Singularidades del período refractario

11 Mar 2021
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Singularidades del período refractario

En su libro “La ciencia del sexo”, el divulgador científico Pere Estupinyà hace referencia al caso de un hombre que no experimentaba aquello que se conoce como “período refractario”. Es decir, ese estado luego del clímax sexual por el cual los varones –y las personas con pene- son fisiológicamente incapaces de tener otro orgasmo o de eyacular nuevamente. Período que puede durar desde minutos a horas y que tiende a alargarse con la edad. Muchas veces se manifiesta con el deseo de estar en reposo y descansar.
De modo que este afortunado, después de acabar podía “retirarse”, quitarse tranquilamente el preservativo, ponerse otro y continuar, hasta la siguiente eyaculación. Podía incluso repetir la jugada. Si tras eyacular no hacía nada, su pene volvía al estado normal, pero si quería podía mantener la erección sin problemas. De hecho, en ocasiones eyaculaba durante el coito y continuaba la penetración hasta que su pareja alcanzaba el orgasmo. Sobre este fenómeno no hay estadísticas ni está muy estudiado. Pero no es, al parecer, tan infrecuente.

Un estudio alemán

Uno de los pocos de estudios al respecto, fue publicado en 2001 y realizado por un grupo de investigadores alemanes liderados por el doctor Tillmann Krüger. Concientes de que en las situaciones de hiperprolactinemia se genera una pérdida significativa de deseo sexual, y que la prolactina es segregada a enormes cantidades luego del orgasmo, partieron de la hipótesis de que esta hormona podía ejercer un papel crucial en la regulación del período refractario.
El protagonista fue un joven de 25 años -sin período refractario- a quien le pidieron que se masturbara varias veces seguidas para analizar sus fluctuaciones de prolactina. El chico alemán necesitaba escasos tres minutos tras la masturbación para volver a tener una erección completa, y decía que no solía perder el apetito sexual. Por eso los científicos de la Universidad de Essen querían investigar qué era distinto en su organismo, y reclutaron a otros nueve voluntarios de su misma edad y condiciones físicas pero que reportaban una media de diecinueve minutos antes de poder tener una segunda erección. 
Con la ayuda de películas eróticas, los diez participantes tuvieron sexo solitario en diferentes intervalos de tiempo mientras se les iba midiendo de manera continua los niveles de prolactina en sangre. Los resultados fueron concluyentes: además de que el chico sin período refractario pudo hacerlo más veces (llegó a tener dos orgasmos con eyaculación separados sólo por dos minutos), sus niveles de prolactina en sangre no se vieron alterados. En cambio, en los otros voluntarios, los valores de prolactina subieron sustancialmente con el primer orgasmo, bajaron un poquito a los veinte minutos y volvieron a subir después del segundo. La conclusión de los investigadores fue que la segregación de la prolactina inducida por el orgasmo era uno de los mecanismos involucrados en el período refractario.

¿Y las mujeres?

Así como hay excepciones al período refractario en hombres y no se las ha investigado demasiado… su presencia en nosotras tampoco ha motivado mucho el interés en la comunidad científica. Desde luego que hay mujeres multiorgásmicas, cuya excitación luego del clímax disminuye apenas y que, si reciben el estímulo correcto y así lo quieren, pueden volver a tener otro orgasmo rápidamente. Pero también hay otras que, por el contrario, experimentan una incómoda hipersensibilidad en los genitales que las lleva a una suerte de período refractario de tiempo variable en el que no desean ser nuevamente estimuladas.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.