El apetito femenino

08 Ago 2020
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El apetito femenino

“Una mujer normalmente se satisface con cuatro o cinco orgasmos. Es decir, si una mujer recibe estimulación inmediatamente después de alcanzar el orgasmo, es muy probable que experimente varios orgasmos rápidos sucesivos. Esto no es una característica excepcional, sino por el contrario, la mayoría de las mujeres son capaces de logarlo”.

Estas fueron algunas de las polémicas declaraciones de William Masters y Virginia Johnson en su libro “Human sexual response” (“Respuesta sexual humana”), publicado en 1966.

En esta misma línea se sitúa Mary Jane Sherfey, psiquiatra y escritora feminista estadounidense: en su libro “The nature and evolution of female sexuality” (“Naturaleza y evolución de la sexualidad femenina”), publicado a principios de los 70, aseguró que por la forma en que se disponen sus órganos sexuales, es un error creer que las mujeres estarán satisfechas con un solo orgasmo. Es más: cuanto mayor cantidad de orgasmos experimenten, estos irán mejorando cualitativamente y, por supuesto, más orgasmos querrán alcanzar.

Argumentó que la sexualidad femenina era un “impulso insaciable” que había sido reprimido para mantener una sociedad agraria civilizada. Y que este era en parte el motivo por el que el conocimiento del clítoris había sido ignorado o prohibido por más de 300 años.

Una red erótica

Sherfey consideró que la capacidad de alcanzar el clímax iba más allá de la -sin duda extraordinaria- existencia del clítoris. Que el potencial para el placer de la mujer constituye una función de toda una estructura de la pelvis baja. La psiquiatra la describe como una “red erótica” formada por el clítoris, los labios mayores, el perineo, la porción exterior de la vagina, la región anal y el punto G. Todas estas estructuras están al servicio de cuatro o cinco grupos de venas y nervios que conforman un solo órgano con un gran sensibilidad, sin duda capaz de superar ampliamente al sencillo aparato -pene y testículos- donde se concentran las sensaciones orgásmicas masculinas.

Otros investigadores describieron este despliegue de los genitales femeninos como una “medialuna orgásmica” de tejido eréctil. La doctora Sherfey también aseguró que la red de conductos sanguíneos que le provee a la mujer su gran capacidad para la respuesta sexual se complejiza con el paso de los años… y hasta con los partos. Se inclinó por la idea de que, al revés de lo que diría Darwin -y de los prejuicios sociales- las mujeres estaríamos físicamente diseñadas para irnos perfeccionando en el sexo a medida que avanzan los años.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.