El sol sorprendió a los jóvenes en fiestas privadas

El sol sorprendió a los jóvenes en fiestas privadas

Miles de personas pasaron la noche recorriendo las calles de la capital y de Yerba Buena, en busca de un lugar donde celebrar el Año Nuevo.

A DORMIR. Los jóvenes abandonan la casa de El Corte, tras la fiesta.   LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO A DORMIR. Los jóvenes abandonan la casa de El Corte, tras la fiesta. LA GACETA / JORGE OLMOS SGROSSO
02 Enero 2008
Las calles estaban repletas de jóvenes que caminaban siguiendo el rastro de la música electrónica que sonaba a lo lejos. Miles de personas abandonaron sus hogares después del brindis en la madrugada de ayer en busca de un lugar donde celebrar el Año Nuevo. Al menos siete fiestas privadas -repartidas entre la capital y Yerba Buena- fueron el destino de muchos de ellos.
Las dos más concurridos se realizaron en Yerba Buena y fueron clausuradas por el IPLA. En Andrés Villá al 400 al menos 400 personas bailaron hasta cerca de las 7. En una casa se había organizado una fiesta bautizada "Happy Crazy & Chic New Year". La música electrónica comenzó a sonar alrededor de las 3.30 y para entrar había que pagar entre $ 10 y $ 15. En el interior se vendía todo tipo de bebidas alcohólicas.
En los alrededores de la vivienda también había muchísima gente. Desde la avenida Aconquija se podía ver la multitud y eso funcionaba como un imán para quienes se movilizaban en una constante búsqueda de fiestas.

Por encima del alambrado
Virginia, una joven de 21 años intentó encontrarle una explicación a la gran convocatoria. "En Navidad hubo más fiestas. Hoy (por ayer) nadie se enteró de ninguna otra y por eso todo el mundo se vino para acá", comentó.
El ingreso a la casa fue caótico durante casi toda la noche, porque la gente debía entrar y salir por la misma puerta. Por esa razón, algunos buscaron otra manera de acceder. "Como a las 3 nos trepamos por los alambrados y nos colamos, pero nos descubrieron y nos sacaron. Después pudimos pasar de nuevo, pero no daba para pagar $7 por la cerveza", relató José Luis Colombres.
Alrededor de las 7 la diversión terminó. Los inspectores del IPLA, acompañados por 30 policías clausuraron la fiesta. "Esto era un cumpleaños, una fiesta privada. Terminó en un desastre", protestó Maxi, el disc jockey. "Esto era una fiesta familiar y hubo una irrupción ilegal de la policía sin orden de allanamiento", agregó Miguel Cipriani. Los inspectores secuestraron los equipos de sonido. Sin embargo, les costó trabajo, porque varios jóvenes se tiraron encima de los parlantes para evitar que se los llevaran. De todos modos, unos minutos después, concretaron el secuestro.

De un lugar a otro
Luego de la clausura, muchas de las personas que habían estado en la fiesta de Andrés Villá al 400 partieron hacia otra, en El Corte. En una enorme casa que se encuentra a una cuadra de la comisaría de esa zona de Yerba Buena se organizó un baile que comenzó poco después de las 12 y al que concurrieron cerca de 500 personas. Para entrar, los hombres debían pagar $ 20 y las mujeres, $ 15. Lo curioso fue que, a pesar de la cercanía con la seccional policial, la fiesta recién se clausuró a las 8, cuando llegaron los inspectores del IPLA tras la denuncia de una vecina. "No pudimos dormir en toda la noche. Esta fue una fiesta clandestina y vamos a iniciar acciones legales. Esta no es la primera vez que hacen fiestas acá", se quejaron Jorge y Graciela Ponds, los denunciantes.
Cuando llegaron los inspectores del IPLA, uno de los organizadores, Tomás Bugeau, había decidido cerrar las puertas e impedir que continúen entrando personas. Sin embargo, era tan grande la cantidad de jovenes que había en el interior, que vaciar la casa llevó más de media hora. Y se produjeron forcejeos entre los inspectores y varios jóvenes que se negaban a retirarse. Un grupo de personas apedreó la camioneta del IPLA y le rompieron el parabrisas.
En el centro también se realizó una fiesta que convocó a muchos jóvenes. En una pensión de barrio sur, el rock nacional invitó a muchos jóvenes a bailar. Los inspectores del IPLA no clausuraron la fiesta, pero sí labraron un acta.
La titular de ese organismo, Alejandra Risso Patrón, explicó que, además de las dos fiestas en Yerba Buena, clausuraron un local de Aconquija al 1.500 y otro de Monteros porque no cerraron a las 4. También suspendieron dos fiestas más chicas en la capital, en Maipú al 1.700 y en Muñecas al 600. "Estos festejos fueron distintos a los de Navidad porque hubo menos fiestas y la gente prefirió quedarse en sus casas. Además, las celebraciones fueron menos multitudinarios", comentó Risso Patrón.

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