05 Jul 2020
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La entrega

Distintas estadísticas lo revelan: más del 50% de las mujeres han probado el coito anal, aunque sólo aproximadamente el 10% lo practica de manera regular y placentera. Este tema es abordado, entre otros sexólogos, por León Roberto Gindin en su libro “La nueva sexualidad de la mujer”. Donde afirma que aquí radica una de las fantasías más frecuentes entre los varones heterosexuales. De hecho, con unas connotaciones simbólicas muy fuertes. Y es que penetrar a una mujer de esta manera involucra “algo más que conseguir una cavidad donde poner el pene”: para ellos, significa “entrega”.
Muchos hombres consideran una especie de triunfo el hecho de lograr que su compañera acceda a darse de esta manera –disfrutándolo, por supuesto-, lo cual es secreta o abiertamente vivido como una señal de dominación por parte de ellos. Algunos/as hasta lo sienten como la pérdida de una “segunda virginidad”, capaz de unir de un modo especial a los amantes. 
Los adeptos al sexo anal refieren que les ofrece sensaciones más placenteras, gracias a una mayor presión sobre el pene. Sin embargo, como afirma el doctor Gindin “esto es cierto sólo en el comienzo de la penetración, pues el esfínter aprieta más que el introito vaginal, pero luego, la ampolla rectal es mucho más amplia que la vagina y no permite mayor presión sobre el glande del pene”.

Lo que ellas dicen

La razón esgrimida por las mujeres para no involucrarse en esta actividad es que la encuentran incómoda o dolorosa. Pero desde luego que hay otras experiencias: las de aquellas que la practican regularmente y aseguran que les provee sensaciones tanto o más placenteras que el sexo vaginal. Aunque la condición para entregarse a estos goces es la de sentirse especialmente excitadas.
Existe mucha información disponible con recomendaciones y tips para los que quieren iniciarse en esta práctica. En cuanto a higiene, lubricación, uso de dilatadores, un buen “precalentamiento”, la preferencia –al principio- por posturas en las que la mujer tenga un mayor control y hasta un “paso a paso” para las/os principiantes, respetando al cuerpo y sus tiempos, estando incluso dispuestos a destinar varias sesiones, de ser necesario, a estos intentos. Al fin y al cabo… ¿qué apuro hay? 

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.