Iván, el caballero de la noche. Segunda parte: "El Salón de París"




El batimovil
EL SALON DE PARIS
Los profesores de francés nos
topamos con el salón de Paris hasta en la sopa. O porque fue un hijo de la Academia de Beaux
Arts, creada esta por el ministro real Mazarin, o porque sus cánones marcaron
el pulso al arte durante al menos 200 años. O curiosamente, porque el Salón de
Paris montó al podio de la popularidad por los artistas que no supo ver y que
sus críticos fulminaron: Monet, Picasso…. Y de repente uno se entera que en el
propio terruño de uno, un artista merece aquel Parnaso, lugar donde los héroes
clásicos se volvían inmortales, al ganar en el Salón de Paris en dos ocasiones,
en el Louvre de Paris como desde su creación en 1725…Silencio reverencial y
muchos puntos suspensivos aquí.
¿Cómo llegaste Salón del Paris?
Me había presentado a la convocatoria pero era muy difícil,
se presentan artistas de todo el mundo.
Hace un tiempo, apoyado por mi mujer, yo había dejado de
trabajar en la publicidad, “vos tenes que hacer un salto de fe” me había dicho
Elina. Y hablando de fe, un día de esos
días el artista se encontró con una especie de nigromante, de esos venidos del
mundo antiguo que el tanto ama, quien le vaticinó viajes y maravillas. Me dijo que en 15 días mi vida cambiaría,
que ganaría un premio, que tendría casa propia y más trabajo y yo le creí.
Creer o reventar. Nosotros
con Elina alquilábamos un departamento sin chances de comprar algo. Entonces llamaron
los padres de mi mujer para decirnos que nos daban la casa que tenían en el Abasto. En ese momento empezaron a
lloverme encargos y yo pintaba y pintaba y por semana le pagaba al albañil que
había contratado para hacer la casa habitable. Cuando terminé con el último
pago me entero lo del Salón de París. ¡Pero yo no tenía un peso!!
Y ahí llegaron las buenas letras a
darle una mano: Jorge Figueroa, el crítico de arte escribió una nota en La Gaceta sobre su candidatura al
premio del salón.
Sincronicidad según Carl Gustav
Jung es aquel principio que rige las condiciones acausales. Yo en cambio
prefiero pensar en el destino de los héroes.
Me dice Elina “¿cuánta plata tenes en el bolsillo?” 80
pesos, “¿Vamos a tomar un helado a Tello? Y fuimos a Tello y estando ahí se
acerca un señor y me dice que había leído el artículo de Jorge Figueroa (como
un mensaje de naufrago en una botella) y que si no me ofendía quería al menos
ayudarme con 50 euros y esos 50 euros fueron el comienzo de todo.
50 euros. 50 euros.50euros. 50
euros. 50 euros.50euros. 50 euros. 50 euros.50euros. Solo dos cifras para abrir
las aguas del Mar Rojo.
A partir de allí empezaron a llegar ayudas de todos lados.
De gentes humildes que ayudaban con lo que podían. Era conmovedor. Yo tenía la certeza de que iría y por eso fui
a ver a mi asistente Alejandro Esser para convencerlo de venir conmigo.¿Esser
se escribe con una s o con dos? Pregunta
esta cronista.
Casi como las ollas Essen, con dos S. Tal vez porque ahí se
cocina algo. Me dice y nos reímos de la
ocurrencia.
Vamos a Francia. Vos te venis conmigo, le dije a Alejandro.
Lógico. No hay héroe de historieta
ni de Epopeya ni de novela de aventuras que no vaya acompañado de su escudero:
Batman y Robin, El Quijote y Sancho, Gilmagesh y Endiku, Nippur y Ur-el De
Elam. Y ahí estaban luchando contra los molinos de vientos que en realidad si
eran gigantes.
Lo cierto es que llegada la fecha
lo único que faltaba era una firma del Gobierno Provincial para comprar los
pasajes.
Era diciembre del 2015 y todo estaba confuso ya que estábamos
en plena transición de Gobierno, lo cierto es que yo viajaba el lunes y cuando
voy el viernes a buscar la plata para los pasajes, el gobernador estaba de
viaje y me fui con las manos vacías pero con la convicción de que iría. Iba
caminando y paso por el Café Bernasconi donde tengo amigos y me encuentro con
Luis María Bernasconi a quien le cuento mi situación. El saca su tarjeta de
crédito y me dice. Usala! Y nunca quiso que le devolviese la plata. Luego vino
la firma y con esa partida pague cuestiones ligadas a la muestra.
Entonces después de muchas peripecias
en el camino combatiendo contra los galeotes, encantadores y moros, nuestros Quijote y Sancho se encuentran camino a Paris.
Rocky Balboa, Cortázar, Aznavour y
Hemingway
Para Carl Jung, hay diferentes
arquetipos que rigen nuestras vidas y configuran el inconsciente colectivo. El
del héroe por caso, es una figura de poder que se caracteriza por luchar contra
las sombras.
Algunos dicen que los arquetipos
no sirven. Algunos dicen que hay que buscar la propia imagen. Algunos dicen que
modelos inspiracionales rigiendo
nuestras vidas nos hacen infantiles …algunos dicen, algunos dicen, algunos
dicen…Lo cierto es que Iván Pablo Ríos se aferró a los suyos con uñas y dientes
para los duros combates que aún le esperaban.
Ahora vuelve el niño del paseo con
su niñera, atraviesan el taller y desaparecen por una puerta hacia el fondo. El
relato epopéyico sigue.
Dejemos por un momento el mundo antiguo y la literatura caballeresca envueltos
en su manto de gloria para buscar auxilio en un héroe más contemporáneo: Robert
“Rocky” Balboa que no es otro que un héroe clásico versión technicolor. Ríos lo
nombra una y otra vez: eso era más
difícil que ganarle a Apollo Creed, dice por ejemplo en un tramo de la
charla.
Lo cierto es que fue “el semental
italiano” él que lo sacó de los malos
lances esta vez.
Fue llegar a Buenos Aires, y por una compañera de la
escuela que estaba en el gobierno anterior me facilitaron los trámites para
sacar la obra, y nos prestaron un departamento para pecnotar esa noche y hasta
nos llevaron a Ezeiza. Todo en nombre del
General.
Claro que los enredos no terminaron ahí: faltaba una parte
del trámite para sacar la obra y me anunciaron que era algo de 72 horas pero
recordé a Rocky. La gente no creía que pudiese ganar pero ganó. “Si sabes lo que
vales, ve y consigue lo que mereces, pero tendrás que aguantar los golpes”.
El que dice estas palabras es Rocky, el que las encarna, Iván.
¿Sabe de dónde queda Tucumán? Sabe lo que es para un
tucumano ser seleccionado en el salón de Paris? Interpeló con la actitud del resiliente. A la empleada
programada se le evaporaron las aplicaciones de la mente y reaccionó. Espere que haga una llamada, entendiendo
su rol en la trama de este “last minute rescue”. ¡Vayan! ¡Vayan!¡ vayan! Arengaba la ahora redentora. Un cuadro
salido de una peli de Holywood donde el muchacho corre a la chica al avión a
punto de partir. Salvo, por supuesto, que con algunas variaciones en el
argumento.
Llegamos con Alejandro corriendo y todos los pasajeros y la
tripulación nos esperaban para el despegue.
Cada paso era una lección nueva. Dice Iván reflexivo.
Lo que no sabía el artista y su escudero
es que la contienda más dura no había llegado. El verdadero ring los esperaba
en París.
Llegamos a Francia bajo amenaza de bomba y con un frío
cruel. El tubo con el cuadro no llegaba. Nos tomamos un tren, no sabíamos hacia
donde y etc.etc.etc.
“¿Sabes? Mucha gente viene a Dallas para perder. Yo no”. De nuevo Rocky para asistirlos. Iván tampoco iba
dispuesto a perder en París. El derrotero que siguió no tiene nombre. Problemas
de alojamiento, escasez de fondos, inconvenientes para enmarcar la obra,
temperaturas de nieve, casi-desconocimiento del idioma. Iván versus Mundo
Cruel: ahí estaba Rocky, tirando cross y uppercut a la mandíbula de las
dificultades.
Hubo, finalmente, un día en que había que presentarse en el
Carroussel del Louvre para entregar la obra. Con Alejandro llegamos mojados por
la lluvia y vestidos informalmente. Yo con una gorrita de lana en la cabeza y
el cuadro envuelto en una bolsa negra de consorcio que habíamos comprado en
Buenos Aires. Mientras tanto, veíamos llegar a los otros expositores con traje
y sus obras en cajas termoselladas. Nos sentimos chiquititos.
Hasta que alguien pronunció dos
palabras mágicas: ¡Monsieur Ríos,¡
Monsieur Ríos! Dos palabras bastaron para descongelar los glaciares de sus
corazones contraídos. Era la comisario del Salón que vino a mi
encuentro. “Es un honor que haya cruzado el mar para llegar hasta aquí”, me
dijo. Me había googleado para conocer mi cara y poder recibirme y sentí respeto.
Mucho respeto. En Francia al artista se lo respeta como a un jugador de boca.
Y ahora sí, una vez entregado el cuadro
se trataba de dejarse engullir por el laberinto de Paris mientras se esperaba
el anuncio de los premios, el 17 de diciembre.
“El miedo es como el fuego, si lo controlas, te dará calor, y te mantendrá
vivo, pero si controla a ti, te quemará y te destruirá”. Más Rocky.
Las dificultades se siguieron
multiplicando como hongos bajo la lluvia pertinaz de París y a la par, la
resistencia al miedo. Salimos de ahí y
fue buscar un nuevo alojamiento a bajo precio. CITÉ U, para los amigos, o
Cité Universitaire si prefiere, fue el nido que los acogió en París por el
resto de los días mientras llegaba el veredicto del jurado y eso aún cuando
conseguir una habitación en el momento es tarea imposible pero si, si. Ríos la consiguió.
100% actitud le dicen. Esto es para
machos, esto va a ser una leyenda, acá algo va a pasar, las frases no son
del campeón Balboa, sino los mantras que se repetía el otro peso pesado: Iván Pablo Ríos.
En los días que siguieron Iván -
perro- de- la- calle- bohemio- en -la -ciudad paseó junto a Alejandro, su
asistente-amigo- compañero-infatigable errando por ese París caledoiscopico que
por momentos se volvía el Rayuela de Cortazar “ dejándose llevar por los signos de la noche, acatando itinerarios
nacidos de una frase de un cloclard, de una bohardilla iluminada en el fondo de
una calle negra” o el de
Hemingway en que “éramos tan pobres y tan
felices” y ¿Por qué no? el de La bohème
de Charles Aznavour. Comíamos una vez por
día, cuenta Iván. Nosotros estábamos
ahí y estábamos convencidos. Conocíamos
gente increíble cada día. Paris era
una fiesta.
Y llegó el día: el 17 de diciembre
después de tantos sinsabores felices anunciaron el ganador. Suena de fondo en
mi cabeza la canción de Rocky: It’s the
eye of the tiger/it’s the thrill of the fight/ risin’up to the challenge of our
rival/and the last known survivor stalks his prey in the night/
Listos para el último round
nuestros héroes actuales partieron al
Carroussel del Louvre, con la fe a flor de piel y una actitud capaz de vencer a
un ejército de señoritas de Avignon y pulverizar de un soplo a todos los Nenúfares
del estanque de Monet.
Entramos por la Pirámide justo antes del cierre y cuando
fui a ver la obra no había ninguna chapita correspondiente a ningún premio y
entonces me dijo Alejandro que iba a unos de los shops un chip para el celular
para comunicarse con su casa. Yo lo iba a acompañar pero decidí volver para
sacar una foto.
En todas estas sagas de héroes-que-vencen-todas-las-dificultades-,
llamase Moisés guiando al pueblo judío por el desierto, Job en la pulseada
entre Yahvé y Satán o Superman y su propia crisis de fe, siempre hay un momento
crucial en que el hombre flaquea, se revela
contra su destino e interpela a su dios, enojado.
No sé porque después de la foto a una de las obras decidí
volver a ver mi cuadro. Ya lo había visto y no había nada pero transité esos 20
metros que me separaban de mi obra diciéndole a Dios: ¡me hiciste venir aquí, pasé
hambre y frío! No me puedo ir con las
manos vacías.
Cuando llego frente a mi obra había una chapita de bronce
reluciente donde recién no había y decía así: Chanchuli et les étoiles. Médaille en Bronze. Salon de Beaux Arts.
Paris. 2015.
¡A
brillar mi amor!
En Rocky II, y luego de haber sido
derrotado por poco por Apollo Creed en la primera contienda, el “semental
italiano” logra derribarlo en el decimoquinto asalto por knock out en el
Philadelphia Stadium.
¿Que sentiste?
Me sentí como Rocky. Como si una lluvia tibia de aceite
cayera sobre mi cuerpo y pensé en tanta gente tanta que se habían sacrificado
para que yo estuviese ahí, mi mujer, mis hijos, mis amigos y mucha gente que
apenas conocí pero que me ayudaron, dice y ahora me muestra fotos de la obra
ganadora.
Un colectivo rojo que flota en un universo verde y esta unido por un
hilo a un robot. Las picardías lúdicas-reflexivas de Ríos doblegaron el
espíritu tan cartesiano de los franceses.
¿En quién pensabas cuando la ideaste?
En mi amigo Chanchuli, Fabián Gramajo. Yo he sido de pocos
amigos hasta pasados los 20 años pero hoy siento que tengo los mejores amigos.
Amigos de hierro, amigos que son capaces de gastar los últimos pesos que tienen
en el bolsillo para tomarse un colectivo y venir a ayudarme a colgar mi obra.
Amigos que han ofrecido su casa para mis muestras. Yo tengo amigos de hierro.
¿Y como sigue la cosa?
Ahora estoy terminando la Carrera de Arte que tuve que
dejar por circunstancias del momento y pintó. Y el 7 de Diciembre me voy
nuevamente a París, donde fui nuevamente pre-seleccionado y donde mi asistente
Alejandro ha sido convocado como jurado.
“Tienes derecho a escuchar a tu destino, nadie tiene el
derecho de decir que no después que te ganaste el derecho de ser lo que quieres
ser, y hacer lo que quieres hacer” Rocky,
obvio.
Batman, el caballero de la noche
¿Y ahora que personaje sos?
Batman, el caballero de la noche. Me dice y estalla en risa. Compré una Estanciera de 1958 y
con mi mujer salimos algunas noches a
rondar.
¿Para preservar a ciudad gótica
del malvado guasón o del siniestro acertijo? ¿Tal vez salen a neutralizar el
mal de villanos como el Dos caras, El señor de las ratas o el pingüino? Nada de
eso.
Vamos sobre todo a visitar amigos que están solos o
enfermos y los visitamos.
¿Lacan era que el sostenía que los
nombres nos determinan? Si es así. Iván, fue configurado por la temeridad de su
nombre, y por su apellido Ríos, como una fuente de vida. Iván el terrible,
Iván, inasible como el agua.
Vuelve el hada buena, Elina a
despedirse. Que, ¡qué gusto conocerte!,
que ¡espero verte de nuevo!, que ¡gracias por el tiempo!, que ¡chau!. Y me voy.
De vuelta pienso en ese niño, que
dibuja naves sobre la arcilla de ese charquito del fondo de su casa, y que ahora,
devenido en adulto vislumbra en el espejo del agua las construcciones de su
vida: ciudadelas, y puentes, castillos y fosos, casas, torres, jardines y
parques y descubre que la ciudad que izó tiene el perfil de su cara.
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