Problemas relativos

14 Sep 2019
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Problemas relativos

Desde un punto de vista biológico, la erección se produce al hincharse tres estructuras -los llamados “cilindros esponjosos”- ubicadas en el interior del pene. Esto ocurre por un aumento del riego sanguíneo en la zona genital, en respuesta a determinados estímulos o pensamientos que generan excitación. Al mismo tiempo, un mecanismo retiene temporalmente la sangre allí localizada. Se trata de una reacción refleja -es decir, no voluntaria- que puede verse alterada por diferentes factores.

Una disfunción eréctil se caracteriza por la imposibilidad de alcanzar o mantener una erección lo bastante firme como para poder llevar a cabo la penetración. Para mejorar en este sentido lo más recomendable es acudir a un especialista. Pero no todos los casos deben ser considerados como una dificultad acerca de la cual es necesario preocuparse. De hecho, con mucha frecuencia el pene no responde de la forma esperada y se trata de algo muy normal. ¿Por qué ocurre? Por causas muy variadas: un alto grado de estrés, una gripe, haber comido o bebido mucho, la ansiedad, entre muchas otras, pueden impedir la erección o su mantenimiento. 

Nunca se insistirá demasiado: episodios como estos figuran dentro de lo esperable y no hay que otorgarles importancia. Por el contrario, la actitud más saludable es desdramatizar el asunto y reaccionar con naturalidad.

Como es sabido, el pene no tiene huesos. Sin embargo -y aunque no es demasiado frecuente- puede “romperse”. Esto se produce cuando, estando en erección, se dobla de tal forma que el tejido que rodea los cuerpos cavernosos -la llamada túnica albugínea- se rompe. Algo que puede suceder, por ejemplo, a causa de un golpe contra el hueso púbico del partener. Las señales de que esto ha ocurrido son, desde luego, la pérdida de erección; pero también una suerte de crujido, dolor, hematoma en la zona y, si la uretra ha sido dañada, sangrado por el meato urinario. Un episodio muy desagradable pero que tiene solución, aunque es necesario acudir lo antes posible al hospital.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.