Posturas alternativas

26 Jul 2020
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Posturas alternativas

Es obvio que existen muchísimas maneras de hacer el amor. Son las llamadas “posturas sexuales”, descriptas en innumerables de libros, empezando por el Kamasutra y los antiguos textos chinos. Y aunque por lo general se practican unas pocas variantes (de hecho muchas personas, sólo una), las posibilidades son infinitas: su límite está dado por la imaginación… y el estado físico. 
En el libro “Tu sexo es tuyo”, la española Sylvia de Béjar, en referencia específica a las relaciones sexuales hombre-mujer (cisgénero), retoma extensamente el tema de las posturas, consignando alternativas al clásico “misionero” (hombre arriba). 

Ambos de costado

Son varias las “figuras” practicables al pensar en ambos de costado. Pero lo cierto es que, tanto si él se coloca detrás -la famosa “cuchara”- como si los amantes se ubican frente a frente, esta es la postura ideal para los que se sienten un poco cansados o para quienes, simplemente, quieren tomárselo con calma, ya que ninguno debe soportar el peso del otro ni el suyo propio. Al estar ambos tumbados, el ritmo suele ser más pausado, lo que favorece un coito largo.
Si están de frente, pueden mantener contacto visual, besarse y tocarse. También facilita el intercambio verbal y permite ver al otro alcanzar el clímax. Pero así no puede darse una penetración profunda, lo que, dependiendo el caso, puede resultar más o menos deseable.
Si la mujer está de espaldas, al hombre le resultará más fácil acariciarla para aumentar su placer y ella tendrá un mayor control de los movimientos. Del mismo modo, formando un ángulo de unos 90º, la mujer puede estimular los genitales de él.
Estas posturas son ideales para personas mayores y para parejas con grandes diferencias de altura o peso. La “cuchara” es recomendable para la última parte del embarazo.

Sentados y de pie

Las posturas de sentados también admiten muchas variaciones y son tan perfectas para un “rapidito” (apenas hace falta quitarse la ropa), como para tomarse su tiempo. Como siempre, si los amantes se colocan frente a frente pueden besarse, tocarse, mirarse a los ojos, hablar. La facilidad para la estimulación femenina –la haga él o ella misma- dependerá de si se miran o si la mujer da la espalda.
Al estar encima, lo habitual es que ella tenga que trabajar más (sobre todo si se está sobre una silla) y esto puede ser agotador e incluso provocar dolores musculares. Para evitarlo, de Béjar recomienda turnarse o sustituir y alternar el típico movimiento de vaivén arriba-abajo con un suave balanceo de la pelvis. Otra posibilidad es, por supuesto, cambiar de postura y, desde luego, practicar más ejercicio físico para ganar en fuerza y resistencia.
Hacerlo de pie también es ideal para uno rápido en casi cualquier lugar. Claramente no está al alcance de todos porque requiere agilidad y a veces fuerza: el sobrepeso y las grandes diferencias de estatura también lo hacen casi imposible. Aunque esto último puede suplirse con tacos altos, un banco, una escalera, unos libros.
De nuevo, la estimulación femenina se ve facilitada si ella le da la espalda al compañero. Y esta es, además, la variante más fácil de llevar a cabo. 
“Si lo quieren hacer al estilo Hollywood, es decir, con él cargándote, tu hombre deberá tener una gran fortaleza física, de manera que, salvo que sea muy corpulento, una buena idea es colocar tu espalda contra la pared”. Los problemas de fuerza desaparecen cuando se utiliza cualquier versión de la postura de pie en el agua.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.