48: Muerto que habla
En el cómic
nacional hay muy pocos súper héroes. Les cuesta sumergirse en nuestro pesimismo
y no logran hacernos creer que alguien pueda volar por entre esos edificios
que nos son tan conocidos. A la larga, nos conformamos con personajes urbanos,
más reales. Esos que sufren los golpes y
que pueden morir, como Daredevil o Green Arrow. Personajes con poderes limitados. Segundo
Moyano es fanático del género, pero es consciente de esto y lo refleja en sus
obras. Gracias a esto podemos disfrutar de personajes como 48: Muerto que
habla.
En Ciudad sin perdón nos enteramos por medio de flashbacks de la historia de 48
y por qué el personaje tiene ese nombre. Son momentos duros y con una carga
dramática muy bien ilustrados por Jorge Endrizzi. Sin embargo, verdadera fuerza de Ciudad sin perdón recae
en los detectives que van sumergiéndose cada vez más en ese mundo corrupto y
cínico que creó Moyano. Mientras investigan los casos ligados a 48, quién o qué es. El
dinamismo de estas viñetas deja en claro que hay una influencia muy fuerte de
esos policiales de los 80 de la escuela de Arma mortal, en los que no faltaban
persecuciones, violencia y por supuesto, cierta cuota de humor. El único
problema evidente que tiene la obra es que se estira demasiado en las últimas
páginas y no termina por resolver esos hilos que fue construyendo en páginas
anteriores.
Las principales influencias de Segundo Moyano se hacen palpables en el guión.
Esos kilómetros de viñetas que presume haber leído, en especial material de
Editorial Columba, están reflejados en su narrativa y en especial en los
diálogos. Es un discípulo de Robin Wood y Ricardo Ferrari. Son diálogos con un
humor cínico, en donde los personajes sacan a relucir su elocuencia y salidas
con chistes mundanos. Segundo habla así, y refleja ese humor en sus personajes.
“Por ahí peco de que todos mis personajes se hacen los ingeniosos para
contestar, pero la verdad me gusta eso: El ida y vuelta” explica el autor.
Algunas veces caen en la nostalgia y hay un gusto a Ray Collins. En esa mezcla,
el estilo de Moyano aparece y logra una voz mucho mayor que en Villanos del
sur. Otro elemento que se deja ver en la construcción de personajes es el del tipo
con calle, que sin llegar a ser sabio, se convierte en consejero. “Lo del sabio
viene de Robin Wood, creo” explica Moyano “Siempre había uno que tiraba
verdades o consejos”
En cuanto al
dibujo, este autor tiene un estilo muy dinámico y personal, que por más que le
duela, se aleja de ese genio incomprendido del cómic que es Rob Liefeld. Además, hay una serie de pin ups en los que autores de la talla de Manuel Loza y Rubén Meriggi hicieron sus versiones del famoso 48.
Ciudad sin perdón es una historia de origen, dinámica, con muchas influencias
de Columba y del cine de acción de los 80. Es una muestra de lo que el cómic
local tiene para ofrecer.