El informe Hunt
En el año 1974 se publicó “Sexual Behavior in the 1970s” (“Conducta sexual en los setenta”), una investigación dirigida a actualizar los datos que el informe Kinsey había revelado casi treinta años antes. La Fundación Playboy encargó este trabajo al psicólogo y divulgador científico Morton Magill Hunt con el objetivo de utilizar los resultados para promover la educación sexual.
Se utilizaron cuestionarios de más de 1000 preguntas
–diferentes en función del sexo y el estado civil- aplicados a una muestra de 982
varones y 1044 mujeres, pertenecientes a 24 ciudades de Estados Unidos. La
selección se hizo al azar, tomada de las guías telefónicas. Un 90% de los
encuestados eran blancos y un 10% negros; casi las tres cuartas partes estaban
casados; el cuarto restante, solteros y sólo un pequeño porcentaje eran
divorciados que no habían vuelto a formar pareja.
Las preguntas abarcaban un amplio espectro de indagación: antecedentes, influencias religiosas, educación sexual, actitudes hacia el sexo, prácticas, modalidades e historias sexuales. Las conclusiones se dieron a conocer primero en forma de entregas mensuales para la revista Playboy.
Algunos resultados
En cierto modo la encuesta volvió a confirmar
los hallazgos de Kinsey: el comportamiento sexual de las personas es mucho más
variado de lo que sugieren las creencias imperantes en el contexto social y
cultural.
En general, los resultados arrojaron un cambio
hacia actitudes y comportamientos sexuales más hedonistas respecto de décadas
atrás, tanto en varones como en mujeres: mayor variedad en las posturas sexuales,
más aceptación de las prácticas de sexo oral y anal -anteriormente anatemizada-
y un aumento en las conductas masturbatorias.
El sexo prematrimonial, según pudo comprobar
Hunt, ocurría más temprano y con mayor frecuencia. Y las parejas casadas tenían
relaciones sexuales a tasas más altas y creativas. Incluso las personas
divorciadas revelaron ser más propensas a tener sexo que en generaciones
anteriores.
Fue a partir de este estudio donde se observó, por primera vez, la aparición de un ideal cultural que promovía que el coito se prolongara más de lo habitual hasta entonces para “complacer mejor a la mujer”. La investigación mostró asimismo un aumento en los orgasmos femeninos y en las relaciones extramatrimoniales.
Críticas
El informe Hunt no estuvo exento de críticas:
limitaciones y sesgos del muestreo, un cuestionario menos completo que las
entrevistas de Kinsey y el hecho de que no fuera realizado por científicos
sociales entrenados, propiciaron los principales factores de la controversia.
Además, las preguntas se entregaban después de una discusión en grupo sobre
sexualidad, lo cual hacía dudar respecto de si las respuestas de los
participantes no habrían estado condicionadas.
De cualquier manera, el hecho es que la
investigación tuvo el valor de testimoniar los cambios en el comportamiento
sexual de los estadounidenses durante una época de revolución sexual y
liberación femenina.