Sushi a la carta
En la película “Sex and the city”, del año 2008 –basada en la exitosa serie del mismo nombre- aparece una escena donde Samantha, la sexoadicta del grupo, le prepara a su pareja una sorpresa para festejar San Valentín: después de cocinar con empeño, se acuesta desnuda sobre la mesa y ofrece su cuerpo como una gran bandeja donde coloca estratégicamente piezas de sushi. La performance termina resultando un fiasco: el agasajado se retrasa demasiado y Samantha, indignada, acaba por comerse los nigiris y sashimis. ¡Ella no es mujer para esperar al hombre en la casa, por más que se trate del superatractivo Smith Jerrod y de una mansión en Malibú!
¿Arte culinario?
Aunque suene a una marca
registrada de Samantha, el llamado “body sushi” se originó hace siglos en
Japón, adornando el cuerpo de hermosas geishas. Aterrizó en Occidente a
principios del siglo pasado, cuando empezó a practicarse en lugares muy exclusivos
de Europa y Estados Unidos (actualmente en nuestro país también existen
restaurantes y empresas de catering que ofrecen este servicio).
Para algunos se trata
simplemente de una variante más de la sitofilia (el fetichismo sexual que
mezcla erotismo con comida). Otros lo califican como un verdadero arte
culinario, orientado a un público que busca alternativas diferentes para las
fiestas y celebraciones. Y un tercer grupo repudia esta costumbre, por considerarla
deshumanizadora y degradante, al reducir a seres humanos a la categoría de
objetos (de hecho en algunos lugares, como en China, su práctica es ilegal).
Sin embargo, los defensores del nyotaimori o nantaimori -su nombre japonés, según la presentación sea sobre el cuerpo de una mujer o de un hombre- aseguran que se trata de una propuesta positiva y responsable: sus modelos son tratados con respeto y cuidado, y los comensales tienen prohibido establecer contacto físico con ellos.
El protocolo
Convertirse en una bandeja
viviente requiere preparación: depilación completa, un baño profundo con un
jabón especial, que no deje fragancia (y con agua casi helada, para bajar la
temperatura corporal y mantener un poco la cadena de frío) y la disposición
física y mental para permanecer inmóvil, en estas condiciones, durante un par
de horas… mientras la gente se acerca a tomar sus bocados con los palitos. A
modo de precaución sanitaria, se suele colocar una capa de plástico u hojas
verdes entre el cuerpo y la comida.