07 Abr 2018
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Sexting

El avance de la tecnología en nuestras vidas ha llevado, de manera progresiva e irreversible, a que gran parte de nuestra comunicación se haga mediante mails, mensajes, comentarios y “likes” en las redes sociales. Tanto que si una persona se niega a pertenecer a estos espacios queda afuera de muchas cosas, social y afectivamente hablando (...y se libera al mismo tiempo de constantes interrupciones, por supuesto).

No es extraño entonces que el sexo -que es también una forma de comunicación- haya encontrado en estos canales una vía de expresión. Aquí se inscribe el llamado “sexting”, bastante popular entre los adolescentes pero también entre adultos.

El anglicismo proviene de la contracción de las palabras “sex” y “texting” (en inglés, “sexo” y “mandar mensajes de texto” respectivamente) y se refiere a enviar y/o recibir contenido sexual sugestivo o explícito, mediante mensajes escritos, audios, fotos o videos.

Ventajas y peligros

El sexting puede formar parte de los juegos de seducción en una pareja, al ser un medio para expresar y explorar fantasías y conocerse mejor. Es, por supuesto, una alternativa muy eficaz para alimentar el deseo de modo que, llegado el momento del encuentro, estén bien precalentados los motores. De hecho, hace un par de años una encuesta realizada por la Universidad Drexler a casi 900 adultos reveló que las personas que “sexteaban” con mayor regularidad mostraban índices de satisfacción sexual más elevados, particularmente cuando se trataba de parejas estables y comprometidas.

Sin embargo, el sexting tiene sus peligros. Y es que, como advierten los expertos, una vez que enviamos una imagen u otro tipo de contenido a través de Internet, este queda para siempre en algún lugar del infinito ciberespacio; la realidad es que no podremos nunca eliminarlo del todo. Por otra parte, al hacerlo perdemos el control sobre ese material: como es sabido, son muchos los que, al recibir estas “muestras de afecto”, se ven tentados a compartirlas con otros, sobre todo cuando se trata de vínculos sin compromiso (sumado a que a menudo ocurren robos o pérdidas de celulares y computadoras).

Por todo esto lo recomendable es pensar dos veces antes de pulsar la tecla “enviar”. ¿Realmente confío en esta persona? Muchos disgustos pueden evitarse con hacerse esta pregunta.

Más allá de las historias de aquellos “famosos”, cuyas fotos o videos íntimos salen cada tanto a la luz -algunas de las cuales se sospecha son burdas estrategias para recibir la atención de los medios- existen otras en verdad dramáticas, protagonizadas por adolescentes ingenuas/os que debieron lidiar con consecuencias muy traumáticas luego de exponerse a través del sexting.

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Psicóloga, sexóloga clínica y colaboradora de LA GACETA desde hace más de 10 años.