables
de nuestro desarrollo
es hora de
involucrarse
hablemos de
derechos humanos
discutamos la
educación y la política
hagamos cada día de
este mundo
un lugar más sano
para vivir
Valiente
a
Pepe (José Eduardo Ojeda)
lleno de
proyectos y anhelos
un día te
secuestraron de este mundo
ambicionabas una patria mejor
una patria distinta
nos defendías pero te
sentenciaban:
“algo habrás hecho”
intentaron callar tus pensamientos
con fusiles y capuchas
que encubrían el
rostro de los cobardes
la bandera de tu lucha
es hoy mi bandera
quiero la verdad
quiero justicia!
Los poemas reunidos fueron editados por Gabriela Olive para esta publicación.
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