Prudencia mortal

05 Nov 2017
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Prudencia Mortal

Hoy estoy debatiendo (me) sobre las ¿polaridades?. Entre las reglas, los métodos, las técnicas, los hechos y el pensamiento-sentimiento mágico, místico, ¿metafísico? 

El encuentro con otros seres humanos implica y me implica multifacéticamente, completamente, absolutamente. El término "distancia terapéutica" me provoca sospechas. Es sospechoso y a veces técnicamente correcto y a veces prácticamente necesario. Mejor tenerlo y mejor soltarlo. Hoy prefiero no hablar de él. 

Creo que era Aristóteles el que hablaba del punto medio. Decía algo así como: "Entre lo temerario y lo temeroso está lo valiente" Y a eso le llamó prudencia. Cuando intervengo en una situación de conflicto debato (me) entre el camino que "debo" seguir y el que siento visceralmente que estoy llamado a seguir. Ahora últimamente creo que más que una elección que hago es una elección que me hace, me arrebata y me "salgo" de todo... Sé que si me dejo llevar aparezco en la tierra de la "magia temeraria" donde el fanatismo a la interpretación mata a los hechos. Nada sucede. Nada existe. Son sólo mis proyecciones. La tierra del: "¿Te han golpeado? ¡Fíjate sólo en tí!" En esta tierra, como en las vacaciones, nos podemos divertir y aprender mucho, aunque es bueno volver...   

¡Mira hacia allá. Mira las reglas, las normas y a las cosas miedosas. Mira al otro lado. A los magos desaterrizados, incorregibles y temerarios! ¿Polaridades?

Hoy no necesitamos prudencia. No de esa débil, frágil y miedosa. Me revela ver como una comunidad eductativa (cientos) espera estratégicamente a que la mayoría acepte alguna herramienta novedosa antes de incorporarla, para luego autodenominarse "de punta" ¡Mentira y miedo! El riesgo de perder la matrícula es demasiado como para dar rienda suleta a la creatividad.

Me dijeron, no sé si será cierto, que en los Estados Unidos un docente tiene prohibido darle la mano a un estudiante. No puede tocarlo. ¡Prudencia mortal!

¿Cuántas organizaciones están esperando que otros se animen? ¿Cuántos de nosotros...? ¡Miedo! Esa es la prudencia que rechazo. Es una prudencia exagerada. Aquí no hay prudentes, hay miedosos. ¿Acaso hemos dejado de creer en nosotros?

Ahora me llama conectarme con el contexto. ¿Qué necesita el contexto, las personas, el grupo y yo? Siempre hace falta la prudencia. Pero a veces la prudencia es uno de los límites y una de las ¿polaridades?. Hay veces que es necesario temer, temer mucho y no hacer nada porque esa prudencia del miedo y del "congelamiento" es lo mejor para todos. Lo grave es que a veces se hace hábito.

Por ahí es buena la prudencia temeraria, de avance, de quiebre, disruptiva, creadora de vida. Esta "prudencia" es más prudente cuando sabe cuándo detenerse. Raras veces la veo en ámbitos institucionales, burocráticos, educativos, políticos, etc. Imagino que aunque no la veamos siempre está...

Ahora me llama, cada vez más conectarme con el contexto, sentirlo y preguntarle: ¿Qué necesitas? Y esperar su respuesta y luego estar dispuesto a todo por todos. Es la única manera de servir de verdad a la Vida y salir de la prudencia mortal.

Me despido con Luis Espinal:

"Hay un límite imperceptible entre prudencia y cobardía

Llamamos prudencia a la seguridad y a la flojera.

Llamamos prudencia al no comprometerse, al no arriesgar nada personal

Creemos que con la edad aumenta la prudencia, sin pensar que también aumenta el conformismo.

Todos nos hablan de prudencia, Señor, pero de una prudencia que no es tuya, que en vano buscamos en tu evangelio.

Jesucristo, te damos gracias por que tú no fuiste prudente, ni diplomático;

Por que no callaste para escapar de la cruz;

Por que fustigaste a los poderosos sabiendo que te jugabas la vida.

Los que te mataron estos fueron los prudentes.

No nos dejes ser tan prudentes que queramos contentar a todos

Tu palabra es hiriente como espada de dos filos

Además de las bienaventuranzas, también pronunciaste las maldiciones; es un texto subversivo.

No queremos una prudencia que nos lleve a la omisión. Y nos haga imposible la cárcel. La terrible prudencia de acallar los gritos de los hambrientos y los oprimidos.

Danos sinceridad, para no llamar prudencia a la cobardía, al conformismo, a la comodidad.

No es de prudentes el ser cristianos Y el seguir a Cristo. No es prudente “vender lo que se tiene y darlos a los pobres”.

Es imprudente entregar la vida por Dios, y por los hermanos.

Que cuando sintamos la tentación de la prudencia, recordemos que tu “has escogido la debilidad del mundo para derrotar a los fuertes, y a los estùpidos para confundir a los sabios.

Porque la prudencia del mundo es enemiga de Dios"

¡Hasta la próxima!

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